A- El PSOE de Canarias va y plagia el programa electoral del partido de neo-derecha Ciutadans. Se puede entender que ello significa que Ciutadans es un partido moderado de izquierdas, tanto que su programa lo puede calcar cualquier partido del mismo pack. Y, en el trance, hacerse la picha un lío y recurrir al plagio. Pero, si optamos por la lógica rana, también se puede entender que un programa importa un pito. Se lo puedes copiar a Ciutadans, al gato, o incluso te lo puedes bajar por Emule.
B- Sant Jordi, day after. Los medios de comunicación facilitan la lista de los libros más vendidos. Lo curioso es que esa lista no existe. En España, los libreros no compran los libros. Los reciben en depósito. Hasta que las editoriales no reciban las devoluciones, no sabrán lo que han vendido. Eso será, como poco, el mes que viene. Si nos ponemos ranas, podremos suponer que el esfuerzo infructuoso de los medios de comunicación por explicar lo que pasó en Sant Jordi, en realidad es un esfuerzo exitoso de explicar lo que no pasó. Es decir, los productos más vendidos en realidad son de una calidad tan vergonzante que es preferible no hablar de ello. Hablar de ello equivaldría a tener que valorar el carácter vergonzante de nuestra cultura. Algo que, por otra parte, le gusta tan poco a nuestra cultura que, constantemente, está inventándose espejos para no acabar hablando de todo ello. El invento de este año ha sido establecer tres listas de ventas. A saber: ficción, no-ficción –dos divisiones planetarias-, y libro mediático –una originalidad hispana-. Se supone que un libro mediático es un objeto relacionado con otra serie cultural –la tele, vamos-, antes que con la literatura, y que separando estos libros –que se venden como polos- de la lista de ventas de los otros, igual la cosa huele mejor. Pero si aquí nos ponemos también ranas, podemos llegar a visualizar que un libro mediático no es tan diferente que el resto de la serie literaria española. Tan mediática.
A Y B- La cultura española es muy literal. Su dinámica es no razonar en la dirección inversa lo que se ofrece como ya razonado. La cultura española no tiene herramientas para ver que un programa electoral es el pito del sereno, o que las listas de venta de Sant Jordi no sólo no existen, sino que pueden iluminar la cultura española de otra forma a la prevista. La cultura española sólo asume una lógica. La literalidad. Lo obvio. Lo que toca. Lo previsible. En la vida, por otra parte, hay pocas cosas obvias, previsibles, etc.. Hasta, pongamos, el matrimonio más obvio, puede ser el menos obvio.
jueves, abril 26, 2007
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2 comentarios:
Coincido plenamente en A y B. Guillem vale que ver el problema es parte de la solucion, pero ¿para cuando un decalogo (si es que da para 10, tambien se vale un octagolo o un heptagolo....) sobre soluciones practicas a la tan aburridobsesiva CT?
Gracias por las letras e ideas.
Aunque estoy de acuerdo con lo que dices, me pregunto si el nivel de cultura de la gente se mide por lo que lee. Tú demuestras a través de este blog una de las maneras de distanciarse del discurso imperante, y lo acompañas de videos que aumentan la ironía. Por mi parte, creo que la mayor ironía es que la estabilidad de la democracia se debe a que los tipos de interés se mantengan por debajo del 4%.
Ponlo a un nivel más alto, y veríamos la verdadera cara de la derecha y la izquierda.
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