martes, febrero 06, 2007

LO LÍQUIDO, LO SÓLIDO Y, YA PUESTOS, LA LIQUIDEZ

Hola, amiguitos. Hoy vamos a hablar de las diferencias entre sólido y líquido. Por ejemplo, el mar. Es líquido. Metes una mano y te mojas. Por ejemplo, una roca contra la que choca el mar. No es líquida. Duele. Hasta aquí, todo es sencillo. Lo líquido puede tener muchos aspectos. Pero lo sólido es aquello que, en cualquiera de sus aspectos, permanece e, incluso, puede doler.

Hola. Ahora estamos en un cajero automático. Tiene una apariencia líquida. Es una habitación a la que entran varios centenares de personas. Hacen lo que tienen que hacer. Y se van. Se parece tanto a un WC que, incluso, tiene pestillo. Bueno. Permanezco 20 minutos haciendo cola en un cajero. Para pasar el rato miro y estudio a todos los que van entrando. Cada persona que entra es como una ola. Diferente, igual, impredecible. Hago inventario de igualdades diferentes, impredecibles, líquidas. Ahí van. Las mujeres y los abuelitos tardan un huevo. Las mujeres suelen cerrar con pestillo. Los abuelitos y los hombres, no. Los abuelitos no solicitan ticket impreso de sus operaciones. Las mujeres y la mayoría de los hombres sí. La mitad de los hombres y mujeres se lo guardan. La otra mitad los tira al suelo. Sólo una minoría hace con ellos una pelotita o los rompe en mil pedazos. Vaya, ya es mi turno. Yupi. Me meto en la habitación líquida. Soy el último de la cola. Por lo que puedo hacer el ganso. Hago el ganso. Recojo los papeles que han sido depositados en el suelo. Hay la tira. Leo algunos. En todos aparece el mismo texto. Texto: “la cantidad solicitada sobrepasa su saldo actual”.

Esos papeles, en realidad, son rocas. Son piedras que ofrecen otra descripción de lo visto durante 20 minutos. Completamente diferente. No describe lo líquido, lo que fluctúa. Describen una permanencia que duele.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro, calvo, cuando el líquido se agota, aparece lo sólido. Sucede lo mismo en mi plato de sopa.