lunes, febrero 21, 2005

UNA REGIÓN DEL NO

Conversación con Arcadi Oliveres (Barcelona, 1945), profe del Departamento de Economía Aplicada de la UAB y presidente de Justicia i Pau, una asociación cristiana, en la lógica del Concilio Vaticano II –“no queda mucho de él; algunos curas de la época y algunas honrosas excepciones sacerdotales jóvenes”; “el mapa diocesano local no es muy apetitoso, pero si el de los cristianos de base”-, fundada en 1968 y que dibuja como “una silla con cuatro patas: los derechos humanos, el desarrollo económico, la paz y el desarme, y la exclusión y la marginalidad. Presionamos a las autoridades en esos cuatro campos”. Ejemplo práctico: “La Comissió de Indústria del Parlament, con los votos a favor de PSC, CiU y PP, la abstención de ERC y la negativa de IC, aprobó en 2004 la instalación en Catalunya de la empresa EADS, que fabrica helicópteros de combate. La UPC ha iniciado la licenciatura en ingeniería aeronáutica, que nutrirá de ingenieros a la factoría, y Clos ha permitido que la primera empresa en instalarse en el Distrito 22@ sea INDRA, que fabrica simuladores de vuelo para el combate. Intentaremos presionar contra todo ello”.

Los primeros contactos de Oliveras con Justicia i Pau fueron, por cierto, en 1974, cuando lo de Puig Antich. Al año siguiente participó en la campaña contra la pena de muerte, aplicada a los 5 ejecutados en septiembre del 75. “La noche del 26 al 27, la pasamos en vela para conseguir que el Papa telefoneara a Franco. Lo conseguimos. No sirvió de nada. Al día siguiente, los abogados Magda Oranich y Marc Palmes nos trajeron un puñado de balas, que no habían impactado contra el cuerpo de Txiki. Aquello me llegó muy hondo. Cada año, en esa noche, tengo unas pesadillas terribles”. Estos días Arcadi Oliveres ha sido una de las cabezas visibles de la opción del NO en el referéndum para la Consti Europea. Hablamos del referéndum en el que ha ganado el SI, y el yo-no-sé-nada-yo-soy-el-músico “Es posible que el NO gane en Dinamarca, Polonia, Malta, República Checa y UK”. ¿Qué pasaría entonces? “La Constitución dice que si algún país vota no, el Consejo de Ministros actuará en consecuencia. Supongo que eso implicaría tres posibles actuaciones: 1) dejar ese país en la cuneta y crear la Europa de dos velocidades, 2) solucionar la cosa a la danesa –seis meses de propaganda televisiva y otro referéndum-, y 3) lo que sería para mi deseable: revisar el proyecto. Hablamos del hecho de que casi el 90% del electorado haya confesado que desconocía el texto de la Consti. “La gente votó tres cosas: si ama Europa, su simpatía hacia las personas y partidos que defienden el sí y el no, y el desconocimiento, por ejemplo, al hecho de que se cuele la pena de muerte por la puerta de atrás”. “La pena de muerte, que se prohíbe en el artículo II, se introduce en el Título B, Art II, protocolo 6”.

Apostar por un texto que posiblemente se desconoce, nos lleva a hablar de la fe, lo cual está a huevo con un creyente. La fe, para los que carecemos de ella, es un concepto difícil de traducir. “¿La fe? Yo creo en el espíritu evangélico, pero no en las cuestiones de dogmas”; “la fe es relacionarnos con el resto de la humanidad con solidaridad”. La Consti, no obstante, ¿puede ser un objeto cercano a la fe, que no necesitan la razón, sino sólo la creencia? “La gente no sé si vota por fe, pero sí por sentimientos”. La fe, en tanto que algo no canalizado por la razón, ¿no es un sentimiento? “Nunca me lo había planteado. La política, en todo caso, son sentimientos y pertenencia.

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