viernes, diciembre 23, 2005

EL ORÁCULO Y EL TONTÓLCULO

Delfos era el centro del mundo. En el centro del mundo había un agujero que nacía en el centro de la tierra. Por el agujero emanaban gases. Cada día, a determinada hora, los sacerdotes disponían sobre el agujero, es decir, entre los gases, el rostro del Oráculo. Resulta imposible no sentirse identificado con el Oráculo. El Oráculo era una persona frágil. Posiblemente alguien con síndrome de Down, un epiléptico u otra broma de la naturaleza. Tal vez un Hombre de Flores. El Oráculo moría pronto. Su oficio era más inestable, incluso, que el cargo de entrenador del Real Madrid. El Oráculo de Delfos, en fin, no existía. O existía poco. Eran cientos de Oráculos existiendo muy poco. Bueno. El Oráculo, sujeto por los sacerdotes, intoxicado por los gases, respondía a una pregunta formulada por algún peregrino. La trascripción de la respuesta del Oráculo, absolutamente ilógica y carente, incluso, de gramática, era entregada al peregrino escrita sobre arcilla o cera. Un día tuve una de esas tablillas de arcilla en las manos. El texto era el siguiente. No El dolor Huid. Es posible que el Oráculo hablara del gas que inhalaba. De su vida ante un problema. El gas. Ni idea. Todo ese servicio –el Oráculo, los sacerdotes cachas que lo inmovilizaban, el gas, la tablilla- era gratuito. Al salir del templo, a unos metros del centro del mundo, estaban los hermeneutas. Eran cientos de docenas, sentados en sus respectivos chiringuitos. Ofrecían al peregrino una interpretación al texto del Oráculo. No todo el mundo cobraba lo mismo. Los mejores intérpretes podían cobrar una fortuna. Los había, dicen, infalibles. Un día dejó de emanar gas por el agujero de Delfos. Todo aquello desapareció. Salvo los Oráculos. Siguen viviendo poco. Hablan en voz alta. Nadie entiende lo que dicen. Ayer vi tres Oráculos durmiendo en un cajero.

-COMENTARIO DE TEXTO. Un oráculo es un pollo con problemas. Por lo general, tiene problemas con los sacerdotes. Sólo sabe hablar de sus problemas. Sus problemas, de hecho, son los que le hacen acabar maltratado por los sacerdotes. Sus problemas por otra parte, son suyos. Es decir, importan un pito. No así las interpretaciones que hacen de sus problemas los hermeneutas. Hay hermeneutas buenos y malos. En los comentarios de ayer, hubo algún hermeneuta muy bueno. Tómense una copa y envíenme el ticket, que pago yo.

-EL ORÁCULO ANTE EL AGUJERO. Hola. Ahora estoy mirando la tele. Un agujero. EL centro del mundo. La CT se parece mucho a la tele. Es una agujero. En ocasiones parece el único agujero del mundo, por lo que a su vez parece el centro del mundo. La CT sólo habla de aspectos de la realidad que pueden aparecer en la tele. En el agujero veo que periodistas CT y periodistas CT, subsector CB, se dan para el pelo. Una espectadora toma la palabra por conexión telefónica. Hace un análisis de las declaraciones de un chico CB. Y, con un tono sereno, le llama fascista. Uy, lo que ha dicho. La moderadora del agujero le exige que no insulte. Se corta la conexión telefónica. A los chicos CB se le caen los anillos. Los chicos CT defienden a los chicos CB. Les recogen los anillos y se los vuelven a poner. La CT describe la realidad con idealismo. Explica las cosas que deberían de pasar en vez de las que pasan. No puede explicar la extrema derecha porque aquí no hay extrema derecha. Desapareció con la Transi. Con la Consti. Incluso mucho antes. Nunca ha habido extrema derecha por aquí abajo. La Guerra Civil fue la rebelión del liberalismo contra el radicalismo. La Transi supuso la victoria del liberalismo y el sentido común contra los extremismos. La CT y su prima, la CB, jamás permitirán que el extremismo toree al liberalismo. La CT y la CB harán con el Estatut lo que se merece. No El dolor Huid.

martes, diciembre 20, 2005

INTERMEZZO: EL DESENCUENTRO (5)

Nadie sabe lo que pasa y eso es lo que pasa. Ergo, es difícil ver lo que pasa. Incluso si lo que pasa es un pasote. Mucho más si nuestra cultura se especializa en no ver lo que pasa y en idealizar lo que debería de pasar. Tanto que, en ocasiones, lo que debería de pasar se explica como si, en verdad, hubiera pasado. Un lío.
Bueno. Los grandes cambios en la CT se están produciendo en su derecha. La CT –cohesión, marginación del enemigo, unidad, defensa de la democracia-, está adquiriendo dimensiones nuevas y radicalmente diferentes –incluso, snif, está adquiriendo cierto matiz beligerante, esa cosa tan poco CT- en su extrema derecha. La extrema derecha está haciendo, en fin y en lo que es hasta cierto punto la mayor violación de la CT en la plaza, revisionismo en la CT. Está haciendo con la CT, por tanto, lo contrario para lo que fue inventada la CT. Los dos puntos álgidos revisados los dos grandes momentos de mixed-emotions en la cultura española que, tácitamente, incluso explícitamente, se acordó solucionados a través de la CT. La Guerra Civil y la Transi. Se podría pensar que todo ello supone un gran cambio cultural en España. Por fin hay dos modelos culturales que están a la greña. Pero no.
Lo que hay es posiblemente dos modelos de CT. Y si el modelo de la extrema derecha se pasa de rosca, el modelo de la izquierda, en tanto CT, no puede denunciarlo. Ni tan siquiera puede describirlo. La defensa de la cohesión, esa cosa tan CT, impide a la CT denunciar su componente de extrema derecha. Le impide la agresividad. Le impide exigirle a la CT derechista otra cosa que volver a los cauces y puntos de vista pactados. O, lo que es lo mismo, obliga a las dos CT a convivir. Y esa es la gran novedad, aberrante, que se está produciendo en la CT. El apartheid.
Ambos modelos –la CT integradora ad-hoc, la CT excluyente por un tubo-, sólo puede aspirar a convivir entre sí, y a disfrutar, esporádicamente, de leves auges. Pero es una convivencia segregada. Los emisores y los receptores de ambas CT viven y consumen sus CT separados, en dos mapas separados de la comunicación, en dos partidos políticos que sólo hablan para sus acólitos, en dos mercados de libros, en dos literaturas que intensifican , cada una, su acceso a la CT.

EL otro día, haciendo zapping me econtré con 59’’. Un programa en el que todo el mundo tiene derecho a la palabra. Durante 59’’ segundos. Tenga o no discurso de 59’’. Las palabras, por otra parte, o se cruzan, no crean discusión. Sólo crean el calentón de ver dos discursos opuestos y sin solución de acuerdo. Viven separados. Se ven cada 59’’. El apartheid.

sábado, diciembre 17, 2005

EL DIA FINAL

Tienes razón, Martínez. Esto es un OVNI, es decir, un objeto virtual no identificado. Los ovnis suelen estar pilotados por marcianos como tú, y los marcianos, ya se sabe, son uno tipos raros, solitarios y que pasan un frío de pelotas en este planeta, el planeta CT. De vez en cuando se identifican unos a otros porque no pueden doblar el dedo meñique, pero eso es algo muy difícil de averiguar. Uno nunca sabe si ocurre así porque se trata de otro marciano, o pasa simplemente que el tipo en cuestión es un cursi que estira el dedo cuando apura el vaso o un capullo al que le da por sacarse el cerumen de la oreja. Así que ojo, Martínez, ojo.
Me llamaste, creo recordar, para discurrir, al menos de entrada, en torno a un fenómeno fácilmente constatable: la ausencia de crítica en la CT. Y ahora que lo pienso, muy poco es lo que hemos discurrido a este respecto, al menos directamente. Quizá se deba a que discurrir sobre la ausencia de crítica en la CT viene a ser como discurrir sobre la ausencia de agua en el desierto. ¡Pero querido amigo! ¡Si precisamente es un desierto porque no hay agua!
O algo parecido.
Como fuere, de lo que sí se ha tratado por estos pagos es sobre cómo la ausencia de crítica erosiona el concepto tradicional de canon. Proponías tú, Martínez, que ese concepto había sido sustituido por el de staff. Replicaba yo, sin contradecirte abiertamente, que más bien me inclinaba por pensar que donde se había producido la sustitución no era en el concepto mismo, sino en la instancia que lo consagraba. Es probable que los dos estuviéramos diciendo lo mismo: el staff cultural de la CT equivale al canon del éxito. Un éxito, ahora podemos puntualizarlo, que no se corresponde con la fortuna comercial, o al menos no siempre ni exactamente, sino más bien con la visibilidad.
Reclamo atención para esta categoría: la de la visibilidad. Puede resultar de utilidad cuando se trata de esclarecer –como se ha propuesto aquí en más de una ocasión– las equívocas concomitancias entre la CT y la cultura de masas, tema que me atrae particularmente. Cabría postular que la CT viene a constituir una particular codificación de la cultura de masas. Algo así como, hasta hace poco, el Canal + de la televisión. ¿Que dice usted que no ve más que rayotes? Pues cómprese el descodificador y podrá ver los partidos de fútbol y las películas porno. Y si no, confórmese con los informativos y las series de humor made in USA, que algo es algo.
Bien mirado, el símil no está mal escogido. Y no lo está porque, mira por dónde, el gran codificador de la CT ha sido y sigue siendo el diario El País y, más ampliamente, el grupo PRISA. No parece necesario perder tiempo en argumentar esta afirmación. Resulta más provechoso sondear, como se ha hecho aquí, sus implicaciones políticas. Y éstas apuntan en la que, al parecer, coincidimos en destacar como la más fértil línea de trabajo para pensar la CT: su carácter de cultura de Estado, el hecho de que sea producto de una alianza, sin precedentes en España, entre las élites culturales y las clases gobernantes.
Que así ocurriera se debe, como es bien sabido, a la peculiar fraseología con que se resolvió cancelar a toda costa el franquismo, o más bien la Guerra Civil. Fraseología derivada de lo que por aquí hemos oído llamar fundamentalismo democrático y que tuvo por efecto consagrar la democracia misma como ideología. Una ideología que la izquierda abrazó con absoluto descuido —o sacrificio, como se prefiera— de sus propias señas de identidad.
“Ideología es hoy la sociedad como fenómeno.” Esto decía T.W. Adorno a comienzos de los sesenta. “La ideología es hoy la sociedad real misma, en la medida en que su fuerza y su inevitabilidad integrales, su existencia irresistible, se ha convertido en un sustitutivo del sentido arrasado por ella misma.”
Cuantas más vueltas le doy, más cerca estoy de concluir que el problema de la CT es el de la izquierda y su secuestro. Que la CT es resultado de la conversión de una ideología en cultura. No me refiero ahora a conceptos como el de ‘cultura de izquierdas’ o ‘cultura democrática’, no, nada de eso. Me refiero a la perversión profunda que se operó en la izquierda española cuando, para garantizar —dicen— la convivencia democrática, sustituyó sus objetivos sociales por una práctica sociable.
Desde este punto de vista, la CT constituiría la fórmula con que la izquierda española aceptó desmantelarse como opción ideológica y asimilarse a la sociedad capitalista en tanto que fatalidad forzosa e inevitable, como dice Adorno. A cambio, le sería concedido el privilegio de configurar el canon y la fraseología del nuevo ecumenismo cultural, de administrar la nueva sociabilidad.
Más de una vez he recordado la cándida pretensión de Manolo Vázquez Montalbán conforme a la cual cabía establecer una distinción entre público y mercado, entendiendo el primero como la vanguardia cultural del segundo. Propongo trasladar esta pretensión a la dinámica general de la CT y sugerir que la CT vendría a constituir la vanguardia de la cultura de masas. La fórmula resuelve de una vez por todas la cuestión de si la CT constituye o no, de hecho, la particular adaptación al medio español de la cultura de masas.

