viernes, abril 11, 2008

TE VÍ

Tertulias televisivas de políticos. Brrrr. Este hecho, único en Europa, explica que por aquí abajo el político y el periodista tienen el mismo oficio. O, al menos el discurso de uno puede ser asumido sin grandes problemas por el discurso del otro. El político y el periodista no se tienen bajo sospecha. La frase “cariño, esta noche no iré a dormir, que tenemos reunión”, no levanta sospechas a un periodista si las emite un político. Etc.

Estas semanas el discurso emitido sin sospechas por los políticos y los periodistas es que el PP se está moderando. La prueba de ello es la lucha entre moderados –pack Rajoy-, contra inmoderados –pack Aguirre-. El PP es así un partido con dos rostros –algo propio de otras latitudes-, enfrentados por dos tendencias.

Hum. Si el periodismo consistiera en oír, es posible que así fuera. Pero consiste en ver. En llevar una americana cutre, encararse al auditorio y decir lo que uno ve. Algo, por otra parte, no exento de belleza. Como algunos suicidios japoneses. Anyway. Les explico lo que veo.

El PP no puede ser un partido moderado. No desde hace un par de legislaturas, cuando dejó de ser un partido para ser un grupo de comunicación. Eso sucedió gracias al contacto de FAES con thinks tanks republicanos USA. En breve tiempo, en España sucedió algo que al Republican Party le costó 30 años de curro. La reconversión de la política en comunicación. Algo que supone una gran cantidad de profesionales, que crean, difunden y luchan por la hegemonía de unas palabras sobre otras. Esa lucha por la apropiación del lenguaje, es decir, de la cosmovisión, es la crispación, por cierto. Esta mañana a primera hora eso no sólo es una dinámica. Es una industria. Es mucha gente cobrando para ello. Y, más preocupante, mucha gente viviendo de las migajas que se desprenden de todo ello. Como sabrán todos aquellos que fueron niños en los 80’s, es difícil y humanamente costoso reconvertir un sector industrial. No es posible, pues, un cambio a la moderación sin hambre. Por lo que no creo que se produzca en este caso. La batalla de PP es, pues, una batalla personal entre dos caracteres. No es una lucha por la moderación. No puede serlo. Sencillamente, en ese grupo de comunicación, nadie cobra para ser moderado.

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