-LA BICHA. Hola. Ayer salió la bicha. La bicha, como su nombre indica, no es un bicho. Es decir, es algo difícil de describir y que no se sabe por donde cogerlo. A pesar de que existe y tiene un volumen tan considerable que, de hecho, lo llena todo con su presencia. Metáfora de la bicha. Un lector finalizaba su intervención con la alocución: “estos pringados que queman fotos de JCIº le están haciendo el juego a los nacionalistas”. Respuesta: Sí y no. Por ejemplo, no se lo hicieron al nacionalista español que confundió la Audiencia con Madrid. Dos objetos diferentes. Verbigracia: en una cafetería de Madrid, en efecto, no se debe de pedir un café en catalán, mientras que en la Audiencia a) no se debe, me temo, pedir un café bajo ningún concepto, pero b) se debería de poder hacer en la lengua del usuario.
-LEAN SIEMPRE LA LETRA PEQUEÑA. Que yo sepa, el 100% de los ciudadanos de aquí abajo están contra la bicha / el nacionalismo. Es más, la otra noche escuché a dos neofascistas hablando por la tele. Evidentemente, se definían como antirracistas y no-nacionalistas. Y así, hasta el gato. En España no hay nacionalistas. Uno pone la oreja y, aparentemente, sólo hay ciudadanos que se defienden del nacionalismo bárbaro que tienen delante. El do de pecho de todo el asunto es el nacimiento de dos partidos esencialistas y nacionalistas en poco tiempo. Que van y se llaman no-nacionalistas. Como todo el mundo. Toda esa dinámica hace que cuando uno diga “los nacionalistas”, como el lector de ayer, no diga nada. O hable desde una lógica del nacionalismo local, que sólo entendemos los ciudadanos de por aquí abajo. Los únicos capaces de saber que cuando uno se presenta como no-nacionalista –palabra definitivamente raptada por la derecha local, ultra-nacionalista, por otra parte-, en realidad se está presentando como partícipe de una escuela de pensamiento que causaría escalofríos, incluso, en Serbia.
-SNIF. Les explico lo que doy de mi al respecto. No ser nacionalista no consiste en ser anti-nacionalista. Consiste en poder ponderar los nacionalismos. Ejemplo de ponderar: un nacionalista catalán o un sexador de pollos igualmente catalano-hablante, tienen derecho a hablar catalán en la Audiencia, si así lo reclaman. Eso, por otra parte, no supone “dar juego a los nacionalismos” -ni a los sexadores de pollos-. Supone, precisamente, lo contrario. Por otra parte, y predico con el ejemplo –ganando, glups, más amigos cada día-, no se le puede dar leña a la bicha a través de un solo nacionalismo. O se les da a todos, o de lo contrario se practica el no-nacionalisming / biching, esa disciplina ultra-nacionalista nativa.
-EL NIÑO BELGA QUE HAY EN CADA UNO. Cada día, en fin, me hace más gracia un chiste belga con el que, snif, cada día me río menos. Ahí va. La profesora belga entra en una clase belga y dice: “a ver, los walones que se pongan a la derecha y los flamencos a la izquierda”. Todos los niños se separan en dos grupos. En eso se oye la voz de un niño canijo gafotas que se ha quedado en medio: “¿Y los belgas donde nos ponemos?”. A lo que la profe le dice: “Cohen, no haga el gilí y salga al patio”.
Echo de menos a los niños-Cohen locales. Personalmente, conozco a muy pocos. Por referencias y lecturas, a menos. El juez de ayer y los acusados de ayer no lo eran. Pero sólo un niño-Cohen puede y debe de ponderar la acción de uno y otros en la sala. Algo, a su vez, necesario por aquí abajo desde el momento en el que uno de los dos no-Cohen de ayer era, socorro, juez.
Los niños-Cohen, de existir, serían una voz original por aquí abajo. Capaces de arbitrar y de rescatar palabras que en otras sociedades significan algo. Aquí son exóticos y originales intérpretes de canciones que no molan. Por otra parte, una interpretación original no es garantía de éxito.
jueves, noviembre 22, 2007
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4 comentarios:
Bueno, Martinez. Parece que en este patio se ha quedado usted más solo que el niño Cohen, que como mínimo puede presumir de circuncisión.
Literalmente, snif.
Tal día como hou, hará un año.
¡Ole tus huevos, chaval!
¿Es este blog premonitorio? Lo digo porqué no hace mucho un anónimo en trance asociaba los conceptos "derecha" y "revolución" y seguidamente rezaba tres eyaculatorias a Marx (o eran jaculatorias?). A día de hoy, sustituyan "derecha" por "naranja" y tendrán la campaña de gran impacto de un conocido partido de derechas. A lo mejor es que nos copia, ¿o no, Martinez?
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