jueves, marzo 23, 2006

LA TREGUA Y EL LENGUAJE

Ayer se produjo una Interrupción Informativa. Ya saben, un género CT, con el que se paraliza la información a través de la intensificación de la información. Sucede cuando tiran una bomba, cuando se muere un Papa, cuando nace una infanta. O cuando ETA hace cualquier cosa. El género nació el 11-S y demostró sus posibilidades. El 11-S, si recuerdan, consistió en un plano fijo de las torres ardiendo. Sobre ello, durante horas, se sucedió el off de personas que tenían la misma información que tú. Y que no paraban de informarte / interrumpir la información. El 11-M, un día muy parecido al 11-S, el género adquirió madurez. Sobre el plano fijo, los off, que sabían lo mismo que tú, interpretaban la realidad y ubicaban culpables. La CT tiende a interrumpir la información, a no hacerla pública hasta que esté bien orientada hacia la cohesión social, al único mensaje. Era cuestión de tiempo que la CT descubriera la Interrupción informativa.

Bueno. Any way. Por primera vez en mi vida, ayer accedí a la Interrupción Informativa a tiempo real. Estaba dándole para el pelo al ordenador, con la tele a toda leche. En la tele hablaban de la cosa rosa. Un pollo iba a decir que alguien se había separado cuando, de pronto, la moderadora mandó callar. Que había una noticia importante. Un locutor, sito en un estudio de Bilbao, explicó lo de la tregua de ETA. Acto seguido, inició la Interrupción Informativa. Él mismo. A pelo. Es decir, repitió tres veces lo mismo, pero de tres formas distintas, sin aportar nada más. Las imágenes volvieron al plató. Los chicos y chicas de la prensa rosa empezaron a opinar sobre la tregua. Sin opinar. No se atrevían a decir que era una buena noticia. Pero tampoco decían que era mala. A los cinco minutos de Interrupción informativa, se llegó al acuerdo de que, en todo caso, era una gran noticia. Mientras improvisaban, en otro plató estaban montando un set de Interrupción Informativa. Diversos etólogos se reunían para opinar sobre el tema. De vez en cuando, la pantalla era ocupada por la imagen recurrente de los pollos de ETA proclamando la tregua. Poco a poco fueron vertebrando cierta cohesión. Era, en efecto, una gran noticia. Al parecer, incluso, una buena noticia. A partir de aquí, los opinadores se abrazaban a la CT o a la CB para acceder a los subsiguientes puntos de vista, en guerra para lograr ser el eje de la cohesión. Chicos CT: había que actuar con responsabilidad informativa ante el tema -¿Qué es la resposabilidad informativa? Supongo que velar para que la información no salpique, irresponsablemente, un proyecto político; España es la responsabilidad full-time-. Chicos CB: había que velar para que no hubiera concesiones políticas a ETA. A lo largo del día, los dos puntos se fueron evidenciando, formando y perfilándose como los dos llenapistas a través de los cuales leeremos el proceso de paz. Esta mañana a primera hora, de hecho, ya era posible leer esos dos puntos de vista en la prensa.
No son dos puntos de vistas informativos. Son dos puntos de vista sobre la información, que modularán la información. La Responsabilidad, y la No-negociación. Dos puntos de vista poco transparentes. La no-negociaicón es un punto de vista radicalemente falso, la Responsabilidad es, lo dicho, la gestión de la información para favorecer un proyecto colectivo. Es un punto de vista abierto a mirar para otro lado. Ambos son la primacía de un proyecto político sobre la información. Ambos, y para utilizar otra categoría -sobre la que, me temo, me extenderé en los próximos días-, no son sinceros.
Sobre la sinceridad –y, aquí, empiezo a extender lo que empezaré a extender a partir de mañana-: nadie puede hablar claro en la CT. La CT es la eliminación de unos fantasmas a través del lenguaje. Lo que equivale a no ser claro. Por ejemplo, a utilizar palabros como Responsabilidad y No-negociación. Que significan otras cosas. Innombrables, menos nobles, menos épicas. España es una cultura inconfesable. Será divertido ver como las fuerzas políticas españolas, inconfesables en público, negocian con ETA –único grupo confesable, único grupo que actúa literalmente a su lenguaje-, y con los partidos vascos –únicos partidos democráticos que no utilizan la retórica de lo inconfesable CT-.

Mañana les contaré un sueño inconfesable que tuve esta semana. Será un buen punto de partida.

miércoles, marzo 15, 2006

INTERMEZZO: EL DESENCUENTRO. MÁS CONCRENTAMENTE, EL RE-ENCUENTRO

Hola. Aquí Martínez, utilizando la cursiva. Y un poco más abajo Pep, utilizando la verdana a palo seco. En el día de hoy, Pep, nuestro estatutólogo, viene a interrumpir las interrupciones de la realidad que conforma este blog con un nuevo intermezzo, en el que analiza el preámbulo del Estatut tal y como era -no CT-, y tal y como ha quedado -CT como para una boda-. Sinopsis: en el país del aquí te pillo aquí te mato, chati, en el país donde los preámbulos, vamos, son de nenas, el preámbulo del Estatut ha reafirmado su aproximación con las grandes tendencias locales. No se lo pierdan.

Los que nos apuntamos tarde a la telefonía móvil sabemos que una cosa es que la cabina no te devuelva el cambio, y otra bien distinta que se te coma las pelas. Esto es lo que ha sucedido con el pacto que ha puesto fin al desencuentro provocado por el Estatut catalán, firmado por Zapatero y Mas y avalado por Saura. Los recortes al texto ejemplifican perfectamente qué es lo que cabe y lo que no cabe en la CT, empezando por el incumplimiento de lo prometido por el Presidente Zapatero: “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento de Catalunya”.

Lo que sigue es un repaso al preámbulo-patena que, gracias al consenso, consenso, consenso, ha evitado el retorno de los “fantasmas del pasado” retomando lo mejor del “espíritu de la transición”. El repaso no está hecho desde la crítica a los convergentes: el que no solo no ha devuelto el cambio sino que se ha quedado las pelas de mi “nosotros” no se llama Mas, se llama Zapatero. El texto laminado ofrece todas las garantías a los que durante 25 años han vivido de la mezcla de los sentimientos con la política. Es una bicoca para los que gustan hablar de nacionalismos romántico-sentimentales: los catalanes, pero también los españoles. Por el contrario, todas las partes del estatuto republicanas –por ejemplo, el traspaso de la competencia de convocar consultas populares- han sido borradas del mapa: esas partes, como la plurinacionalidad, eran la garantía de acabar con el debate identitario que monopoliza el debate político español, y que lo seguirá monopolizando.

La lectura de lo aprobado confirma que en lo fundamental se ha tirado, si bien un poco a la baja, de las enmiendas presentadas por Piqué durante la tramitación en el Parlament. Los artículos y disposiciones sobre consultas populares, por ejemplo, habían pasado, tal y como exigieron en verano los socialistas, el filtro del Consell Consultiu, que ni tan siquiera las mencionaba en sus conclusiones al no ofrecer duda alguna su constitucionalidad. Sin embargo, han sido modificados hasta convertirlos en algo tan irrelevante como el derecho a la vivienda que aparece en la Constitución Española. Como muestra, cinco botones sacados exclusivamente del “maravilloso” –Iceta dixit- e “histórico” –Mas dixit- preámbulo acordado, comparados con lo que establecía el texto original del Parlament:

“Cataluña se ha ido construyendo…” es la manera en como empieza el preámbulo-patena. La diferencia con el original es la sustitución de “la nación catalana” por “Catalunya”. Pero el zombie, el ser colectivo, sigue bien presente en el texto, exactamente igual que las apelaciones a la lengua, a la tradición, a la cultura. Porque todo ello es lo constitucional.

El segundo cambio relevante es la inclusión en el texto de una falaz equiparación entre Constitución y democracia. Donde decía “el estatuto del 79, en el cual se establecía que Catalunya quería ejercer, entonces como ahora, su derecho inalienable al autogobierno”, el estatut-patena dice: “el estatuto del 79, nacido con la democracia, la Constitución y el Estado de las autonomías”. Se apela, además, al “espíritu” del preámbulo del 79, algo que recuerda a las vergonzantes apelaciones al “espíritu de la transición” con las que se suele esconder la pretensión de anteponer fotos y consensos logrados en opacas reuniones con desconocidas contrapartidas al debate libre y democrático.

El tercer cambio relevante es la desaparición de la memoria y, más concretamente de la mención a los “exiliados” a causa de la Guerra de Franco y de la posterior Dictadura. Dicha mención es, huelga decirlo, plenamente defendible por cualquiera que juzgue de un modo mínimante decente el siglo XX español, y su retirada, mientras siguen en el preámbulo los muy constitucionales derechos históricos, es un claro ejemplo del alcance del presunto republicanismo del presidente Zapatero.

El cuarto cambio relevante es casi imperceptible. Allí donde el Estatut republicano decía “este Estatuto establece que:”, el Estatut-patena reza “este Estatuto asume que:”. Probablemente en ningún punto como aquí se pone de manifiesto el carácter de derrota, de fracaso total y absoluto, del intento que suponía el Estatut de darle un tute republicano a España. La chapuza de una ley que en lugar de establecer se dedica a asumir, del mismo modo que el 78 los demócratas españoles tuvieron que asumir no pocas cosas ante el peligro de “involución”, es la máxima expresión de la gigantesca renuncia en que se ha convertido el Estatut.

El quinto cambio acaecido al Estatut del Parlament es la desaparición de “La Generalitat restablecida en 1931 nunca ha dejado de existir, en tierra propia o en el exilio”. Manda huevos, como diría el poeta, que entre tanta alusión a los derechos históricos no hayan encontrado un pequeño rincón en el que, en lugar de hablar de 1714, se pusieran en su lugar no pocas de las monstruosidades cometidas por la España nacional-católica. La desaparición de esa mención no solo realza los minúsculos límites de la Transición que ha puesto de manifiesto este Estatut –tanto en lo que es aceptable, como en lo que es inaceptable-, sino que entierra las lecturas más civilizadas de la transición, esto es: las que defienden que hubo que ceder ante la real y evidente peligrosidad de la extrema derecha, para adoptar una estrategia gradualista. Si un cuarto de siglo más tarde todos esos avances no sirven ni para que un preámbulo recoja que la Generalitat existió exiliada durante la Dictadura, es que algunos nos hemos equivocado.

Esta melé de laminaciones del estatuto culminan, como no podía ser de otro modo, en el ignominioso despropósito que resume todo el estatut-patena: “El Parlamento de Catalunya, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Catalunya, ha definido, de forma ámpliamante mayoritaria a Catalunya como nación”. Una vez más, el sentimiento: esa sentimentalidad melancólica, fea y nostálgica que se encarga de sustituir cualquier intento de transformación de la realidad en virtud de conceptos probadamente inexistentes como los “fantasmas del pasado” y el “espíritu de la transición”.

Una vez más, la continuidad. Recuperando un apunte hecho aquí en hace unos meses y sacado de un librote de Bauçà, no únicamente la continuidad de la legalidad emanada del 18 de Julio de 1936, que tengamos en el Tribunal Constitucional a un Jefe Provincial del Movimiento o las peculiares opiniones de la máxima autoridad judicial española. La Continuidad en mayúscula, como categoría, como objetivo, como fin en sí mismo. Hay en catalán una palabra que explica la Continuidad a la que me refiero: es “pixera”. La “pixera” son las ganas de mear, si bien agradeceré a cualquiera que me enseñe una palabra mejor para la traducción. Concretamente, a las que le entran a uno cuando está tomando pintas en un pub británico o irlandés, y tiene que soportar la cola que forman los esnifadores multi-producto en el baño cada dos por tres. Me refiero a ese tipo de Continuidad, que es la nuestra, y a cuya defensa ha quedado consagrado el Estatut-patena, por más que parezca difícil prolongar la prodigiosa artificialidad que ha sido incapaz de detectar similitud alguna entre la España de los últimos años, y la Yugoslavia que el 1 de Diciembre de 1989 decretó el boicot a los productos eslovenos, después de multitudinarias manifestaciones a favor de las víctimas del terrorismo kosovar y contra los nacionalismos esloveno y kosovar.

