martes, febrero 27, 2007

LAS MENTIRAS NO EXISTEN. PERO SÍ EXISTE LA REALIDAD

Las mentiras no existen. Piensen, sino, en su caso. Analicen los momentos más vergonzantes, malvados, crueles, de su biografía. ¿Ven? No los recuerdan. Ahora los empiezan a recordar. Aparecen brevemente, al lado de exculpaciones y elisiones. Es un viejo truco. Funciona.

Desde hace ¿8? Años, una derecha española que no participó activamente en la Transición a través de su voz, pero sí de sus actos, ha empezado a hablar y a verbalizarse. Ya tocaba. El resultado ha sido una reordenación de su biografía. Como toca en todo ultra-nacionalismo, su biografía no es otra que la de España. La biografía de España, según he ido escuchando, ha quedado tal que así. Se trata de una chica que nació con 18 años en tiempos inmemoriales. En el siglo VIII empezó una guerra, que aún dura, contra el Islam. Ganó por KO en el siglo XV. Exportó sin violencia una religión y una lengua. Entró en decadencia por vete a saber qué. En el siglo XX se hizo republicana. Los malos españoles la dieron para el pelo en 1934. Por lo que los buenos españoles se vieron obligados a practicar otra guerra defensiva, en favor del liberalismo y la democracia. La situación fue tan crítica que los buenos españoles se vieron obligados a establecer, durante 40 años, ciertas medidas excepcionales, que fueron derogadas paulatinamente después de 1975, durante un proceso ejemplar y responsable denominado Transición. En ese proceso ejemplar y etc. España se dotó de una Constitución perfecta, que satisface a todo el mundo. Quién no está satisfecho con ella, es un radical violento. En general, quién no está satisfecho con lo que sea, es un radical violento. En 2003, los radicales violentos hicieron un golpe de estado encubierto. Se asociaron a ETA y a AlQaeda y llegaron al poder, desde donde están desmantelando el sistema democrático y el trade-mark España. Afortunadamente, los buenos españoles están al quite, han iniciado otra guerra –por ahora, cívica antes que civil-, de defensa de la Constitución, concepto en el que queda anclado para siempre el concepto Verdad y el concepto España.

Todo esto no es mentira. Existe. Es palpable para miles de usuarios. No obstante, me atrevo a suponer que es una mentira en tanto que se parece al arte. EL arte es mentira. Sólo en el arte encaja la realidad completamente, durante varios minutos o durante siglos. La realidad es un baile diferente. La realidad puede ser más o menos bella que la mentira / el arte. Pero siempre es imperfecta. En la realidad, al contrario que en la mentira / el arte, no todos los movimientos encajan a la perfección.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Martínez, ¿qué opina del papel de la otra derecha? esa derecha más tradicional, monarquica y cercana a lo que pueden ser -o eran antes de Berlusconi y Sarkozy- las derechas europeas. Una derecha que tendría su voz en ABC, Luis del Olmo o La Vanguardia, que abomina de las teorías conspiratorias sobre el 11-M y está recibiendo estopa sin parar de parte de la derecha Neo-Con que usted describe, pero que posiblemente represente el sentir de un porcentaje superior de los votantes de derechas.