domingo, noviembre 18, 2007

HABLAR DEL REY SIN HABLAR DEL REY

-Hummmm. No esta nada mal el comentario de ayer del señor Anónimo. Que, más o menos, venía a decir que “nadie habla del rey ni siquiera cuando habla de rey”. O, lo mismo, “cuando se habla del rey en realidad se habla de otra cosa”. O, ya puestos a tergiversar a mi amigote Anónimo, “existe rey en tanto su existencia es una garantía de no hablar de ciertos temas”. Esa cadena lógica igual explica lo que está haciendo la derecha con el rey. Está arremetiendo contra él como jamás, en los últimos 30 años, ha hecho la izquierda. Lo que igual habla más de la derecha que del rey. Me explico.

-PALABRAS QUE ALEJAN DEL REY, ESA OTRA PALABRA. La derecha española ha realizado una ITV bestia desde la segunda legislatura de Aznar. Ya no es una derecha cutre, acomplejada, con algo lejano que esconder. Es una derecha puntera e I ­+ D. Me temo que junto al ala gore del Republican Party, está verbalizando una nueva derecha, que se siente inocente ante las derechas habidas en el siglo XX. Y que, desde España, se está exportando a otros países Europeos –de tradición democrática-, y latinoamericanos –con escasa fortuna, de momento; pero, glups, denles una década-. Es una derecha, en fin –y, en España, por fin-, sin padre, sin antepasados. El PP, así, no es fascismo, no es extrema derecha. Es ultra-nacionalismo, sí. Pero algo más. Que aún carece de nombre. Lo que, en principio, no debería tranquilizar a nadie. Evidentemente no es centrismo, esa cosa que nadie sabía lo que era. Ahora van y lo llaman liberalismo. Pero no es eso, no es eso. Es una ideología fuerte. A la nueva derecha le interesa más la ideología que el mercado, por ejemplo. En todo caso, la nueva derecha española, salvo en momentos puntuales, empieza a no deber nada al franquismo. Por lo que no necesita un rey, a cuya fidelidad disimular fidelidades anteriores. Su desapego a la monarquía es proporcional a la formación de un discurso propio, aparentemente democrático y con palabras mágicas de propia cosecha. Cuando su discurso sea esférico, cuando por fin tengan nombre, es posible que se rompa su último vínculo de apego a la monarquía. La defensa de la monarquía por parte de la derecha era, hasta hace un plis, la defensa de una continuidad. Cuando por fin se independicen de su pasado, no les hará falta pagar ese peaje por una continuidad que no es pertinente.

Y, las izquierdas, viéndolas venir. O, tal vez, ni eso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

O sea: que una derecha muy bestia, muy bestia está dejando de ser conservadora y monárquica, mientras se inventa una nueva identidad. Una identidad ideológica, sin fidelidades ni al pasado, ni al rey, ni al mercado. Uhmmm. Y , mientrastanto, en alguna otra parte, una izquierda que no se inventa nada, ni deja de ser nada. Vaya, vaya. No está mal.

Anónimo dijo...

Está empezado a ser nueva, pero no conservadora. Digo.

Anónimo dijo...

Soy el de antes. Que sí, que igual es nueva, pero también es conservadora, quería decir

Anónimo dijo...

¿Conxervadora de qué, si no conserva ni al rey ni al mercado?

Unknown dijo...

Es una izquierda de valores. Cristianos y nacionalistas. En ocasiones, los prioriza sobre la economía, o incluso, sobre la política misma. Me he pasado, me temo, con lo del mercado. Pero va por ahí la cosa.

Anónimo dijo...

Uff! Menos mal que ha matizado el dibujo. Ya me estaba imaginando yo a una derecha revolucionaria y a una izquierda conservadora.