La Continuidad, la Continuidad, la Continuidad...

(Pep)

LA DE LA MOCHILA AZUL

-UN PAÍS ORIGINAL. La CT somos todos. Es la unanimidad, lo positivo, la superación de un pasado no unánime y negativo. Las reglas del juego de la CT fijan que toda esa energía positiva la gestiona quién gestiona el poder. El PSOE gestionó la CT canónicamente. El PP, pues también. El esfuerzo gubernamental de los días 11-M/14-M, no es más que un Gobierno gestionando los mecanismo de la CT a tope, para crear un mensaje unánime y para posibilitar que el Estado gestionara todos los puntos de vista ante un problema. Falló. No porque la CT tenga mecanismos de defensa, si no porque la CT no pudo impermeabilizarse a las culturas extranjeras, que informaban desde criterios diferentes a la CT. Posteriormente a los idus de marzo, la CT presenta ciertas originalidades. El PSOE, fiel a la Transi, sigue practicándola. Y el PP, pues también. La originalidad –grandiosa, descomunal- es que ambos dos gestores alternantes de la CT la gestionan como si estuvieran en el poder, en la cima de la pirámide CT desde la que se gestiona la cosa CT.

-ORIGINALIDAD PP. El caso de la mochila azul es, en ese sentido, indicativo de lo que pasa. Lo que pasa: un partido se comporta como si fuera Gobierno, y emite una dinámica CT que sólo es sostenible si se es Gobierno. SI un gobierno emitiera la teoría de la mochila que ha emitido Rajoy, su mensaje se transmitiría verticalmente sin ningún tipo de reparo. Los únicos reparos vendrían de la prensa extranjera, que sería tamizada a través de Internet, y de emisores freakies que difundirían, también desde la Red, otro punto de vista. Sería pollos marginales, feos y bajitos, alejados de la CT, que los despreciaría. EL éxito de la operación vertical sólo podría ser paliado por un fallo en la CT: que existiera un punto de vista diferenciado en algún grupo de comunicación, o que el rumor de falsedad fuera tan amplio que el personal practicara el pásaling. Lo espectacular del asunto es que, lo dicho, los emisores del punto de vista mochilero no son Estado. Es más, al mantener ese punto de vista entran en seria fricción con algunas regiones del Estado, como la poli o la judicatura. El PP, en lo que es la gran originalidad CT de la temporada, practica la CT no sólo sin Estado, si no abiertamente contra el Estado. Lo único que posee, su única herramienta, su único atributo, el único parecido que tiene con un Gobierno, es el dominio que posee sobre un gran conjunto de medios de comunicación. La comunicación, en la CT, es un poder. Es un cuarto poder. Fabrica y emite política. ¿Es posible emitir política –es decir, CT- con sólo uno de los 4 poderes disponibles en el mercado?

Lo están haciendo. ¿Qué posibilidades de éxito tienen? Yo diría que tienen pocas. Pero también diría que, paradójicamente, tienen poco margen de fracaso. Los mensajes del PP y de su industria comunicativa son recibidos por el resto de la CT como información, no como política o publicidad. ¿Cómo se enfrenta a la mentira una cultura, la CT, que carece de mecanismos de verificación? ¿Cómo puede defenderse de las declaraciones fraudulentas un periodismo que sólo practica el periodismo de declaración? Ni idea. Será divertido / dramático verlo.

lunes, marzo 13, 2006

11-M, O¿QUIÉN MATÓ A LIBERTY VALANCE?

-LAS PALABRAS NO SE LAS LLEVA NI EL VIENTO. O resumen de lo publicado. La CT es también –o fundamentalmente, o sobre todo, o en gran medida-, un conjunto de palabras. La CT es un uso del lenguaje. Que recoge una serie de situaciones. Y no otras. No utilizas ese lenguaje y, ñaca, no eres CT. EL lenguaje CT está legado por la izquierda. Es el gran legado de la izquierda. Posiblemente es el único legado de la izquierda en todo eso que va y se llama T. La izquierda, en ese periodo histórico que va y se llama CT, ha intensificado su relación con ese lenguaje. De hecho, la izquierda ya no es un proceso dinámico. Es un proceso lingüístico. Su lenguaje describe una realidad inamovible, no dinámica. Describe, vamos, un éxito. Los únicos dinamismos, las únicas cosas sensibles de ser modificados, los únicos fracasos a mejorar o moderar, son a través del lenguaje. Si se fijan, la cosa funciona así. Así: de pronto, zas, la izquierda depura palabros PC, Políticamente Correctos, que son una suerte de dinámica programática para la próxima temporada. Ejemplo de palabros que ejercen la dinámica: maltrato-de-género, matrimonio-homosexual, local-sin-humo. Estos palabros son construcciones lingüísticas que ejercen de programa para las izquierdas. La dinámica creada así es aburrida, poco dinámica. Más bien, estable. Pese a ello, sorprende, en ese sentido, que la gran apuesta lingüística por los procesos dinámicos, proceda de la derecha. Lo que convierte a la derecha española en una fuerza dinámica, que pretende cambiar la realidad. Por segunda vez en la historia local. La primera vez fue durante el Franky Franco 1936-39 Spanihs Tour. Glups. Socorro.

