lunes, abril 28, 2008

EL OPORTUNISMO

El periodismo es el género del oportunismo. Literalmente. Recoge hechos oportunos. Que mañana, zas, ya no son oportunos. Hoy, por ejemplo, es oportuna la noticia de que una chica austriaca ha estado secuestrada por su papá durante 24 años. Yo, a su vez, soy un oportunista. Es decir, un periodista. Mi trabajo consiste en decir lo que pienso a la que tengo una oportunidad. Si la oportunidad es la chica austriaca, mi deber es decir algo a través de ese oportunismo. No sé. Que, por ejemplo, todo el mundo, a la que rascas un poco, es secuestrado por sus padres durante mucho más de 24 años. Sí, no es gran cosa, pero otro oportunismo del oportunismo del género periodístico consiste en no decir gran cosa. O en no decir nada, salvo comunicar el oportunismo. Comunicar que eres oportuno. Que existes. El periodismo español, en fin, brilla con luz propia en ese microgénero. En ese sentido, el periodismo se parece a la política. Es oportunista. Hum. Antes eso era malo. Existía la posibilidad, incluso de insultar a un político utilizando el palabro oportunista. Hoy, en fin, ese palabro no significa nada cuando se aplica a un político. Todos son oportunistas. Es decir, coyunturales. Los únicos políticos no coyunturales, los menos oportunistas, son los políticos de la nueva derecha. Tienden a ir a piñón fijo, tienen un programa y son insensibles a la coyuntura. De lo que se deduce que el oportunismo es, tal vez, lo que diferencia más y mejor a la izquierda y a la derecha esta mañana a primera hora. Obama, verbigracia, es un oportunista. Sus seguidores, también. Intentan leer el oportunismo de Obama para intentar colar en su lectura oportunidades y oportunismos ideológicos. Quizás no es gran cosa. Pero es lo que hay. Lo que hay es lo que hacían los Blade Runner en la peli homónima. Debían matar a la chica. Pero cuando tenían la oportunidad, podían decantarse por el oportunismo de no matarla. Evidentemente, el Blade Runner debía tener la precaución de no explicar a nadie que no había matado a la chica. Incluso, a sí mismo. En la peli, como recordarán, sólo había un Blade-Runner. O muchos. Lo que pasa es que nadie se lo hacía saber a nadie. O, tal vez, eso sea un oportunismo por mi parte. Para leer el periodismo, la política, la cultura actuales es preciso, en todo caso, ser oportunista. Poner sobre el objeto observado algo que, tal vez no existe. O existe poco. O de forma oportunista. Las suposiciones oportunistas nunca quedan del todo confirmadas. El oportunismo, la única opción civilizada en la cultura y política locales, no requiere la mirada del otro. Es una escuela de soledad. Es, snif, lo contrario que la cultura y la política, aquella cosa colectiva para nuestros papás y nuestros abuelitos.

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