Y bueno, estas tortuosas divagaciones en torno a puntos que han asomado aquí en los dos últimos meses constituyen mi pelmazo adiós, querido Martínez. Por cierto que los marcianos vienen de Marte, el planeta de la guerra, de la beligerancia. Y allí, como es obvio, todos se apellidan Martínez, de donde la cosa.
Anda, abrígate y sigue dándole. Nosotros te hacemos compañía.

martes, diciembre 13, 2005

QUÉ GÉNERO TENGO, MARÍA

Hola a todo el mundo. Ayer, Echevarría, te descolgaste con meditaciones sobre el género de todo esto que estamos haciendo, a lo que vas y denominas blog. Humm. En parte tienes razón. Esto tiene un algo de lío. Así que seguidamente, para acabarlo de liar, voy a explicar el género.

-EL GÉNERO. Esto consiste en un pollo que escribe durante un año. Durante 9 meses ha intentando dibujar una obsesión personal para transformarla en colectiva. Porque necesito, en fin, que sea colectiva. De lo contrario, necesito medicación. Se trata de la CT de los XXXXX, con la que el pollo que escribe se encuentra a diario, en lo que es una relación tormentosa que no puede acabar bien. Desde hace un mes y pico, doy por dibujado el dibujo. Quién lo quiera ver, que sepa que existe. Desde esa fecha, hasta febrero-marzo, la intención es someter el dibujo a discusión con personas que, de una forma u otra, se ubican fuera de la CT. Algunos, en el campo –de Marte- de lo anti-CT. Algo que considero básico. La CT, en mi vida, se está conviertiendo en una suerte de ETA para Rajoy. Lo es todo. Por lo que conviene matizar la cosa y no acabar como Rajoy. Pensaba en eso, precísamente, antesdeayer, cuando me subía a un helicóptero. La pluralidad de emisiones, esa cosa que tu ves como mangui, no puede, por tanto, ser mala. Te impide ser tan pesadamente monotemático y obsesivo que un helicóptero no puede con tu peso. Eso sí, es rara.

-LO RARO. La CT es un pasillo muy estrecho. Y me temo que no muy largo. Intento contraponer a esa CT una idea de anti-CT amplia, que permita la pluridad de accesos y de opiniones ante la realidad. La CT es, en ese sentido, snif, un único acceso. Una única explicación a todo. Una serie de respuestas y textos predecibles. Y un esfuerzo violento y descomunal para manterner el monopolio de las preguntas y las respuestas. Este blog no es CT. No es predecible. No comparte los tres inputs de la CT: la cohesión –me importa un pito que España, su democracia, su monarquía, sus empresas culturales se vean en peligro porque un pelanas, yo, opine lo que opine-, el nacionalismo –gran llenapistas local; creo que este blog ofrece un no-nacionalismo ponderado a sus lectores; incluso cuando defiendo el Estatut como objeto no-nacionalista-, y la gestión de mi imagen –la imagen, para un escritor local, es más importante que su obra; en estas páginas vierto una imagen muy poco recomendable; es posible que sea la mía, que en todo caso no es la de un intelectual CT-. Considero que la violación de esos tres inputs despista un mazo al lector, que no sabe lo / a quién lee. EL lector, sinf, sólo concibe como objeto cultural un objeto CT. Son pocos los que siguen leyendo, digo yo, cuando descubren que esto no es cutura. No es CT. Yo qué sé. En todo caso el lector, llegado a estas páginas, sólo tiene tres opciones: pasar de todo, negarlo todo o discutir. Tres más que las que le ofrece la CT. Otra rareza: la periodización. Hay días enteros en los que no hemos publicado nada. Lo cual despista al lector. La razón de ello es que estas páginas no obedecen a ninguna profesionalización, mientras nosotros sí. Ahora mismo, por ejemplo, mientras escribo esto, tengo un bisonte, que debería cazar, dándome por el XXXX. Algo que jamás debería permitir un cazador de bisontes que se precie.

-LA SOLEDAD. EL blog tenía, en su génesis, un doble objetivo. Dibujar, por fin, la CT. Que dejara de ser un fantasma, una apreciación. Que tuviera nombre. Creo que se ha conseguido. Lo que no sé es la repercusión de todo ello. Supongo que, en todo caso, es escasa. EL otro objetivo era combatir mi soledad. Donde estoy –lo anti-CT- hace mucho frio. Pensaba encontrar algo de calor aquí. Ingnoro en qué consiste el calor. Es posible que sólo sea un concepto CT. Pero me parece que no he conseguido crearlo o consumirlo. EL lector, esa cosa que nunca existe aunque te lean miles de personas, tampoco ha existido en esta ocasión. EN ocasiones me ha sorprendido gratamente su opinión. En otras no la he entendido y me ha dado a entender que tampoco ha entendido nada. Todo ello me invita a suponer que no he creado o he dado pie a crear una lógica compartible. Yo qué sé.

-EL FUTURO INMINENTE. Bueno. Cuando me dejes plantado, fabricaré otro prólogo para re-encauzar la cosa. Y seguiremos la cosa con otra sesión de pluralidad de emisiones. Próximamente, en esta sala, caerán el escritor Javier Calvo y el Conseller de Participació Ciutadana Joan Saura. A ver qué. Espero lo tuyo Echevarría. Tic-tac. Y págate un cenorrio.

lunes, diciembre 12, 2005

YA ME VOY, PERO HAGAN EL FAVOR DE NO EMPUJAR

Va siendo hora de que me vaya, Martínez. Lo estamos pasando muy bien aquí, pero va siendo hora de que me vaya, no me preguntes por qué. Como los toreros y las cupletistas, también yo pretendo saber cuándo conviene retirarse. Otra cosa es que me deba a mi público y que, en nombre de él, vuelva cuantas veces sea necesario. Pero, de momento, va siendo hora de retirarse. Al fin y al cabo, yo pasaba por aquí en calidad de estrella invitada, y no es cuestión de que me eternice hasta el extremo de que deba empujarme nadie para que me vaya, como a Almodóvar en la ceremonia de los Oscar. Lo cual no es óbice para que aproveche estos últimos momentos para saludar a mi madre, a la que tanto quiero, y a mi hermano Javier, y a mi cuñada Luisa, y a los amigos de siempre, y a los que no volveré a ver, y a los que he visto demasiado, y a Carlines, y a Socorro, y a Belén, y al Ricard, y al Pep, y a Constantino, y a Ben Rotter, y a los Anonymous Said, sobre todo a los Anonymous Said, y a San Ignacio de Loyola, y a Loyola de Palacio, y a San Pancracio, y a los rosacruces de Sant Jordi, y a la Santísima Constitución, y a su dogma, y a... ¡Eh, eh, sin empujar, que ya termino! Pero antes permítanme una pequeña cala teórica acerca del blog y su mecánica. Por aquí se han dicho muchas cosas al respecto, algunas más gordas que otras. Yo me limito a puntualizar, llevando el ascua a mi sardina, que, “en el estadio actual de su desarrollo mediático”, y sin perjuicio de que la cosa cambie, el blog, cualquiera que sea éste, consiente mal la pluraridad de emisores. Me explico. Tal y como está estructurado, el blog es una voz opinante que se brinda a ser interpelada. Esa interpelación se produce en el espacio acotado —semiprivado o semipúblico, según quiera verse— del foro correspondiente. Lo característico de este foro es su radialidad: todas las voces se organizan en función de una sola que lleva la voz cantante y que, además de centro de todas las demás, actúa a modo de eje en función del cual rueda la cosa. Cierto es que, dentro del foro, los participantes tienden a interpelarse entre así, lo cual, de entrada, no deja de estar bien, por mucho que, llegados a ciertos extremos, eso mismo pulverice el sentido mismo del foro (basta asomarse al del blog de Arcadi Espada para ver cómo puede ocurrir eso). En cualquier caso, el foro contrapuntea la melodía principal que impone el titular del blog en su tribuna privilegiada, y en eso reside, al parecer, toda la gracia del asunto. Si a la tribuna se sube más de uno, se pervierte esta estructura radial, y ocurre entonces que se establecen dos foros superpuestos, que actúan en dos niveles distintos, el uno con más privilegios que el otro. El peligro es que los participantes del foro subalterno se desinteresen de su propio cometido y se limiten a asistir impávidos a la discusión del foro principal, perdiendo el aliciente de intervenir. Si la voz cantante ya incorpora su propio contrapunto, ¿a qué molestarse en contrapuntarla? Pese a lo cual, el amigo Martínez, desde su propio blog, se ha empeñado en experimentar esta posibilidad, acreditándose así, una vez más, como explorador aventurero de nuevas modalidades discursivas. Esto último suena a coña marinera pero va dicho con toda seriedad: Martínez, ya lo he proclamado en otras ocasiones, es el periodista más buscador y más inconforme que ha dado este puto país (y rellénese este concepto con el contenido que se quiera) en las dos últimas décadas. Dicho lo cual, añado: y así le va. Como sea, me honro de haber participado esta vez en uno de sus experimentos. Y mientras lo digo, y por aquello de retomar el hilo, me pregunto si todo esto de la radialidad y de su pluralización, con todos los riesgos que ello comporta, no podría servirnos de metáfora mediante la cual ilustrar lo que está pasando con el Estaut y lo que éste significa. Ahí dejo la idea, por si a alguien le entretiene recogerla. Por mi parte, prometo una próxima y última entrega en la que trataré de recapitular sumariamente algunas de las ideas que en los dos últimos meses han aflorado en este blog, con voluntad de decir al respecto de cada una mi palabra definitiva. Eso sí: que quede claro que me voy de aquí porque me da la gana. Que si quiero me quedo. Así que hagan el favor de no seguir empujando y tener un poco más de educación. Que no empujen, he dicho. O vamos a tener que vérnoslas.

Posted by IGNACIO ECHEVARRíA

martes, diciembre 06, 2005

EPIFANÍA

Hoy, día de la Consti, o de la Purísima –yo los confundo; igual porque son dos dogmas parecidos-, he tenido una epifanía al filo de lo escrito ayer. Epifanía: es cultura española todo aquel esfuerzo encaminado a la Cohesión. Lo que no ofrezca Cohesión, lo que se aleje del trade-mark Transi -esa forma de ver la política, la historia reciente y la literatura-, es heterodoxia.

Don Marcelino decía aquello de que la cultura española es catolicismo. Y todo lo que se aleje del catolicismo, el elemento cohesionador hispano hasta el siglo XIX, es heterodoxia. No estamos, pues, tan lejos de la cosmovisión española dominante hasta el siglo XIX. Quédense con la copla de Don Marcelino, sustituyan la alocución dogma-católico por la alocución dogma-político –el dogma democrático español se parece un huevo a lo que antaño fue el dogma católico: es una (la) forma de interpretar el pasado, el presente y el único futuro posible-, y seguiremos teniendo una sociedad COhesionada. Y gregaria. Y una definición cachas de la CT. Y una interpretación de su vigor y de su éxito. Su éxito, su vigor actuales, tienen algo que ver con el terror a estar sólo, el terror a ser diferente, el terror a no formar parte de la cohesión, el terror a ser desestabilizador y ser tratado, glups, como un desestabilizador.

Don Marcelino, empero, tenía cuatro volúmenes dedicados a los heterodoxos españoles. Pollos que, en algún momento o en todos sus momentos, se alejaban del dogma católico. En su hit-parade de heterodoxos aparecen los all-stars de la literatura española. Y los segunda fila, y los medio pelo. Lo que puede inducir a pensar que con el anterior pack de cohesión existía una mayor tensión cultural que ahora. Un indicativo, tal vez, de que la Inquisición del nuevo pack de cohesión tiene más juego de piernas. No sé. ¿Ustedes qué dicen?

domingo, diciembre 04, 2005

KO EN OK /CT CORRAL

La que aludes es, no obstante, una ocasión para ser descartada. En lo que es un problema carajo-de-una-vela-size, que en el último párrafo de este articulote te esbozaré. En todo caso, no me acabé de leer, en su día, el artículo que citas. Me lo he comido tras tu cita. Es un artículo que carece de interés. O lo que es lo mismo: el interés del artículo es filológico. Seguidamente te desgolos algunos aspectos filológicos que fijan el artículo que citas en su tiempo/espacio. Alehop.

