martes, abril 15, 2008

ABRIL

SIEMPRE, VEN. 14-A de hace 6.000 millones de años. Mi abuelito estaba en la fábrica. De pronto, sonó la sirena. No era la hora de la sirena. Así que todo el mundo se miró a la cara. Salieron todos al patio, así, mirándose a la cara. Allí vieron la cara de la persona que había accionado la sirena. Les explicó que se había proclamado la República. A todos les nació, en mitad de la cara, la cara de la persona que había accionado la sirena. Marcharon hacia la calle con esa cara. En la calle, se encontraron con las caras de personas que salían de otras fábricas. En silencio, con el sonido de fondo de cientos de sirenas de cientos de fábricas, fueron paseando y merándose a la cara, por todo el pueblo. Un pueblo que, por fin, se miraba a la cara. Fin de la historia. Esta descripción del 14-A no tiene nada de particular. Salvo que es exactamente igual a miles de historias sobre el mismo día. Un día en el que, por lo visto todo el mundo miró a todo el mundo y vio que era bueno –mi frase del Génesis favorita; no hay muchas ocasiones en las que utilizarla; de hecho, sólo aparece a principio del Génesis; posteriormente no hay ocasión posible de traerla a colación-. Hasta Vicente Aleixandre, un ser en las antípodas de mi abuelito –a mi abuelito le gustaban jamonas- tiene una historia absolutamente similar con la que relata el mismo día. Los compañeros de la fábrica, en la historia de Aleixandre se reducen a otro poeta del 27, el pueblo es la Gran Vía de Madrid y las sirenas son claxons de automóviles. La historia de Aleixandre finaliza con las mismas caras, caras de personas a las que les sale un gusano simpático, en forma de sonrisa, en la boca. Y ven que era bueno, etc.

EL MESÍAS. Ayer. Es decir, 14-A. Se presenta el nuevo gobierno. Evidentemente, las sirenas de las fábricas no sonaron, etc. Con la política sucede un poco como con el mesías. En el siglo XVIII, un discípulo que se estaba rajando le preguntó al rabino -jasídico, esos pollos que se pasan el día bailando- de Vilma como diablos sabía que el mesías no había llegado ya, como aseguraban los cristianos. El rabino le dijo que se asomara a la ventana. “Si el mesías hubiera venido, bastaría con asomarse a la ventana para saberlo”. El 14-A de hace 6.000 años, uno se asomaba a la ventana y veía que, en efecto, el mesías había llegado. Y que tenía una cara muy parecida a la tuya. Bueno. Hoy en día no se espera al mesías. La buena noticia es que tampoco se espera al anticristo. Uno se asoma a la ventana y sólo siente calor o frío. Dos sensaciones inducidas. Por la temperatura.

SENSACIONES INDUCIDAS. Estoy por decir que, hoy en día, los gobiernos no gobiernan. Inducen temperaturas. Más el que se inauguró ayer, sin duda una lectura puntera de lo que es, snif, la izquierda esta mañana a primera hora. Caldera, tal vez el ministro más ideológicamente activo dentro del criterio de la socialdemocracia clásica, ha dejado de ser ministro. Se ha ido a hacer lo que la derecha hizo en su segunda legislatura. Unificar la Anti-FAES y crear una fundación cachas. Eso supone una intelectualización de la FAES, la primera fundación de un partido conservador europeo que, por primera vez en la historia, hizo algo más que recolocar excargos. Estudió la cosa neocon USA y la adaptó con éxito bestial al mercado hispano. Y, todo ello, en un plis. Cabe esperar que la nueva fundación del PSOE haga lo mismo. SI bien no puede hacer lo mismo. No existe un modelo de izquierda tan radicalmente moderno, acabado y chachi-piruli como el modelo de derecha que reinterpretó la FAES. Posiblemente, la nueva fundación se invente ese modelo. Condicionada por la FAES, esa máquina de comunicar, es posible que la opción de la fundación PSOE consista también en comunicar, antes que hacerse la picha un lío con ideologías. Que el modelo de la izquierda sea la comunicación. Comunicar una determinada temperatura. Hay indicios de ello.

EL GOBIERNO COMO TEMPERATURA. El Gobierno actual apuesta por el símbolo y la dramaturgia. Ayer, de hecho, comunicó a gogó. Como un teléfono descolgado. Comunicar, en fin, no es necesariamente decir algo. La ceremonia de jura estuvo plagada de abrazos de diversa duración e intensidad. Es decir, de diversa significación y que comunicaban cosas ambiguas, pero diferentes. Una pre-mamá, es decir, el compromiso de la vida, es ahora la gestora de los novios de la muerte. Esa metáfora comunicativa con patas, en su primer discurso ante los militares, habló de España unida di diversa –concepto diferente al de España plural, nacido y muerto en la primera legislatura; vete a saber lo que significa; cabe suponer que lo contrario a lo de España plural-, luego dijo los vivas a España y al rey al uso. Desde otra tonalidad comunicativa –si es que hay otra-. Hay una ministra que no tiene 30 tacos. Una edad a la que no has tenido tiempo de nada. Salvo ser una metáfora. Tiene página en youtube. Supongo que se desaparecerá en un plis: es la página de un político mediocre de provincias, preocupado por su promoción -un trepa, vamos-. Ahora deberá comunicar otra cosa. Seguro que lo comunica a la perfección, etc.

Humm. El 14-A de ayer fue el Chiqui-chiqui del 14-A de hace 6.000 años. Una parodia más divertida que dramática. Se formuló, en todo caso, una nueva izquierda. Que tal y como está el patio europeo, igual crea escuela en Europa. Una izquierda que crea coreografías de calor, que aspira a incidir más en la temperatura que en la realidad. Lenin, autor de grandes frases –“el poder está para tomarlo”, “rayos, me estoy quedando calvo”-, dijo en su día que el gobierno lo puede ejercer una cocinera. Supongo que eso es cierto. Siempre que la cocinera no cocine, y comunique a la vez grandes platos. Wellcome, XXI century.

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