jueves, mayo 08, 2008

LAS MÁQUINAS DE TABACO, LOS RADARES Y EL YUYU

Ayer un léctor –Anónimo se llamaba; muy buenas sus jarchas, por cierto; tómese algo y páseme el ticket-, decía que a) “Ciertamente las ideas del 68 se han desvirtuado con el tiempo”, pero que b) “ya me gustaría que el 68 fuera el discurso universal”, si bien c) “¿podrías argumentar –el itinerario que lleva del 68 a que un camarero te haga de poli, y a que un radar te denuncie en nombre del Estado del Bienestar- de manera más clara?”-. Pues estamos para eso. Pero sin hacer eso. Es decir, a través de esta bella parábola que tiene como título “L@s Niñ@s”. Y que empieza con la alocución “EL 68, snif, es el discurso universal”.

-L@S NIÑ@S. El 68, snif, es el discurso universal. Es decir, la única victoria del 68. Es decir, la apuesta por el lenguaje como realidad. Si usted sabe hablar, sabrá que el lenguaje es una herramienta útil para describir la realidad. Pero también, y por el mismo precio, sabrá que el lenguaje no es la realidad. Ejemplos: a) puede defender, gracias al lenguaje, que una pared es más o menos oscura. Pero si es negra, no la podrá blanquear con el lenguaje. No al menos por mucho tiempo. B) Está en un bar con una morena –si usted es una señorita heterosexual, ponga un moreno en la imagen-. Si quiere ir a más, puede y debe utilizar el lenguaje. Pero no puede sustituir el lenguaje por el pack ir a más. No puede decir: “morena, acabo de hacerte 3 veces guarreridas españolas”. No serviría de nada. Salvo que se lo diga a sus amigotes. Vaya, aún no he empelzado a hablarle de l@s Niñ@s.

-L@S NIÑ@S. SEGUNDO INTENTO. El otro día una señora -por otra parte, encantadora- me explicó que está haciendo una historia para niños. El cuento está protagonizado por a) un niño, por b) una niña –hasta aquí, a) y b) son un acuota paritaria del 68 ad-hoc-, y por c) un@ niñ@. Le pregunté por el signficado de niñ@. Y me dijo que no era ni un niño ni una niña. Supongo que era la opción homosexual. Para, glups, menores de 5 años. Es decir, la voluntad de explicar a un niño la libertad sexual. Cuando, snif, no existe la libertad y el sexo ni está ni se le espera. La opción niñ@ puede ser un hecho progresista. Pero tambiñen puede ser un barroquismo innecesario. En el mundo hay niños y niñas, y hombres y mujeres. La gramática, hasta el 68, sólo contemplaba en las lenguas latinas el plural masculino. La realidad, desde el 68 exige el uso engorroso de los dos sexos en el plural. Algo/a/o/i engorroso/a/i/e/u que viola la gramática para satisfacer la realidad. El punto barroco al que aludía consiste en hacer uso, además, de un tercer sexo. Ese tercer sexo, posiblemente, sea el de los ángeles. Esos bichos sin sexo que, por cierto, poblaban todas las historias infantiles antes del 68. El caso de l@s niñ@s supone partir de una idea inicialmente porgresista para acabar, snif, en el campo semántico de la contrareforma integrista. Supone, además, una labor inútil. No conozco ningún niñ@. Pero si llegara a existir, estaría dado por el XXXX en su cole, en su calle y en su club de natación. A pesar, incluso, de que 5.678 intelectuales y actores firmaran un manifiesto a favor del pueblo saharaui y de l@s niñ@s del mundo mundial. El concepto niñ@s es, pues reaccionario. Apuesta por primar el lenguaje por encima de la realidad. Un itinerario parecido al que hace que un lenguaje progrsista cree un sexo similar al de los angeles de Murillo, es el que hace que un camarero sea poli, o que un radar contrinbuya al bienestar. Una trampa del lenguaje que, a partir de una génesis políticamente correcta y similar, te lleve a situaciones de Berlín años 30. Socorro.

Sometan a sospecha el lenguaj@. Y el 6@ -68, abuela/o/@-. No tengo pruebas -fiénse de mi-, pero creo que un mundo con camareros-policías, radares fotografiándote el culo y niñ@s, impide ver la realidad. Ver la realidad implica sorprenderse antes que buscar palabras que impidan sorprenderse ante los hechos. Observar sin perder la capacidad de soprenderse siempre es algo abierto a lo que en algunos ámbitos post-68 puede ser lo políticamente incorrecto. Por otra parte, describir la realidad a través del lenguaje, tal y como nos llegó de los clásicos, tiene un valor subersivo que, snif, no te lo acabas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, Martínez, no me fastidie. Construir una casa de cemento en vez de paja para que no se la lleve el viento no me parece la quiantaesencia del espíritu reaccionario. Si venimos de donde venimos - 1933, las mujeres votan por primera vez en España. Cuando le cogieron el gustillo nos dieron por allí a tod@s - lo lógico es que los lobbys feministas apreten ahora que pueden. Y, al final, pseudoestabilicen.

Y, ya que estamos, otro ejemplo de vulneración de la realidad a partir del lenguaje, con un condimento algo provocativo, para incordiar. ¿Cómo le llamamos a eso que está debajo de Cataluña? ¿Comunidad Valenciana, como dice su estatuto aprobado mayoritariamente? ¿País Valenciano, como dicen unos pocos de ahí dentro y muchos de fuera? Y, ya: ¿España existe? ¿Entonces porque algunos se niegan a nombrarla, negando así su existencia? ¿No existe? ¿Entonces, si España no es nación, Galicia sí lo es? ¿Y Andalucía también? ¿Es aceptable que alguien nunca llame a Euskadi por su nombre y utilice permanentemente Comunidad Autónoma Vasca, caso aplicable también a Cataluña? ¿Por qué les cuesta tanto a ustedes ubicar este discurso anacionalista?

Anónimo dijo...

Gracias por la invitación, gustosamente brindaré por tu salud, aunque lo mío realmente no tiene mérito – cuando desperté, las jarchas ya estaban allí. En vez de enviarte el ticket, te invito otra ronda y así estamos en paz.

En cuanto a los ejemplos, a) estoy de acuerdo contigo que una pared no se podrá blanquear con el lenguaje por mucho tiempo, pero sí se puede blanquear con cal - acompañando la transformación con lenguaje o no, según se prefiera -que es lo que yo creo se intentó en el 68. Esta transformación activa quizás dure un poco más, pero también acaba desvirtuándose (oscureciéndose con el tiempo). Más rápidamente, por cierto, si la habitación se llena de humo; cualquier camarero-poli te lo podrá confirmar. Y b) está empíricamente más que probado que no siempre es necesario el lenguaje para pasar de la barra de un bar a las guarreridas españolas, y aquí la liberación sexual que trajo el 68 también tiene bastante que ver. Admito que la cosa quizás sea más fácil si es usted una señorita heterosexual dispuesta a substituir el lenguaje por la lengua.

Paso de comentar las aberraciones del lenguaje políticamente correcto, que en esto estoy de acuerdo contigo. Además, tengo que ir acabando, que quedan muchas jarchas por escribir y mucho lenguaje por someter a sospecha.

A tu salud, Martínez!