-CAPTATIO BENEVOLENTIAE. El fragmento mamada es considerable y, sí, en efecto, fija el texto en su momento histórico. El momento histórico –la CT, 70’s hasta esta mañana a primera hora- me lo definió de película el otro día el escritor Javier Calvo cuando me dibujaba el mapa de la literatura española actual. Ahí va: “si quieres entrar en el sistema debes de envejecer 30 años”. El fragmento mamada no es, por tanto, una mamado ad-hoc. Es un intento de envejecer 30 años. Es decir, reconocer, aproximarse, valorar positivamente, penetrar y envolverse en una generación, que no es la tuya, y que adquirió forma de Staff –y de portero del Staff- hace 30 años. Un artículo de opinión que se inicie follándose esos 30 años de tapón generacional –que son, guau, muchas generaciones-, tendría el peligroso aspecto de objeto beligerante. Es decir, de cosa anti-Ct. Es decir, de algo impublicable e ilegible, de algo no perteneciente a la serie cultural. La Captatio Benebolentia es un género típicamente CT. Es decir, español. Ejemplo. Yo sólo leo el ABC en el Puente Aéreo. EL otro día ley en el ABC / Puente Aéreo tres artículos cuyo 50% se iba en mamársela a Capmany. Es decir, a) en mamársela a un muerto. Es decir, b) en demostrar a tus superiores y a tus lectores que tenías 30 años más de lo que parece. Quizás –se trata de Capmany-, muchos más. En otras culturas eso no es necesario. En la RFA, en este preciso instante, cierta literatura está follándose viva a la generación del 68 –desde, snif, la derecha-, sin ningún tipo de tabúes y con una violencia llamativa –la cultura es una violencia llamativa-. En Francia, una cultura más dada a la beligerancia, Le Monde ha jubilado a una generación de articulistas –del 68, más o menos-, por su incapacidad para leer el presente. No te puedo dar, por desinformación mía, más detalles sobre ello. Pero, en todo caso, te puedo asegurar que los nuevos articulistas no se verán en la obligación de sacrificar un 50% de sus artículos en demostrar que son como ellos. Lo cual es un relajo.

-LA COHESIÓN. El artículo ilustra lo que es el límite de la polémica en la CT. No desautoriza a nadie, no se enfrenta a nadie sino que matiza un tema. El tema, además, es el gran tema de la CT. La Cohesión. Pradera defiende –en una lógica muy CT-, que la cohesión es lo que hay, es el gran logro de la Transi, y que cuestionar el pasado no sólo no crea Cohesión, sino que es un radicalismo ciego y descohesionador de una minoría -¿”talibanes con complejo de Peter Pan?-, que no se entera que el pasado no es un tabú ni afecta al presente, tal y como demuestra la ingente bibliografía sobre el pasado. No ha habido pacto del olvido. Quién diga lo contrario no está al loro y está contra la Cohesión. Además, corre el peligro de tener 30 años menos. El posicionamiento Cercas es una matización del anterior. Echa de menos "un relato consensuado de nuestro pasado inmediato que, como un mínimo común denominador, sin tergiversar la realidad histórica, sea aceptado por la mayoría de la sociedad". Pero desde la Cohesión. Y aquí te tengo que decir que yo también. Pero sin lo de la Cohesión de los XXXXX. Es decir, sin creer que ese relato lo tenga que hacer el Estado o/y la literatura española staff. Lo tendría que haber hecho el Poder Judicial, a través de unos juicios de Nuremberg, cuyas sentencias –leves; en los 50’s sólo había un condenado en chirona-, si uno se fija, son “el relato consensuado” del “pasado inmediato que, como un mínimo común denominador, sin tergiversar la realidad histórica” ha sido aceptado por la sociedad alemana. Es decir, que en Alemania los fascistas no eran esos pollos cachis-pirulis, que escribían que tiraban de espaldas sin bien tenían la pistola fácil. Eran usuarios del genocidio, del asesinato como sistema, por lo que merecían juicio por crímenes a la humanidad. Como, por otra parte, y en lo que es una idea no cohesionadora, lo merecían los fascistas españoles. Humm. No es extraño que las únicas reseñas negativas a la novela-canon de Cercas se emitieran en Alemania, ahora que lo pienso. Ahora que releo la polémica Prader-Cercas desde ese punto que tienen en común que es la Cohesión, se me ocurre que el vértice de la cosa anti-CT es el desinterés absoluto por la cohesión. Es decir, que la literatura y la política no tengan como objetivo la Cohesión, enviar al garete la Cohesión, y que el arte y la política se empleen a plantear la realidad, sin el temor de que la sociedad –un conjunto de menores de edad y deficientes mentales, según la CT-, se desintegre. Las sociedades no se desintegran. Se las desintegra. Estén cohesionadas o no. Es bueno, o incluso irrelevante, que se expongan al vértigo de una literatura o una política que no haga énfasis en la Cohesión. Es bueno, por tanto y al hilo del artículo de Cercas, que el Estado no tenga un catecismo sobre nuestro pasado, y que la sociedad polemice, por libre, sobre el pasado. Es bueno que un partido defienda que el franquismo fue chachi, es bueno que un partido organice manis por la unidad nacional, que intelectualice su post-franquismo a través de la Consti. Y es bueno que se le pueda dar para el pelo defendiendo otra lectura del pasado, abiertamente antifranquista y con otra lectura de la democracia. Es bueno poder argumentar en público el carácter antidemocrático de un partido que defiende una idea ecuménica de pasado, asumida por todos, que nos impide ver el pasado y el presente. Es bueno que el terror a perder Cohesión desaparezca.

