domingo, febrero 20, 2005

UE COMO CEMENTERIO DE ELEFANTES

La UE es como un cementerio de elefantes. Cuando en un Estado de la UE alguien se elefantiza –un elefante es un ser enorme, que vive chorrocientos años y que necesita comer chorrocientos kilos de lechuga al día-, se le envía la UE. Cuando un político no tiene, epistemológicamente, donde caerse muerto, se le envía a Europa, donde cae vivo. Salvo los partidos alemanes –el elefante Kolh dispone, gracias a una fundación chachi-piruli de su partido, de despacho oficial, secre y honor, es decir, la posibilidad de dar conferencias e inaugurar algún pantano periódicamente-, parece ser que ningún Estado europeo dispone de cementerios de elefantes locales. En lo que fue una buena meditación, Aznar le hizo una buena ITV a la fundación FAES, y el Ministerio de Cultura le dió suficiente pasta a la Georgetown, de manera que ambos dos cacharros hubieran sido un buen cementerio de elefantes para Aznar. No obstante, en todo el mundo no hay, hoy en día, ningún cementerio de elefantes lo suficientemente grande para el cadáver de elefante en el que se ha convertido Aznar. Bueno. Europa. UE. Cementerio de elefantes. Un elefante del cementerio, Giscard d'Estaigne, va y cobrar vida y redacta un texto, que hoy se vota en uno de los Estados de la UE.
Como es tradición en nuestro país, el 90% del electorado desconoce el texto. Posiblemente, el 190% desconoce quién es D’Estaigne, quién fue Bokassa, qué comía Bokassa, y qué regalos se gastaba Bokassa, pues el cementerio de elefantes tiene eso. Da una nueva identidad al elefante cuando va y se muere en su país.

No hay comentarios: