Hola. Lenguaje de la izquierda y lenguaje de la derecha. Alehop.
IZQUIERDA. La Vicepresi se va a África. Ahí se fotografía con unos negritos. Posteriormente, se le informa que un negrito era polígamo, y las chorrocientas negritas que estaban a su lado no eran azafatas de congresos, sino sus esposas. Debidamente informada, la Presi de Gobi reacciona en la misma dirección que cualquier hombre G delsiglo XIX. Con estupor y temblores. Y condenando una práctica cultural.
Podría haber hecho otras cosas. Verbigracias: a) pasar de todo. “Yo qué sé con quién me tiro las fotos”. O, b), podría haber dicho “¿y qué?”. O, en fin, podría haber hecho a) , b) x) o Z), pero sin condenar la práctica local. Total, la poligamia es la palabra más inocua dentro de las palabras que empiezan por la alocución poli. Condenar la poligamia es, en todo caso, un preciosismo innecesario. Y aquí, es preciso señalar que no todas las prácticas locales están condenadas. En Europa, por ejemplo, la izquierda tiene un discurso condenatorio sólo ante algunas. Curiosamente, son costumbres locales sobre las que ha arremetido la derecha. Como lo del velo. Anyway. La izquierda no tiene discurso propio ni siquiera ante una foto. No está cómoda ni siquiera en una foto de circunstancias. Ante cualquier comodidad adopta el discurso de la derecha, debidamente corregido con partículas de discurso políticamente correcto. Que, curiosamente, coincide con el discurso políticamente incorrecto victoriano –“estos cafres se casan con varias mujeres, brrr, no sé donde iremos a parar, reverendo Bishop”-.La izquierda carece de discurso propio. O tiene terror a evidenciar un discurso. Por eso disimula cualquier forma de discurso propio. Su discurso, la originalidad de su discurso, es tal vez el tono. La izquierda no grita. Lo que, como trazo estilístico de su discurso, es calderilla. Poco menos que nada.
DERECHA. Esta semana la COPE ha renovado el contrato a Jiménez Losantos y a César Vidal, el primero ha bajado en picado de audiencia. El segundo, no sube. Esta semana, a su vez, San Gil ha realizado un póquer, al que se ha agregado el ala (más) gore del PP, que la ha tildado de referente del PP. Un referente que, como Losantos y Vidal, por cierto, no tiene audiencia. Ha bajado votos en Euskadi desde que es la representante Avon del PP en aquella calle. En las pasadas elecciones, por cierto, el número 2 del PP lo ejerció un pollo cuyo valor político fue restar sustanciosos beneficios a Endesa, al negarse a que la adquiriera una firma separatista, anticapitalista y partidaria del amor libre, como sin duda lo es la Caixa. En esas elecciones, por otra parte, perdió Rajoy, un pollo que vertebró un discurso crispante, autosuficente y no sustentado en la realidad –Atocha fue ETA, el Estatut supone la independencia de Catalunya y parte de Móstoles, etc-, y ultranacionalista. Pese a todo lo que está cayendo, es muy posible que ese discurso no varíe. Humm. Recapacitemos, hermanos: la derecha española no atiende a beneficios. Ni siquiera a los beneficios electorales. Es absolutamente ideológica. Se siente libre –la libertad consiste en no tener miedo a que te embarguen-, y utiliza el lenguaje con absoliuta libertad. Utiliza el lenguaje para crear futuro, para vender su ideología. La izquierda lo utiliza, por primera vez en la historia, para defender el presente. Es decir, el pasado. Para que no haya cambios. Los cambios vienen de la única ideología que los tiene presente en su lenguaje. La derecha.
Insisto. Esto es absolutamente novedoso. Técnicamente, no ocurrió esto ni siquiera en los años 30. Tengo miedo, mamá.
jueves, mayo 22, 2008
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2 comentarios:
Si aceptamos PSOE como izquierda, que ya es mucho aceptar, parece totalmente lógico que carezca de discurso propio. Para empezar, la paradoja está ya en su propio nombre - lo O de obrero hace años que les sobra. Las políticas del PSOE no son de izquierda sino a nivel puramente estético, lo que en el mejor de los casos definiría como política progre y de buen rollete que utilizan para maquillar todo lo que no quieran que se vea. En cuanto a la política económica, por ejemplo, PSOE no tiene nada de izquierda. Al menos yo no se lo veo por ninguna parte.
Lástima que en los comentarios no se pueden insertar hyperlinks, pero si tienen unos minutos, pasen y vean un ejemplo de discurso propio y otro de discurso impostado:
http://es.youtube.com/watch?v=R1ALtFvAR7I
Ay, la vieja perversión de siempre...
Me parece estúpido que llames "costumbre local" a la poligamia, Guillem. En todo caso, la poligamia tiene que ver con la ausencia de políticas sociales, de modo que las mujeres tienen ahí una forma de subsidio para la vejez y así se entiende en esas regiones. Es decir, que los matrimonios "apañados" y la poligamia son una sustitución de la seguridad social. De modo que no es que la izquierda no tenga discurso, es que la derecha y los bancos no permiten ya ningún movimiento. Y la gente quiere que se lo den todo hecho: el discurso izquierdoso, el trabajo, el coche molón, la chica tetuda, el gps, la buena conciencia. Y eso es imposible: en realidad, todo el mundo es de derechas. Tomar cocaína es de derechas por todas las políticas que apoyas implícitamente, ¿o no? Y así todo.
María José.
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