jueves, diciembre 27, 2007

THE LOPE BOAT

Hola. Resumen del último día. Morán, que a su vez remite a Barrett que a su vez va y dice:

“No hay dinero sin éxito, y no hay éxito sin halagar los instintos de la mayoría. (…) Y así mientras la cortesana vive de hacer cosquillas en la piel de sus clientes, el artista vive de hacerlas en el entendimiento de los suyos -¡que suelen ser los mismos!"

Es decir, el límite de las escrituras son los otros. Como muy bien señalaron algunos lectores que hicieron caer en este blog el palabro marketing.

Bueno. Ahora estoy con Ramos. Ramos es mi gran amigo de la facu. En la actualidad es medievalista en la UdG y en la UAB. Hablamos de la pertinencia de la descripción de Barrett en la actualidad. Pero mi interés es fijar desde cuando es pertinente. Yo voy y le digo Ramos, en qué momento el escritor decidió satisfacer al público. Ramos va y dice: “El mundo era feliz. Todo el mundo escribía para satisfacer a su amo, que era quién pagaba lo que se escribía. En esto llegó un mamón, que se llamaba Petrarca. Escribía para satisfacer a su amo, sí. Pero, y he aquí la novedad, también escribía cosas personales, para su disfrute. Y el de sus amigos. Esos manuscritos se difundieron. Crearon un público más amplio que el de los amigos.” ¿Un pollo sólo la lió? “Igual hubo otros Petrarcas, pero sólo trascendió aquel.” OK. Vale. Pero ¿Cuándo, después de la imprenta, un escritor decidió satisfacer al público? ¿Quién fue el primero en decidir que su oficio era la satisfacción del público? “Humm. No sé”. Entonces yo voy y digo: Cervantes, pongamos. “No. No tuvo público. Ni olfato” –nota de aquí el andoba: no tuvo MARCO, je, je- “Él creía que su gran obra era La Galatea. No el Quijote”. ¿Lope? “Puede ser. Lope escribía para satisfacer al público. El resto de autores de la época, como Cervantes, pensaban: este mamón no hace literatura, que hace churros”. “Su fracaso consiste en que lo que el consideraba su producción personal, algo en la línea de Góngora, que debería superar a Góngora, no le sale correctamente. Ni tiene éxito”. OK. ¿Cuándo nace el escritor actual, que no tiene línea personal en la que fracasar? “Siempre ha existido. Las cosas siempre han sido así”. Desde Tetrarca.

Hummm. La literatura siempre ha sido así. Satisfacer al público siempre ha sido un input. OK. Lo que no quita que Lope haya creado maravillas. O que, de pronto, en la cultura de masas, en la que todo el mundo es público, te sorprenda con construcciones elaboradas, que son puro arte -
si no se lo creen, escuchen esta letra- . Hummmm. Si los cambios no están en la literatura, en el arte, igual están en otro sitio. En el lector. O en el escritor. O en ambos. Lo que nos devuelve a la frase inicial de Barrett.

“No hay dinero sin éxito, y no hay éxito sin halagar los instintos de la mayoría. (…) Y así mientras la cortesana vive de hacer cosquillas en la piel de sus clientes, el artista vive de hacerlas en el entendimiento de los suyos -¡que suelen ser los mismos!"

Esta frase es un sustitutivo de la frase usted-se-encuentra-aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha recordado la frase del empresario americano Barnum, dicha a principios del siglo pasado y que últimamente leo mucho en artículos yanquis: "Nadie se ha arruinado nunca por subestimar la inteligencia del público".
go on.

Anónimo dijo...

Pues a mi me ha recordado mucho al barroco Gracián. Deduzco, por tanto, que la aplicación de las herramientas del marketing no ha dado, de momento, grandes resultados. Si quiere un consejo, revise el concepto de MARCO, je, je. Si quiere dos, describa estrategias dirigidas no a satisfacer al público sinó a fidelizarlo. Si quiere tres, siga fidelizándonos así.