-EL VALOR DE LOS MATICES. La ¿polémica?, el duelo en CT Corral es, por tanto, una polémica/duelo de matices. Que, por otra parte, es lo que ocurre en la culturas verticales, cerradas. A mi, y en lo que puede ser una imagen desafortunada, que me rejuvenece peligrosamente 30 años hasta situarme en mi propia edad, me recuerda a las polémicas franquistas, en las que un tradicionalista y un falangista, unidos por un pasado de combate común y por un futuro común repleto de cohesión y de SEAT-600, polemizaban sobre aspecto mongos y baladíes de la realidad. Esas polémicas existían incluso en la Rumanía de Ceaucescou. Generalmente las practican intelectuales autorizados. En Cuba suele iniciarlas, incluso, Fidel. Gramma, por ejemplo, no habló por escrito de la existencia de prostitución hasta que Fidel aludió el tema. Que las polémicas españolas sólo sean de matices explica el lugar en el mundo de la cultura española, una cultura estrecha, en la que grandes parcelas de la actualidad desaparecen del campo visual. Una cultura en la que uno se siente –y, snif, lo sienten- desautorizado al plantear problemas, por lo que opta por crear problemas de matices, antecedidos por Captatio Benevolentiae por un tubo. Las polémicas de matices, en fin, sólo tienen el objetivo y el resultado de satisfacer a la CT, que a través de ellas se visualiza como un objeto libre, culturalmente rico, capaz de platerse –y de solucionar- problemas. El desinterés por la polémica, que te comentaba mucho más arriba, me viene de ahí. No me aporta nada. A la CT le aporta verse cachas y à la page.

-¿DÓNDE SE DESARROLLA LA CULTURA? ¿Dónde se desarrollan las polémicas? ¿Dónde se desarrollan las problemáticas? ¿En qué medio pueden aparecer polémicas no CT? ¿EN qué medio o lugar puede hablarse, pongamos y para seguir con el ejemplo, del pacto de silencio de la Transi, sin tener 30 años más y sin perder el culo por la Cohesión? A mi no se me ocurre ningún medio. Y el único lugar que se me ocurre es la cabeza del lector. ¿Pero leyendo qué? ¿Dónde?

jueves, diciembre 01, 2005

DUELO EN C.T. KORRAL

La ocasión no puede pasar desapercibida. Se trata de un duelo en toda regla. Y de un duelo de titanes, por lo que a la CT se trata. Me refiero al artículo publicado el pasado martes 29 de noviembre en la tribuna de Opinión de El País por Javier Cercas. Se titulaba "Cómo acabar de una vez por todas con el franquismo", y se presentaba como réplica a un artículo previamente publicado por Javier Pradera en el mismo diario. El artículo de Pradera se titulaba "La huella del régimen" y fue escrito con motivo del 20-N. ¿Motivo del duelo? La pretensión, expresada por Pradera, de que ya está bien de dar la matraca con eso de que hubo, durante la Transición, un "pacto de olvido". Según Pradera, "la afirmación según la cual el supuesto pacto del olvido de la transición habría lastrado pesdamente el funcionamiento de un sistema hipotecado por el cadáver del pasado es pura retórica".
Atención, por el extremo este del callejón aparece Cercas dispuesto a discutir este punto. Ahí tenemos a los dos, caminando a su encuentro: un peso pesado de la CT, como es Pradera, frente a Cercas, uno de sus alevines más conspicuos. Uno y otro se acercan poco a poco, a paso lento, hasta quedar frente a frente, como en un espejo. Es un duelo en el puro estilo de la CT, y conforme a ello, a diferencia de como se estila en el Far West, lo propio, en este caso, es empezar por mamar la pistola del contrincante. La mamada dura en este caso toda una columna del artículo de Cercas, donde va diciendo que si "por vez primera desde que tengo uso de razón me ha parecido ver un atisbo de desacuerdo con un artículo publicado por Javier Pradera"; que, si, "como ustedes comprenderán, uno no puede dejar pasar así como así semejante acontecimiento"; que si su propio artículo es la "esperada señal de que uno ha accedido de verdad a la vida adulta, de forma que lo que sigue es un intento de celebrar el hecho y de tratar de explicar -o mejor dicho, de explicarme- el desacuerdo"; que "de entrada lamento decepcionar a quien espere sangre, porque comulgo casi al cien por cien con lo que se dice en el mencionado artículo", etc., etc.
Concluida la mamada, el joven pistolero saca a su vez su revólver, y resulta que es de caramelo. Ya les vengo diciendo que estamos ante un típico duelo CT. Cercas acepta que eso de un "pacto de olvido" es, ciertamente, exagerado. Tal vez, dice, la palabra olvido no sirva: "tal vez serían más pertinentes la palabra 'aparcar', la palabra 'soslayar', la expresión 'dar de lado'". Y a partir de ahí un largo bla bla bla lleno de comprensivas matizaciones sobre el hecho de que tuviera que ocurrir así necesariamente, en provecho de todos. Olvido, pues, de los que olvidaron. De los aparcadores, de los que soslayaron, de los que dejaron de lado. Un nuevo pacto de olvido de los olvidadores, esta vez entre los que olvidaron por necesidad histórica y los que olvidan ahora por cortesía de la casa e imperativo ético.
En medio queda pendiente la cuestión de la lectura histórica del franquismo. A Pradera le tranquiliza, al parecer, la existencia de una "copiosa hitoriografía sobre la II República y el franquismo publicada dedse la transición" que, según él, "desmiente de forma tajante en el terreno académico la teoría del pacto del olvido". Vaya.
Cercas subraya esto mismo: que ese desmentido actúa sólo en el campo académico, pero denuncia la inexistencia, a más amplia escala, de "un relato consensuado de nuestro pasado inmediato que, como un mínimo común denominador, sin tergiversar la realidad histórica, se aceptado por la mayoría de la sociedad". ¡Caramba! ¿Se han fijado ustedes cuánto se parece esto último a una ponderada descripción de 'Soldados de Salamina'? No hay mejor modo de explicar el éxito de ese libro que señalando eso mismo: su carácter reconciliador, consensuador de un relato aceptable por la mayoría de la sociedad: los fachas, unos locatis exaltados que escribían muy bien; los rojos, unos tipos con chupa de cuero y la mirada irresistible de los perdedores románticos y bondadosos. Todos perdimos. Todos ganamos. Todos somos hijos de todos.
Pradera, uno de los cada vez más mermados sobrevivientes de esa generación que, como él dice, padeció los rigores del franquismo y fue luego la "más comprometida con la política de reconciliación nacional impulsora de la transición a la democracia", insiste en que no hubo "pacto de olvido". Que se consulten los archivos, dice. Pero la academia nada tiene que ver con esto, como él sabe muy bien. Para hablar si hubo o no pacto de olvido, conviene recordar cosas como el veraneo de Felipe González en el Azor, por ejemplo. Cosas como esas, con las que sus compañeros de generación consintieron tan contentos, subidos a ese barco, ya todos amigos y poderosos.
En cuanto a Cercas, él ya ha hecho su trabajo. Ahora todo está pendiente, en su opinión, de la Comisión de la Memoria instituida por Zapatero, en cuyas manos estaría, en efecto, acabar de una vez por todas con el franquismo. ¿Cómo? Pues muy fácil: honrando la memoria de los caídos en el bando republicano, con reparaciones de orden moral, jurídico y económico. Es decir, haciendo lo que él ya hizo: exequias solemnes de cuantos huesos asoman por la tierra. Todos fuimos héroes. He aquí el terreno en el que todos estamos dispuestos a encontrar consenso, claro que sí. Pero ojo: a fuerza de no entrar en quisquillosas cuestiones ideológicas.
A Pradera no le parce probable que la utilización de "los muertos de la Guerra Civil y de los crímenes de la dictadura como metralla dialéctica para los debates partidistas sea una contribución al desarrollo de las libertades y al afianzamiento de la convivencia". Parece claro que no, pero es que esos muertos lo fueron por algo -ideales, principios, reivindicaciones= que parece enterrado con ellos y que son el meollo de la cuestion. No, no se trata de desenterrar a los muertos, ni de empezar la guerra de los huesos. Se trataba de no enterrar las causas por las que murieron. Es en relacion a ellas que se produjo el pacto del olvido que Pradera niega y que Cercas piensa que es posible resolver poniendo coronas de flores en los monumentos a los caidos, preferiblemente al tardecer y con musica de fondo.

Posted by Ignacio Echevarria