martes, diciembre 11, 2007

EL HILTISMO

Conversación con un chico listo. Definición de chico-listo: cuando abre la boca sale nuestra época. Eso, también, es una región de la inteligencia. Además, por otra parte, los chicos listos me caen bien. No engañan a nadie y, además, resultan simpáticos. Bueno. Sinopsis. Acaba de fundar una, como su nombre indica, fundación. Objetivo: la soberanía de Catalunya. En un tris han conseguido 2 millones –ha leído bien; si bien yo he escrito tembloroso-, de euros. El objetivo, en la línea de lo que les he ido comentando esta semana, es la creación de palabras, que sitúen la discusión de la realidad, esa cosa que no hacen o no puede hacer las izquierdas. De manera que, tras un breve interín, las izquierdas, para hablar de la realidad, deben utilizar esas palabras. Hablando de los futuros proyectos de la Fundación, me explica como ha funcionado la cosa en los primeros meses. La cosa nació en Junio. Tuvo tanto éxito y tanta repercusión mediática que mi interlocutor quedó sorprendido. “Hasta cierto punto, teníamos una marca, pero la marca no tenía contenido. Si te fijas” –me dice- “le pasa lo mismo a Paris Hilton. Por lo que, en estos meses, hemos hecho lo mismo que la prestigiosa marca Paris Hilton, una mujer cuyo éxito radica en que cae mal”.

En ese momento me estaba pimplando un chardonee y unas vieiras atómicas con aceite de trufa blanca. Pero mi disco duro dejó de procesar todo eso para procesar ese otro pack de conceptos que, de pronto se me había manifestado. El Hiltismo.

Una cultura que ha sustituido la información y el análisis por la teatralización de la realidad, es posible que sólo vea las castañas informativas y analíticas a través de sus puntas dramáticas. Las puntas dramáticas de un melodrama recaen, en efecto, en el huerfanito. Pero, más comúnmente y estadísticamente, en el malo de la película. Sin malo de la peli mixed-emotions, una peli mala es insoportable.

Repaso, en este momento, los monstruos de la política y de la comunicación local. En efecto, me caen mal. Hiltonizan. A lo bestia. Prueben y ya verán. Por mi parte, llego incluso a encontrar productos informativos en los que todos, el conductor y el 100% de los tertulianos, caen mal. Lo que explica, seguramente, su éxito.

Tal y como ha quedado el patio, en fin, ninguna idea o producto tiene opciones de comerse un kiki si no es absolutamente repelente, si no tiene una punta Hilton que tire de espaldas. Es más, la punta Hilton, como sucede con Hilton, exime de cualquier otro contenido. Salvo el éxito.
El radicalismo aparente de este blog, es posible, por tanto, que no exista. Y si existe, se debe únicamente a mi parecido con Hilton. Una mujer, concepto, con la que a priori no tengo muchos parecidos aparentes. Lo que es una mala noticia para mis contenidos. Aquí, el menda, en fin y snif, es poseedor de una biografía radicalmente alejada de la señorita Hilton. Trailer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El estrambote ese de Cuní no es ninguna novedad. ¿A quién manda callar? A los que se expresan en castellano. Que es, simple y llanamente, lo que llevan 15 años haciendo en Catalunya con todos los que no llevamos el cerebro cuatribarrado.

Guillem Martínez dijo...

Internet, ahora que lo leo este comentario, es otro bello ejemplo de hiltismo. Socorro

Anónimo dijo...

Si todavía no lo han hecho, lean a Lakoff: No pienses en elefantes.
Ahí encontrarán el porqué de la teatralización de la realidad o el secreto de Paris Hilton, tambien conocido como el caso del negro de Abba. Ádemás, le ahorraremos metáforas a Martinez. O no. En todo caso, los malos lo han leído. De hecho, yo lo conocí por ellos.

Anónimo dijo...

Pero ¿por qué ver a Cuní? ¿a la Rahola? Casi todo lo que se nos ocurra será mejor que pasar un segundo viendo qué sandeces dicen/hacen.