miércoles, noviembre 28, 2007

68. SÁQUENME DE AQUÍ, SOCORRO

Humm. Quizás lo que pasa es que las derechas han hecho lo que no han hecho las izquierdas. Pelarse el 68.

En Alemania, el triunfo de Merkel vino precedido por una crítica feroz de la derecha al 68, a través, fundamentalmente, de jovencísimos novelistas. Por lo que sé, dibujan a la izquierda como un cacharro sesentayochista, fascinado por crear figuras chachis del lenguaje –“subsahariano”, “acción habitacional”, “espacio-lúdico-polivalente”-que impiden describir la realidad de manera efectiva. La victoria eléctrica de Sarkozy tiene tal vez una de sus fuentes en arremeter contra ese fósil lingüístico del 68. En los USA –los USA, en lo que es la gran novedad de la nueva derecha española, es el modelo de la derecha española; Aznar creó una fundación que, glups, tiene como objeto relacionar y unificar discursos entre el Republican Party y los partidos conservadores europeos; el PP es, pues, el gran interlocutor UE de los USA, mientras que el contacto con otras derechas UE es mínimo; más después del 11-M, cuando Aznar dio por el saco a otros gobiernos UE al no informarles de lo que sucedía en realidad; uf, que paréntesis más ganso-, el discurso anti-68 ha sido absolutamente efectivo. La derecha, desde Reagan, ha creado un nuevo lenguaje, que ha dejado a la izquierda haciendo chiribitas. Es un lenguaje religioso, nacionalista y, sólo en segundo término, ultra-liberal. Es, pues, más ideológico que mercantil. Los ultraliberales, de hecho, se quejan mucho al respecto. Lo que debía ser la gran revolución ultra-liberal conservadora de Reagan para acá, la desaparición de un Estado, que no intervendrían para nada en la sociedad ni en el mercado, se ha convertido simplemente en una revolución de las mentalidades, que ha hecho que el Estado invierta mucho –para un ultraliberal- en la sociedad. En educación –religiosa, patriótica y antievolucionista-, o en líneas sociales –para evitar, por ejemplo, la expansión y uso del aborto-. La derecha española, más ideologizada que ultra-liberal -si bien, como la USA, no dirá que no a una posible bicoca que pueda conseguir por mediación del Estado-, va por esa lógica. La derecha revolucionaria americana ha tenido un éxito tan bestia que ha dejado a la izquierda USA sin vocabulario. O con un vocabulario enclenque. Un político demócrata con ganas de comerse un kiki, se cuidará así mucho de utilizar palabros como keynesiano, laicismo, subida-de-impuestos-para-crear-una-seguridad-social, que esta mañana a primera hora son palabras tan raras y minoritarias en los USA como chifonier, menage à trois o conilingus trompetero. El proceso de anti-sensentayochomismo USA es tal vez el mejor estudiado. No se pierdan al respecto lo último de Susan George.

El as, el gran recurso de la nueva derecha, el punto por el que se te sube a la chepa, es el sesentayochismo, el hecho de que las izquierdas sigan dando la barrila con dinámicas y palabros vacíos de aquella época. ¿Cómo es la izquierda no sesentayochista? ¿Cómo diablos debería ser? ¿Por qué baila tan mal? ¿Cómo telorizar sobre el baile sin aburrir a las obejas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La bicha de la izquierda actual no es el mayo del 68, sino los regimenes comunistas del bloque soviético; ese es el ataque preferido de los famosos exextremaizquierda que ahora son neoextremaderecha. La izquierda moderna no está siendo capaz de desprenderse de ese vinculo, y es demasiado civilizada como para establecer uno paralelo entre la derecha actual y los regimenes totalitarios de los años 30.

Lo del mayo de 68 es una aportación reciente de Sarkozy que es, en esto también, un tipo original.

Guillem Martínez dijo...

Hombre, la izquierda tiene tradición de chotearse ante pack soviètico desde los años 30. Por otra parte, a muchas izquierdas europeas el apck soviético les resvala oficialmente desde lo de Hungría. Creo que es el 68. Ya me explicaré más y mejor. A ver qué.