-LA ORIGINALIDAD DE LA DERECHA. En otras ocasiones he presentado en esta, su pantalla amiga, la CT como la idea de que España era un producto finalizado. Quién pensara en mejorar el producto –o en abandonarlo-, dejaba de ser CT. Humm. Creo que a lo largo de este año –y, fundamentalmente, a lo largo de estos últimos meses-, la izquierda y la derecha se han separado de ese mensaje central de la CT. Para la izquierda España sigue siendo un producto finalizado, felizmente y correctamente, en los 70’s. Para la derecha, y en lo que es una originalidad, España vuelve a ser un proceso, una dinámica, algo por construir. En tanto que derecha, no obstante, la construcción es hacia atrás. Es decir, consiste en volver, de forma épica y trabajosa a una edad de oro anterior que se ubica en el pasado, que es donde fijan la edad de oro las derechas. Con Franco era el siglo XV. Con la nueva derecha radical es una interpretación extraña de los 70’s, un momento mágico de la Transi antes de que la Transi fuera hipotéticamente pervertida por los nacionalismos periféricos y por un PSOE malvado. Sea como sea, eso le confiere a la derecha el trade mark de un proceso. EL proyecto de la derecha es dinámico, tiene un objetivo final, ofrece aventura, tránsito, velocidad, desplazamiento, transformación. Todo el pack dinámico que, snif, antes sólo poseía la izquierda. O –snif, snif- la extrema derecha. La derecha, en fin, ofrece transformación. La izquierda, en fin, ofrece no-transformación, un modelo finalizado. Y eso ocasiona dos lenguajes diferentes. Uno es dinámico, combativo, beligerante y creativo. EL otro es estable, predecible, sabido, orientado a crear estabilidad, a recrear y describir una partida finalizada.

-EJEMPLO DE CREATIVIDAD LINGÜÍSTICA DE LA DERECHA. La izquierda, en su lenguaje, no va más lejos de la CT canónica. La derecha está haciendo una revisión a la CT. Por lo que su lenguaje es creativo. Es decir, revisionista. Está creando nuevas palabras para aludir a nuevos enfoques sobre el franquismo, sobre la Transición, sobre la política y la realidad instantánea. Lo que resulta un filón en una cultura –la CT-, que no sólo no pone límites al revisionismo, si no que su razón de ser es el revisionismo: ofrece una versión definitiva, tranquila, no dolorosa, chachi, del pasado de esta aldea de cabreros violenta. EN otros Estados con pasado fascista, están prohibidos los revisionismos. La cultura española, por lo contrario, es puro revisionismo. Por lo que no está autorizada a frenar el revisionismo de la derecha. Algo para lo que carece, incluso, de recursos de lenguaje. Bueno. El ejemplo de todo ello son estas declaraciones, formuladas por el Rajoy el anterior 11-M, en las llamaba la atención sobre el hecho de que el caso de la cosa del 11-M consistía en “saber quiénes han sido los autores de la masacre, de cara al futuro”. Una cosa es mentir –“cariño, ayer estuve en la oficina hasta las tantas, hips”-, algo para lo que todo el mundo está calificado. Otro cosa es practicar el revisionismo –“cariño,¿de qué me hablas? Ayer vine de la oficina como siempre y cenamos juntos, ¿no te acuerdas?-. El revisionismo precisa una apuesta decidida y sostenible por el lenguaje. Ya no es la construcción de una mentira. Es la construcción de un mundo. Algo que requiere una energía inaudita. La derecha, en fin, tiene capacidad de lenguaje para practicar el revisionismo ante hechos sucedidos ante nuestras narices hace un par de años. Imagínense como puede proceder la derecha y su nuevo y eléctrico lenguaje ante otros hechos, sucedidos hace muchos años y hace muchas narices. Imagínense el futuro de la derecha y de su lenguaje en una sociedad donde, para practicar el revisionismo, uno sólo se debe enfrentar con la CT.

jueves, marzo 09, 2006

LA IZQUIERDA, MÁS CT QUE NUNCA

-FILOLOGÍA CT. Con motivo de los fastos del chorrocientos aniversario del 23-F, el Congreso aprobó un texto concluyente sobre la disciplina. La propuesta de texto inicial, en su tramo más llamativo, era la que aquí sigue:

"La ausencia de las adhesiones pretendidas o fabuladas por los protagonistas del intento de golpe de Estado, la carencia de cualquier atisbo de respaldo social y, sobre todo, la apelación del Rey a los españoles y su emplazamiento a los mandos de las Fuerzas Armadas para que se atuvieran al cumplimiento estricto de su obligación de garantizar la integridad del orden constitucional bastaron para disuadir y frustrar la intentona golpista".

En el texto final, aprobado por todo el mundo –incluso por ERC, partido que se negó a firmar la declaración anterior-, la cosa quedó así:

[el golpe se frustró debido] "a la carencia de cualquier atisbo de respaldo social, la actitud ejemplar de la ciudadanía, el comportamiento responsable de los partidos políticos y de los sindicatos, así como el de los medios de comunicación y, particularmente, el de las instituciones democráticas, tanto la encarnada por la Corona como por las instituciones gubernamentales, parlamentarias, autonómicas y municipales".

¿Qué significan estos cambios?

-LA INTENSIFICACIÓN DE LA CT. Los textos, a ojímetro, parecen muy parecidos. Es más, lo son. Si se fijan, los textos a) y b) se parecen en que:

a-Ambos intentan explicar la Historia desde un parlamento. Es decir, desde un poder político.
b-Es decir, ambos impiden que la historia la expliquen los historiadores. Ambos supeditan la historia a la política.
c-Es decir, ambos fijan que la historia reciente de España es un problema político.
e-Es decir, ambos dejan al Estado –en este caso, al Congreso, una institución del Estado-, la capacidad normativa de la historia.

