lunes, septiembre 19, 2005

DOS BRAVOS PRÓLOGOS DOS

En tanto que esto es un libro –o algo parecido a un libro- extraño, la cosa requiere prólogos extraños. O extrañizar los prólogos. El caso es que, si se fija, periódicamente aparece por aquí un prólogo. Resume, reinterpreta y da cierta lógica a lo escrito hasta entonces. Posteriormente a cada prólogo la lógica y los temas exhibidos cambian, para irse hacia otros temas y otros tratamientos que, siempre y en todo caso, no sé a donde van a ir a parar. Por lo general, paran en otro prólogo. Estas páginas, en fin, carecen de toda estructura. La estructura, así a lo bestia –lo mínimo es también algo muy bestia-, la aportan a) un lema –vamos, dos; los dos que presiden ésta página; si gira la cabeza un pelo para arriba los podrán ver; uno es mi nombre y, el otro es más largo-, b) la periodicidad de los artículos y, c), cierto interés para, a través de todo lo que va apareciendo, intentar descodificar la CT. Bueno. Ha pasado la tira desde el último prólogo. Hoy toca prólogo. En tanto que hace la tira que no les chorreaba con un prólogo, hoy les vierto la tira de prólogos. Alehop.

-PRÓLOGO. TODOS LOS TEMAS PUEDEN SER CT. PERO SÓLO UN TRATAMIENTO. Un colega va y plagia en un artículo periodístico un tema que he tratado en septiembre. Es un tema que a mi me servía para dibujar una tendencia de las culturas occidentales y una seña de identidad como un piano de la CT. Es un tema, por tanto, útil para descodificar la CT. El colega, no obstante, lo utiliza para hacer CT. CeTización del tema no CT: un plagio es, fundamentalmente, estrés para llenar un espacio. Es, por tanto, lo contrario a la gestión de un espacio. Lo que puede apuntar a la idea de que los intelectuales CT no tienen interés por gestionar desde el pensamiento los espacios que ocupan en los medios. Tienen interés por llenarlos, por permanecer en ellos. Quizás esa sea la diferencia entre un comunicador CT y un no-comunicador no-CT. Ni idea. Por otra parte, el colega CeTizaba el tema no CT utilizándolo para explicar un pequeño trayecto sentimental. Vamos, que le quitaba ideología y lo llenaba de sentimentalidad, esa cosa tan presente en la CT y que sirve tanto para llenar un 11-M como para llenar un artículo patatero –en argot periodístico, aquellos que te sirven para comprar patatas y comer otro día- y, en general, aquello que sirve para vaciar de contenido un tema cultural hasta convertirlo en CT. Es decir, hasta conseguir no decir nada molesto. O, incluso, nada, a secas. Antes de empezar a escribir estas páginas, hubiera dicho que mi colega era un cara dura. Ahora, como ven, he ganado herramientas para poder describir que no es un caradura. Es un usuario normal de una cultura. Y de su libre albedrío. La cultura de la que es usuario no penaliza llenar un espacio con material de otra persona. Penaliza no llenar un espacio. Su libre albedrío no penaliza ni su decisión puntual para llenar un espacio, ni su decisión de no ver patológica en todá la dinámica cultural de la que ha participado. También yo he ganado herramientas, por otra parte, para poder dibujar mi subnormalidad. Un subnormal verbalizado gana budismo y pierde crispación, esa cosa que puede invalidar tus puntos de vista extraños. No me pregunten por qué, pero es así. Estos ojos que se van a comer los gusarnos han visto muchos tipos repletos de razón, pero también de una mala leche tan notoria que ya no les veías la razón por ningún lado. Bueno. Espero que, en las páginas leídas y en las que siguen, ustedes también puedan ver algo de su propia subnormalidad, esa cosa que les convierte en usuarios diferentes de una cultura. Para ver nuestra normalidad, hagan como yo y lean los artículos de mi colega, por ejemplo.

-PRÓLOGO. EL AMOR Y LA GUERRA SON CULTURA. Estos días me he releído Historia de la Guerra, de John Keegan –no lo busquen; me temo que está descatalogado-. El libro es la pera. Presenta la guerra como una región de la cultura humana. Como la lencería. Después de esa arriesgada propuesta cultural, el libro está repleto de sorpresas. Verbigracia: en toda la Humanidad y en toda la Historia, sólo hubo una cultura que hizo de la guerra su motivo cultural absoluto. No fue la cultura hitleriana. Fue la cultura de la Isla de Pascua. Sus habitantes llevaron la guerra a un límite absoluto, jamás alcanzado antes o después. Cuando llegaron los europeos a la isla, se encontraron con que casi no había ya isla. Otra sorpresa del libro es la absoluta culturalización de la guerra entre los mexicas. Los mexicas hicieron de la guerra puro símbolo. En sus guerras, por ejemplo, jamás se mataban. Carecían incluso de armas para matar. Sus armas, a lo sumo, hacían pupa. La guerra consistía en ir pillando prisioneros con espadas de madera. La guerra de los mexicas parece bucólica, de patio de cole. Lamentablemente, los prisioneros recolectados en ese tipo de guerra eran posteriormente sometidos a otra serie de ritos, no meros culturales, pero mucho más cruentos. Por ejemplo, a tu mejor enemigo lo convertías en tu hermano. Pasabas con él un año, conviviendo como hermanos en tu casa. Hasta que lo llevabas al templo, dónde lo sacrificabas, te comías su corazón, le arrancabas la piel y la hacías servir como capa hasta que se cayera, podrida, de tu cuerpo. El luto posterior al asesinato del prisionero/hermano era absolutamente riguroso, por lo que tenías que llorar como una magdalena y raparte al cero. Humm. Las culturas son como la guerra de los mexicas. A menudo cuesta ver, en primera instancia, su bestialismo. Y sus víctimas. Como ha quedado claro, había víctimas que durante un año no eran víctimas, si no hermanos. El dibujo de la CT, una cultura con, aparentemente, espadas de madera, sin enfrentamientos serios, da mucho pie a no ver quienes o qué son las víctimas. Y quienes o quién llevan sus pieles arrancadas sobre su cuerpo hasta que se pudra, como la cosa más normal de mundo. Es decir, como la cosa más invisible del mundo. Humm. A partir de ahora en ésta páginas empezaremos a hablar un poco sobre pieles arrancadas a prisioneros-hermanos. Me temo que los prisioneros desollados de la CT son o se parecen mucho a los HF que les presentaba hace unos meses. Recuerde, HF = Hombres de Flores, aquellos minúsculos hombres, poseedores de una inteligencia diferente a los Homo Sapiens. Razón, posiblemente, por la que se extinguieron. Hasta mañana. Muach.

No hay comentarios: