sábado, febrero 10, 2007

LOS SUEÑOS

Hoy ha sido un día espectacular. Cada mañana le pregunto a mi bebito qué ha soñado. Me dice cualquier cosa. Se lo inventa. Pero hoy me ha despertado para explicarme un sueño. Sueño: “estaba en una casa, grande y pequeña”. Luego se ha quedado callado mientras le nacía una idea y, finalmente, me ha dicho la idea recién nacida junto a su primer sueño comunicado en público. Idea: “¿Dónde está esa casa?”. Le he dicho que en su cabeza. Él me ha dicho que su cabeza es más pequeña que una casa. Aunque la casa sea grande y pequeña a la vez. Me ha vuelto a preguntar chorrocientas veces que dónde está esa casa. Le he dicho de chorrocientas formas diferentes que en su cabeza. No ha quedado muy convencido. Lo peor es que yo tampoco. Creo que los dos teníamos razón.

Les explico ahora el sueño que he tenido yo. Mónedes, el mensajero de los dioses –N del E: Mónedes era un pollo del cole; era el que decía “el dire dice que vayas”, cuando el dire quería empapelar a alguien-, se encontraba conmigo por la calle y me decía: “Ve a casa. Hay un niño muerto llorando”. Se me encogió el corazón y me fui a casa. Mi casa, en el sueño, era la casa en la que vivía de pequeño. Una casa que ya no existe, que ya no es pequeña ni grande. Entraba a toda leche. En el salón me encontraba a mi padre. Tenía a mi niño sobre su pecho. Parecía que mi niño estaba llorando. Estaba tan asustado que no le di importancia al hecho de que mi padre esté muerto. Le arranqué el niño de sus brazos y miré si estaba llorando, la señal comunicada por Mónedes para identificar a los niños muertos. No lo estaba. De hecho, se estaba partiendo el pecho de la risa. Entonces miré a mi padre. Lloraba, en silencio, con tristeza. Era él el niño muerto.

Cuando desperté me expliqué el sueño. Y llegué a la misma conclusión que mi bebito. ¿Dónde está mi padre, ese niño que llora? Me dije lo mismo que a mi bebito. En mi cabeza. No quedé tampoco muy convencido. Pero no se me ocurre otra ubicación.

Ahora que lo pienso, la respuesta que me dí/le dí a mi bebote es una respuesta, si uno se fija, original. Por primera vez en miles de años, lo / los que ya no existen, no están en otra parte, están en tu cabeza.

Creo que esta semana les hablaré de eso. De dónde están los sueños. No se asusten. El anuncio tiene truco y creo que la cosa será menos pesada de lo que uno pudiera sospechar en un primer vistazo.

1 comentario:

Scytaleg dijo...

Creo que las pelicula se equivocan, los muertos se levantan en nuestras cabezas y nos comen el cerebro desde dentro.