Si hubiera algún partido que interiorizase la CT como fenómeno y que, además, estuviera abiertamente en contra de la CT como fenómeno, ese partido se hubiera negado a firmar la declaración, y hubiera dejado el 23-F a la libre interpretación de la ciudadanía. Incluso hubiera podido participar en la realidad a través de una interpretación determinada, explicada por la boca de la cara, pero no expuesta como documento oficial de Estado. No ha sido así. El partido más alejado de la CT –un partido inequívocamente republicano e independentista, dos palabros que le alejan, en principio, de lo CT-, ha participado en el texto intensificando la cosa CT. A saber. El texto a) es la vulgata CT sobre el 23-F –golpistas colgados, desvinculados de la realidad, puras setas en un país sin franquismo + un rey bueno que luchó por la democracia-. Es un mito elaborado desde la verticalidad CT, desde la seguridad que da disponer de una cultura oficial, de Estado, que impide otras vías de investigación –verbigracias: en un país con 40 años de dictadura facha, ¿no había fachas?; ¿el rey no participó y no tuvo conocimiento de nada? ¿Ni siquiera de la movida Armada?-. La opción del texto b) no sólo es la misma, sino que queda supone la intensificación de la anterior. El idealismo histórico se amplía a más sujetos –no sólo hubo un rey bueno, si no una ciudadanía buena, unos partidos buenos, unos sindicatos buenos, unos medios de comunicación buenos y unas instituciones democráticas monárquicas, centrales, periféricas y municipales buenas-. La opción del texto b) amplia la participación en unos sucesos con muy poca participación. Es más, unos sucesos en los que en ocasiones no está claro quién participó. Si la Transi, en su opción CT, es un proceso en el que todos participamos -¿participó todo el mundo en la Transi? ¿Unos más que otros? ¿Desaparecieron participaciones?-, el 23-F debe de ser, por tanto, lo mismo.

Las izquierdas no sólo no ven la CT, si no que no la consideran un peligro. Es posible que la intelectualicen como algo a defender. Lo que orienta en la idea de que los grandes ataques a la CT provienen, snif, de la derecha. La derecha –socorro-, es el único ente que está haciendo algo extraño con el lenguaje CT. Algo tan extraño y violento que invita a la izquierda a no hacerse la picha un lío y en recurrir a la CT para diferenciarse de la derecha. Mañana les hablo sobre el lenguaje de la derecha, últimas tendencias.

miércoles, marzo 08, 2006

PALABRAS POSITIVAS EN UNA CULTURA SIN PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Última reunión por el tema cole. Zona morena / Fort-Apache. Más de un centenar de reunidos. Menos de 10 plazas disponibles. Aún así, todo el mundo se comporta como si viniera aquí con todos sus derechos equipados de serie. Las mamás se levantan y preguntan por el modelo de enseñanza del inglés de la escuela. Que si los niños de 3 años hacen siesta. Que si hay menú vegetariano. Presidiendo la sala polivalente hay un cartel colgado por el Piaget de la escuela en el que se lee: “No tingueu pensaments negatius”. Frente a mí –estamos sentados en círculo positivo- hay una mamá morena, de peli de Vigas Luna, con las piernas abiertas. En mi pueblo, una chica así la dejas en la calle y dura 30 segundos. Le veo el triangulillo, en fin, y me sale un pensamiento negativo. Llego a tener 30 años menos y me quedaría sin recreo. La del triangulillo se levanta y pregunta por el modelo de aprendizaje de lectura. Le contestan que es globalista. Se vuelve a sentar, saboreando la palabra. Sonríe. El triangulillo también. El Pujolismo fue la pera. Veintipico años sin construir escuelas y consiguió que eso no fuera el problema. Ni siquiera un problema. De hecho, aún no lo es, por lo que veo. El Pujolismo –CT por un tubo- disponía de palabras para evitar los problemas. Por lo que sea, la derecha se apropió de esa contribución pedagógica de la izquierda PC –“no tingeu pensaments negatius”. Y encontró un filón.

Dejó de mirar el triangulillo –a estas alturas tengo tanta confianza con él que ya le llamo Manolo- y nos miro a todos nosotros, vertebrando preguntas positivas que aplazan la gran pregunta. ¿Esto no funciona, verdad? Busco precedentes de nosotros, muestras de nosotros, en la literatura española. Corríjanme. Aparecemos como personajes secundarios en alguna novela de Baroja, cuando Baroja rescataba de la masa un par de pollos, los describía con dos adjetivos terribles y los dejaba hablar frente al personaje principal. El personaje no los valoraba. Lo cual me remite a Céline, que sí los valoraba –verbigracia: “aquella niña hablaba con la estupidez de la masa. Intentó responderle algo simpático para poder irse inmediatamente”-. Y, luego, me viene a la cabeza Coetzee, en sus descripciones de sus personajes analfabetos, bárbaros, cargados de una razón histórica que ignoran. En cierta manera, son personajes barojianos: son sus acciones. Coetzee es la pera. De los tres autores que me he citado es tal vez el que llega más lejos a la hora de dibujar la brutalidad. Lo hace con negros –principalmente- y con boers en la Sudáfrica yuyu. No obstante, no opta por las opciones Baroja /Céline/nazis. Sus descripciones parten de cierta neutralidad, que sólo el lector puede discernir. En ocasiones el lector discierne cosas terribles, prohibidas en la cultura española, en la literatura española y en las sociedades que no pueden tener pensamientos negativos.

Ahora que caigo, para citar la realidad que veo, he citados dos autores extranjeros. Y sólo uno vivo. O, lo que es lo mismo, ningún autor vivo español me ha servido para dibujar lo que veo. Humm. Es normal que una cultura que ha decidido eliminar sus pensamientos negativos en su vocabulario, en sus palabras, opte por novelas que utilicen esas palabras y esa renuncia a los pensamientos negativos. Me entretengo a jugar con Manolo a inventarme la trama de una novela CT sobre lo que veo. “Escucha esto, Manolo. Zona Apache –le llamariamos, no obstante, extrarradio, que queda más CT-. Un profesor, hijo de un profesor depurado por el Franquismo, trae el buen rollo a una escuela repleta de inmigrantes llenos de buenas intenciones y proyectos. Habría dos malos: un profesor de izquierdas, que ha perdido la esperanza. Y el director, que sería de derechas y se negaría a autorizar excursiones de los niños al campo. Trama secundaria. Dos: a) un niño sometido a bulling, y su madre, una mujer maltratada con la que el profesor entablaría una relación, dificultada por su ex. El ex y el dire, serían así la esencia de los pensamientos negativos, que el profe chachi, en su lucha reevangelizadora, pretende y logra erradicar del mundo, en lo que sería un canto a la esperanza”. “No, Manolo, la chica no sería como esa que llevas a cuestas. Esa provoca pensamientos negativos hasta a Paolo Coelho”.

Humm. Mañana les explico algo que me ha apuntado Manolo. Las ulteriores tendencias CT en la utilización del lenguaje. O como la izquierda se está adentrando en lo CT mientras que la ultraderecha se está saliendo a toda leche.

martes, marzo 07, 2006

EJERCICIOS CON UNA NUEVA PALABRA

Las palabras no son experiencias individuales. Cada palabra son millones de intentos y descartes anteriores. La palabra amor –que nunca ha tenido el mismo significado-, ha variado radicalmente de significado desde que el amor es el epicentro de la cultura de masas. ¿Cómo se besaban nuestros bisabuelos, que nunca vieron un beso proyectado en una pantalla? Ni idea. Es posible que ni se besaran. Anyway.

La CT es un grupo de palabras, donadas por la izquierda, en el momento en el que la izquierda sólo son palabras. El PP, la FAES, Ciutadans per Catalunya, PSOE, ICV, en ocasiones y tramos ERC, comparten las palabras. Lo que impide en ocasiones saber qué significan las palabras. Lo que anima a la idea de que muchas palabras CT son, simplemente, aplazamientos de problemas. El palabro no-nacionalismo –que nunca ha tenido el mismo significado-, ha variado radicalmente desde que el no-nacionalismo es el epicentro de la derecha española. ¿Cómo practicaban el no-nacionalismo nuestros bisabuelos, que nunca vieron a miembros de la derecha esencialista española practicar el no-nacionalismo en una pantalla televisiva? Ni idea. Anyway.

EL otro día, en otro orden de cosas, practiqué mi sección Al FUTBOL CON con Carme Cahco, Vicepresi del Congreso. En la sesión se me ocurrió experimentar con una palabra no-CT. Extrema derecha. La solté y la cosa funcionó. Independientemente de que ella la utilizara para hacer política, y yo para hacer periodismo –dos análisis de la realidad diferentes; ambos son coyunturales; uno aspira a la rentabilidad, otro, en el mejor de los casos, a la comunicabilidad-, la cosa funcionó. Se creó, digo yo, un dibujo de la realidad más amplio que el que hubiera resultado si hubiéramos optado por palabros CT. Ahí va:

AL FÚTBOL CON...
Carme Chacón
GUILLEM MARTÍNEZ

Ficha. Barça-Depor. Quedo antes del partido
con Carmen Chacón (Esplugues, 1971), dipu-
tada PSC way of life, vicepresidenta de la Mesa
del Congreso y miembro de la Peña Barcelonis-
ta del Congreso. “En el Congreso la cosa futbo-
lística está muy dulce, pero políticamente muy
crispada. La actitud del PP envenena las relacio-
nes personales”. “Hasta hace poco la crispación
era entre territorios. Ahora es entre lenguas. Es
decir, entre personas
”. Magnitud de la tragedia,
verbigracia: “La bronca de la semana pasada
Zaplana-Duran i Lleida. Se trasladó de la rueda
de prensa a los pasillos. Algo inaudito
”.
La crispación y la ultraderecha. Propongo acer-
car el concepto crispación al concepto ultra-dere-
cha. Compra. “La reivindicación del 23-F, la
mentira masiva sobre la negociación de Aznar
con ETA, la política como crispación y el aleja-
miento de la gente de la política es la extremade-
recha
”. No obstante, el debate —¿ciudadano?,
¿incívico?— sobre la cosa Estatut, ¿ha estado
modulado por la extremaderecha, que ha im-
puesto sus límites? “Lo único que ha moderado
el debate sobre el Estatut es que ha quedado
apartado por un debate aún más radical y más
goloso que el Estatut: el terrorismo, con declara-
ciones como que Zapatero está más cerca de los
asesinos que de las víctimas
”. “Pero no compar-
to el pesimismo catalán frente al Estatut. El
texto supone el máximo autogobierno dentro de
la Constitución. Otra cosa supondría una refor-
ma constitucional
”.
La ultraderecha y el Estatut. Recupero la idea
del Tripartito de que la plurinacionalidad cabía
en esta Consti, y que su derrota vuelve a ilus-
trar otro triunfo de la ultraderecha: ha impues-
to su interpretación de la Consti. Explica que
en el Estatut ha habido unos límites constitucio-
nales y otros políticos, “como la financiación y
el tema nación”. “En financiación CDC no
quiso trabajar aquí con el PSC lo que luego
negoció con PSOE
”. Respecto a la cosa nación,
no hemos sido capaces de convencer del he-
cho de que ser nacional de Cataluña no iba en
contra de nada
”. En España un Gobierno es,
tradicionalmente, capaz de convencer de lo que
sea —ejemplos: a) entrar en la OTAN, b) abrir
vías de investigación a gogó—, ¿qué ha fallado
en este caso? “La pedagogía. En Cataluña, has-
ta el mismo día de la aprobación en el Parla-
mento del texto, hubo cierto desafecto
”: “En
Madrid, las cosas se han hecho mejor de lo que
se ha explicado aquí
”, si bien “se ha sufrido
una mezcla de maldad y cinismo: el texto ini-
cial tenía unos excesos constitucionales que se
tenían que variar. Se han variado, pero el PP
sigue hablando del texto anterior
”. ¿Eso es polí-
tica? Es decir, los chicos del PP se lo creen o
son conscientes de que el texto al que aluden
no existe? “Es política. Son jóvenes, tienen 40
años y van a por todas. Han de provocar el
caos para volver al poder. Son, lo dicho, la
ultraderecha. La lógica es: tengo 10 millones de
votos y los tengo que muscular. Zapatero tiene
votos que no fueron suyos, ¿cómo se los puedo
quitar?”.

