miércoles, febrero 28, 2007

LA VIDA Y UN BONUS TRACK

-LA VIDA. Ayer perdí el teléfono en el metro. Era un teléfono de gama alta. Era tan listo que, cuando de noche lo dejaba en la mesita de noche, me mangaba el reloj, la cartera y la novia y se iba de copas hasta la madrugada. Bueno. Ayer mismo llamé a objetos perdidos. Me dijeron que llamara hoy. Y que, tranqui, generalmente los teléfonos se devolvían. Hoy he vuelto a llamar. No han devuelto el teléfono. Es decir, el pasaje del metro de ayer no era el general, el que hace que, generalmente, los teléfonos sean devueltos. Lo que me ha hecho recordar el pasaje. Éramos cuatro gatos. Fundamentalmente, señoras y señoritas. Estábamos agotados y éramos más feos que pichote. El día que muramos, no nos acordaremos, en fin, de ese día. Según las Sagradas Escrituras, nuestra resurrección, después de muertos, acaece bajo la forma corporal de nuestro máximo esplendor. Debe de ser la pera resucitar y contemplarnos a todos, por la calle, en nuestro momento de máximo esplendor. Cuando ves a alguien en su momento de máximo esplendor, lo sabes. Es algo impresionante. Es un espectáculo magnífico y perplejo, que sucede pocas veces en la vida. Y una vez a uno mismo. Cuesta imaginar que aquel trayecto en metro fuera el momento de máximo esplendor de ninguna persona allí reunida. El único objeto en su máximo esplendor en aquel vagón era, de hecho, mi teléfono. No creo, por tanto, que vuelva a su vida anterior. Que era, snif, yo.

-BONUS TRACK. HOMAGE TO BENT ROTTER. Ayer, un lector, se preguntaba por la otra derecha existente en la plaza. Una derecha democrática y no franquista. Está a huevo verla en el PNV y en CiU. ¿Existe en el PP? ¿Existe en la derecha netamente española? Respuesta: sí. Cuando hablas con dirigentes del PP, ves que el PP no es un monolito, que tiene tendencias. Y que hay muchos reparos ante la línea política-editorial El Mundo/PP. Cuando hablas con compañeros de profesión e intercambias mensajes encriptados que te han dado dirigentes del PP, llegas a la conclusión de que sí, en efecto, en el PP hay más derechas que las difundidas. Lo que explica la percepción generalizada de que la situación no es tan dramática como pudiera parecerlo con un simple vistazo. Percepción a la que me sumo. Pero con reparos. Reparos que explican que el PP, por otra parte, es un partido español más. A saber: a) cuando gobernaban, era extraño que un dirigente te coqueteara en petit comitè con su disidencia. Ahora, en la oposición, b) cuesta mucho que un dirigente o un grupo interno se desmarque en público. De hecho, sólo se desmarcan, lo dicho, con mensaje encriptados. O ni eso. Verbigracia: hace poco entrevista a un joven dirigente del que se está empezando a hablar como recambio all-star. En la conversación, criticó abiertamente el trato PP al 11-M, y se partió el pecho con la cruzada que se está haciendo contra el palabro nación en los nuevos estatutos. La semana pasada lo ví largando en la tele. Denunciando mangoneos ante el 11-M y con la vena del cuello inflada cuando hablaba del palabro nación. Esa anécdota puede explicar que la derecha democrática, dentro del PP, no juega en casa. O tiene que ir con mucho cuidado para que no se le vea el plumero.

El PP está emitiendo una nueva derecha. Una derecha que utiliza para definirse el palabro liberal, que tiene una lectura estrecha de la Consti, que defiende conceptos fronterizos de los democrático en nombre de la diversidad democrática, que utiliza la Consti para negar cualquier cambio y para argumentar, incluso, vueltas la pasado, que utiliza tácticas de la extrema izquierda, como la movilización permanente, que es ultra nacionalista y que, más que un discurso político, tiene un discurso identitario y fundamentalista. Algunos compañeros empiezan a hablar de extrema derecha. Y muy pocos políticos. En todo caso, no nos ponemos de acuerdo en si esa nueva derecha existía ya en la última época Aznar –como así lo percibo yo-, o si es un fenómeno post-11-M. No nos ponemos de acuerdo si es una táctica o una consecuencia escenográfica de la derrota o un programa fundacional de una nueva derecha. Difícil de llevar a cabo, por otra parte, sin un enemigo que vaya por ahí matando y al que sea posible instrumentalizar y apropiar víctimas a gogó.

Personalmente, me inclino a creer que la movida empezó con el Aznar de la segunda legislatura y que tiene cierto futuro. No es una derecha fundamentada en la realidad, sino en el mito. Por lo que puede vivir bastante bien, incluso, con una realidad electoral adversa. No la veo ganando de calle, pero la veo coleando. Y lo que más me inquieta es que, dentro del PP, nadie se levante y hable, desde la moderación, de lo que está pasando. Si no lo hacen, glups, es que eso, desmarcarse de esa nueva derecha, aún no es ningún negociado político. Posiblemente lo será después de una nueva derrota electoral, que obligue al PP a centrarse. Después de su centramiento 0.2, ¿volverá a liarla en una segunda legislatura? Si sucede eso, la pregunta sería: ¿Qué le pasa a la derecha española que se desmelena con tanta facilidad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me flipan los links que pones, pichón

Anónimo dijo...

Está usted "sembrao" cada vez que cuenta los "aconteceres de la rue".
RIP por el telefonino. Tal vez le abandonó porque no quería saber nada más del PP ni de la derecha salvaje ni de la Transi y quería, poverino, ver otro, nuevo, mundo.