miércoles, abril 04, 2007

EN MIS OPINIONES VIVE UN PÁJARO AZUL

Tengo la teoría de que el bachillerato aquí es una XXXX pinchada en un palo, mientras que no es así en Sudamérica. La prueba del algodón al respecto son las canciones malas. En las canciones malas sudamericanas, supongo que compuestas y cantadas por pollos que acceden a la vida y al hit-parade con el bachillerato como única herramienta, siempre aparece la palabra “azul”. La palabra “azul”, a su vez, es una caricatura de Rubén Darío. Lo que me indica que el bachillerato provee a sus usuarios de la caricatura del conocimiento. Lo que no es poco. Los cantantes sudamericanos, en ese sentido, y como atestiguan sus canciones -en ocasiones, pura caricatura, como en todas partes-, vienen equipados de serie, en lo que es una originalidad, con los atributos del bachillerato. No se puede decir lo mismo en todas partes. Lo que indica que hay partes del mundo en las que el bachillerato no funciona. Y otras que sí. Y que cuando una sociedad dispone de un buen bachillerato se nota hasta en su basura.

Bueno, lo que les he expuesto es una opinión. Posiblemente gratuita. O, al menos, no les ha costado un duro. Sólo han necesitado pillarse un ordenador y una red eléctrica y telefónica de varios miles de kilómetros. Cosas que tiene todo el mundo. Es decir, menos del 20% del mundo. Bueno. ¿Qué le confiere a las opiniones gratuitas el prestigio? Supongo que la autoridad. ¿Qué le confiere autoridad a una opinión, la opinión número 456.678.909 millones de hoy, vertida en la red? Ni idea. Y, por otra parte y más importante –o, al menos, es en este caso la pregunta del millón-. ¿Es cierto que el bachillerato es mejor en Sudamérica?. O, al menos, los cantantes cutres sudamericanos, ¿dicen “azul” tantas veces por segundo por Rubén? ¿Se está construyendo un mundo de opiniones caricaturizado, azul, como el vídeo que les he endiñado?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios...
Tengo unas amigas a las que les hacía tanta gracia ese video que siempre lo ponían como broma al final de cualquier reunión en la que hubiera una tele y un video a mano. Y la verdad que, como broma, la cosa tenía su gracia, pero muchos años después casi había conseguido eliminar la melodía de mi cabeza y, hala, desintoxicación al garete, ya la he pillado otra vez.

Anónimo dijo...

¿Y cómo explicamos "Azul" del grupo Elefantes, basura made in Spain escrita por un tal Shawarma?

"Y el cielo fue azul, tu mirada azul, sentimiento azul desde ti, mi silencio azul, tu inocencia azul, nuestro abrazo azul".

Anónimo dijo...

Efectivamente, el bachillerato español (como el de muchos estados europeos) es un completo desstre. Y la universidad ni te cuento. El liberalismo ha impuesto un igualitarismo cultural 'a la baja' para que todo el mundo esté contento con su parcelita de cultura, y no ha sabido hacer comprender a la mayoría de la población que no todos hemos de ser especialistas en física nuclear o en la novela inglesa del siglo XVIII. Así las cosas, actualmente se les da a la mayoría de los alumnos un barniz de pseudo-cultura absolutamente inútil, mientras unos pocos elegidos sí que siguen recibiendo una auténtica educación, que no es gratuita precisamente. Eso sí: el estado se pone todas las medallas del mundo: le proporciana una cultura media gratuita a millones de adolescentes. La cosa es compleja, porque va contra la opinión de la mayoría, que vive muy feliz en su mundo de mezquindades, en el que la cultura (o, si se prefiere, la educación en general) no es relevante: le basta con leer lo que traen los suplementos de los diarios o con comprarse el último premio Planeta. Imaginad que el nene le dice a sus papás que este fin de semana no se pueden ir al chalet de la sierra porque tiene que estudiar para el examen de dentro de tres semanas o tiene que hacer un trabajo. Los padres incendian el instituto o denuncian a los profesores por acoso. Fijémonos, por ejemplo, en que los institutos alemanes de los estados liberales del norte, donde todo el mundo aprueba por el morro (como aquí) tienen todos los problemas del mundo, mientras que los institutos alemanes de los estados conservadores (Baviera, por ejemplo), sumamente exigentes, siguen produciendo los mejores estudiantes. A lo mejor hay que empezar a exigir (a los alumnos, a los padres, a los profesores... y al estado, claro) para que los resultados mejoren.