Meditaciones. Hablamos de la presencia de tra-
zos estilísticos de la ultraderecha en la política y
en la comunicación locales. “La explicación es
que somos una democracia joven
”. Hombre,
con 30 años uno ya no es joven. En todo
caso, puede ser infatil. “Yo veo eso. Y la presen-
cia de algunos líderes, como Fraga
”. “España,
con su historia, difícilmente podría haber hecho
algo más que la transición. Una transición con
puntos débiles. Como el control del poder y de
la oposición a través de los medios. El 14-M fue
una lección de la ciudadanía para todo el mun-
do: habían visto la impunidad
”.
La metáfora. Piticlín-piticlín. Hola. ¿En qué se
parece lo que hemos hablado al partido que
hemos visto? “No fue un partido sufrido. Fue
un sueño, comparado con lo que se vive en Ma-
drid, como el Barça, muy respetado ahora en
España, es un sueño respecto a la percepción de
Cataluña en el Estado. Ojalá se equilibre la Liga
y el sistema autonómico”. “Al final, el Barça
ganará la Liga, y Cataluña verá reconocida su
labor por el modelo de Estado
”.

domingo, marzo 05, 2006

NUESTRA CONTRIBUCIÓN DEFINITIVA

Hola. Enésima reunión cachi en una escuela. Ya sólo me quedan dos. Bueno. Reunión. Chachi. Zona Rubia. Palabras mágicas. El gran ideólogo de la escuela vertebra conceptos a partir de los palabros “igualdad”, “diversidad”, “sostenibilidad”, “socialización” y “libertad”. Si bien, snif, no aparecen por ningún lado los palabros “escolarización”, “garantizada”, “en”, “el”, “centro”, “que” y “elijas”. La buena noticia es que tampoco aparecen los conceptos “quetedénpolculo”, “con”, “una”, “caña”, y “rota”. Lo que elimina un gran componente de brutalidad en esta situación brutal. Situación brutal: ocurre un problema –no hay coles-, si bien todo el mundo se comporta como si no existiera y emplea un lenguaje que exorciza los problemas.

Es posible, por tanto, que el hecho de que un problema exista o no exista, sea una cuestión de utilización lenguaje. La izquierda, lo chicos que hemos visto los problemas y hemos aportado soluciones desde hace tres siglos con mayor o menor éxito –el laicismo, el culto al líder, la dictadura del proletariado, el gulag, el amor libre, el fusilamiento de popes, la semana inglesa, los trabajos forzados, los derechos de los homosexuales, los campos de reeducación de homosexuales, la abolición de la propiedad, la minifalda o el reparto de la riqueza a través del IRPF, por decir algunos-, hemos creado, en los últimos 25 años, la solución definitiva a todos los problemas. El lenguaje. Nuestro lenguaje es la pera. Elimina las penas, consuela, da esperanza al mundo, explica al mundo como tiene que ser el mundo para que no cause dolor. Hemos creado en 25 años un nuevo budismo, en el que el dolor desaparece a través del lenguaje. Y también los problemas. Es suficiente recurrir al lenguaje que hemos creado para que un problema desaparezca como un ninja. Zas.

Sigo en la reuni cachi, disfrutando de un sistema educativo que no funciona, si bien está perfectamente camuflado por un lenguaje que, por otra parte, le será enseñado a mi bebé como a mí me enseñaron el catecismo. Mientras miro el techo de cole -sostenible, diverso, solidario; no se cae-, me entretengo buscando construcciones lingüísticas observadas en las últimas 24 horas, que hayan sido creadas para eliminar un problema. Encuentro dos.

Una. Casi todos los diarios, al aludir a la Convención del PP, hablan de la presencia de dos líneas -¿existen en verdad dos líneas?-. Una es “centrista” –sic- y otra es “dura” –sic-. La palabra “dura” es un ejercicio del lenguaje. Hay pocas cosas negativas que sean “duras”. Ejemplos de cosas positivas con el palabro “duro”. Ahí van. Una teta dura. Una defensa de Puyol dura. Una apuesta dura contra el hambre en el mundo. Una socialdemocracia dura sigue teniendo su cosa positiva. No así la construcción derecha dura, que ya está sobre un terreno históricamente pantanoso. En la prensa, empero, al hablar de la posición “dura” del PP, no se emplea el palabro “derecha”, ni “centro” -¿existe el centro duro?-. De lo que se deduce que, en estas informaciones, el palabro “dura” es una construcción del lenguaje para evitar otra palabra. En verdad dura. Verbigracia: ultraderecha, extrema-derecha. La extrema derecha, cuando utiliza el lenguaje –estúpido, ceremonial, vacío- legado por la izquierda, desaparece como extrema derecha. La extrema derecha no es un problema local gracias al lenguaje local. Y, si lo es, ahí está el lenguaje local, que observará el fenómeno y optará por la solución “dura”, antes que por la exposición “ultra-derecha”.

