lunes, diciembre 24, 2007

QUERIDOS POLLOS (DE BRESS)

-UN HOMBRE NO SÓLO ES LO QUE COME. ES TAMBIÉN LO QUE ESTÁ A PUNTO DE COMERSE. Hola. Les escribo mientras estoy haciendo a fuego lento un poulet de Bress con langosta. Este pollo, en otro orden de cosas, ha sido una de las causas por las que no les he escrito estos días. He estado cazando bisontes como un poseso. Posteriormente, he intercambiado la piel de los bisontes por un pollo de Bress. Que estoy cocinando ahora. Cocinar lo que uno come es lo que Goethe denominaba comer como los griegos. Cuando uno cocina lo que come está haciendo algo que le emparenta, pues, con los griegos y con Goethe. Y con todo lo contrario. Con los textos que has tenido que escribir para comerte un pollo de Bress. De hecho, estas líneas parten de esas meditaciones mientras cocinaba. Que a su vez parten de los últimos comentarios al blog.

-LA LIBERTAD. Y LA CALIDAD. Es curioso que algunos lectores hayan presentado el marketing como una herramienta útil para analizar textos y discursos, y para establecer su calidad. Encuentro todo ello, que lo pienso, muy acertado. Es más, me parece que sólo a la luz del marketing se puede entender lo que esta mañana a primera hora se considera, mayormente, literatura, política, arte o –incluso y todo lo contrario-, periodismo. Creo que en los próximos días atenderé esa línea de investigación que, hace un plis, cuando cocinaba, me ha puesto muy caliente. Casi más que al pollo de Bress.

-APERITIVO. EL punto de partida de las meditaciones al respecto, en todo caso, puede ser este. La semana pasada entre bisonte y bisonte –y pollo de Bress-, me leí el último de Morán. que, por cierto, empieza con una meditación sobre las gallinas. Una gallina es, de hecho, un pollo de Bress del cinturón. Bueno. La lectura que realicé saldrá en el blog de una manera u otra. Pero en este momento, zas, sale a partir de un texto de Rafael Barrett que, seguidamente, les transcribo:

“No hay dinero sin éxito, y no hay éxito sin halagar los instintos de la mayoría. Por desgracia, hoy, cuando casi todos los imbéciles leen, hemos de sufrir las consecuencias del sufragio universal en estética. Y así mientras la cortesana vive de hacer cosquillas en la piel de sus clientes, el artista vive de hacerlas en el entendimiento de los suyos -¡que suelen ser los mismos!"


Éxito, mercado y Estado –las cortesanas son las primeras funcionarias documentadas de la Historia-, aparecen unidos. El engrudo que une todo ello es algo que marketing describe. Posiblemente, más y mejor que la teoría literaría.

Bueno. Próximamente en esta sala, etc. Hasta la próxima, en la que retomaré el tema, intentado venderles el menor número de motos posibles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por ese pollo con DOC que se va a zampar. Y felicidades tambien para esos abnegados lectores que tendrán que conformarse con meter en el horno un genérico y replantearse seriamente su estrategia de márketing para la nueva temporada.

Anónimo dijo...

Gastronomía y márketing. La boca y el bolsillo. El placer y el ir a palmar. Eros y Thanatos. Yo diría que sí, que ambas variables están en la ecuación que explica el mundo etcétera. Por cierto, ¿qué tal el pollo?