Dos. Fundación de Ciutadans de Catalunya en el teatro Tívoli, partido que se presenta como anti-nacionalista. Anti-nacionalista es más que no-nacionalista. “No-nacionalista”, a su vez, es una construcción lingüística creada en el País Vasco para definirse contra uno de los dos nacionalismos presentes en el País Vasco. Pero para aplazar la definición ante otro de los dos nacionalismos presentes en el Páis Vasco. El español. “Anti-nacionalista” es, por tanto, una evolución del concepto “no-nacionalista”. “Anti-nacionalista” sirve para no ver la cosa “no-nacionalista”, y “no-nacionalista” es algo que sirve para no ver la cosa “ultra-nacionalista”, ese componente de la “extrema derecha”. O las líneas “duras” de nuestro “centro”. Todos los diarios que he consultado respetan la autodefinición del partido “anti-nacionalista”, si bien algunos recogen declaraciones, citas y cadenas lógicas ultra-nacionalitas pronunciadas en el miting. En lo que es otro triunfo del lenguaje CT, triunfan las autodefiniciones creadas con un lenguaje donado, más que los conceptos creados por el lenguaje. Nuestro lenguaje vela para que no ocurran cosas negativas en la sociedad. Como el “ultra-nacionalismo”. Que pasa a ser “Anti-nacionalismo”. “Duro”.

Nosotros creamos las palabras necesarias para no ver que, por aquí abajo no hay algunas cosas –escuelas-, y sí otras –extrema derecha-. Una parte importante de la CT consiste en la donación –gratuita, sin contrapartidas- de un lenguaje a la derecha. No podemos señalar a la ultraderecha. No disponemos del lenguaje para ello. Se lo dimos a ellos.

jueves, marzo 02, 2006

LA VERBALIZACIÓN DE UN PROBLEMA ANTES DE LA COSA ESTATUT. Y, TAL Y COMO ESTÁ EL PATIO, DESPUÉS DE LA COSA ESTATUT

Hola, amiguitos. Les he vendido la moto de que el proyecto de reforma del Estatut suponía darle para el pelo a la CT. Y les vendido indeed la moto de que el fracaso de la reforma –también les he vendido, por cierto, que la reforma ha fracasado-, suponía volver a la casilla anterior, a dos nacionalismos líquidos que, depende de la cotización diaria de lo líquido, construirían más o menos espirales. La fricción entre los dos nacionalismos volverá, sea como sea, a explicarlo todo. Todos los problemas volverán a ser nacionalistas o no existirán como problema. Para muestra de tollo ello les explicaré un problema que estoy teniendo a tiempo real. Y cuyos únicos cauces de discurso disponibles tienen que ver con los esencialismos.

-LOS PROBLEMAS CRECEN. Mi bebé, snif, ya no es técnicamente un bebé. Dice la palabra “grúa” cuando ve una grúa, si se tira un pedo se ríe, quiere sentarse en sillas de adultos y, en otro orden cosas, en Septiembre debería ir al cole, por lo que estoy un día sí y otro también buscando cole, asistiendo a reuniones en coles y visitando coles. Sé tanto de coles, en fin, que a estas alturas, la Consellería d’Ensenyament debería asesinarme. La descripción del asunto cole es, en todo caso, preocupante. Formalmente, y en lo que es una metáfora, algún cole está en la misma situación de cuando abandoné el asunto colé, hace chorrocientos años. Es decir, en situación de barracones. La oferta pública es muy reducida –hay coles que ofrecen menos de 20 plazas-, y –vivo en la ciudad más pija del mundo, en la que el pijerío es tan pijo que hasta es de izquierdas-, la oferta pública de calidad se ofrece en las zonas rubias de la ciudad. Las zonas rubias, por cierto, se dividen en distritos escolares gansos, que permiten mayor elección que en las zonas Fort-Apache, que se dividen en distritos escolares canijos. Tanto que no existe el derecho de elección. Si eres rubio puedes escoger más escuelas que si eres Fort-Apache. La escuela concertada, por otra parte, en las zonas rubias tiende a ser laica, mientras en las zonas Fort-Apache son religiosas. La libre elección, en fin, no existe. En ocasiones –remember los barracones-, ni siquiera existe físicamente el colegio sensible de ser sometido a la libre elección.

-DESCRIPCIÓN DE PROBLEMAS NO CT. En lo que es una metáfora de la CT, empero, los problemas no existen. Vas a una reuni a un colegio en el que no hay posibilidad matemática de que entremos ni el 10% de los reunidos y, no aparece en problema por ninguna parte. Las reuniones, de hecho, versan sobre el proyecto pedagógico. Por lo general, chachi piruli y sustentado en la diversidad, el laicismo, el reciclaje, la tolerancia racial y la observación del entorno, si bien en las reuniones no hay manera de que se visualice el entorno. Entorno: a pesar del discurso chachi, en ese cole no va a entrar ni el gato. Ha habido reunis en las que me llegado a desear que el dire del cole, en vez de decir “nuestro modelo pedagógico está sustentado en la diversidad”, hubiera dicho “nuestro modelo pedagógico está sustentado en la negación del holocausto”. Se habría producido, en ese momento, un asidero realista, en el que meter baza. Pero nada.

-LOS ÚNICOS PROBLEMAS POSIBLES. Los únicos problemas posibles, y que en ocasiones aparecen en las reunis –que en ocasiones aparecen en la prensa y que, en todas las ocasiones, aparecen en los discursos políticos-, son otros. Otros: a) la libertad religiosa. Por lo visto tengo derecho a que mi bebé reciba clases de religión católica. Por lo visto, tengo mucho menos derecho a que no las reciba. Y, en todo caso, muchísimas menos posibilidades. B) El derecho a escolarizarse en castellano. Por lo visto, puedo montar el pollo porque mi bebé sea escolarizado en catalán. Hay diversas asociaciones que me ayudarían a montar y a amplificar se pollo, en la creencia de que la educación en catalán es el epicentro de la mala calidad del sistema público, y no los barracones, o la ausencia de plazas, o el desnivel de calidad entre la BCN Blonde y la BCN Blacky. No tengo derecho, o sería un exotismo, observar la riqueza o la pobreza de los barrios como un factor determinante, quejarme de que un bebé cutre tenga menos acceso a la calidad que un bebé destinado al sky, verbalizar que la lengua o la religión no son el problema, sino la desigualdad social que el sistema, a pesar deestar-sustentado-en-la-diversidad, consagra. El único debate educativo, las únicas verbalizaciones del problema, son la religión y la lengua. Las esencias. Socorro.