martes, junio 07, 2005

EL TUNNING SENTIMENTAL

RESUMEN DE LO PUBLICADO. La CT aplaza la realidad. Su prima de zumosol, la CB -una lectura de la cultura que parte de la CT y de sus herramientas y que tiende a ser una cultura propia, atosuficiente, con productos originales-, no aplaza la realidad, la tunea. La victimización, el tuneo de las víctimas del terrorismo es, en estos momentos, su piedra angular. Y lo es desde hace varios años. El grueso de la última legislatura PP se empleó en tunizar a las víctimas, en un discurso efectista y efectivo, que tuvo pocas respuestas. La dependencia de la cosmovisión PP y el tuneo de las víctimas fue y es tan íntima que, de hecho, el PP dejó el poder sólo al no poder tunizar las víctimas de un atentado. Bueno. Meditaciones sobre la victimización. Ese proceso. Angular.

-La victimización es un fenómeno planetario. Explica un mundo en el que todoquisque se siente agredido y en el que todo el mundo es minoría. Un mundo que confía en la sentimentalidad para verbalizarse, y que sentimentaliza las agresiones para suplir discursos. La invasión de Irak es, si uno se fija, la respuesta victimista de un país agredido. La invasión de Irak es, si uno se fija, la primera guerra sentimental desde la Edad Media.

-La victimización es un fenómeno transversal que exime de responsabilidades. El otro día, en mi ciudad, me tomé con una pancarta colgada en la fachada de un local okupado en la que se leía: “vuestra actitud nos llena de odio. Ateneos a las consecuencias”. Esta pancarta, también, snif, podría estar en un local del PP. O encabezando la mani del sabadete. Explica a) el bajo nivel que, por lo general, tienen nuestros movimientos alternativos y b) el altísimo nivel sentimental que está modulando el PP. Por otra parte, la actitud que explica la pancarta explica dos fenómenos diferentes. En la cosa okupa puede explicar cierto quinceañismo –ciertas conductas adolescentes: del tipo si-no-me-compras-la-moto-estoy-exento-de-ser-buen-chico-. Aplicado a la cosa PP explica cierto treintañerismo –de los años 30; me-acosáis-no-me-dejáis-ir-a-misa-y-encima-matáis-a-Calvo-Sotelo, ergo estoy-exento-de-ser-un-buen-chico-. La victimización en el PP le exime, pues, de sus actos. Fruto del acoso desesperado de, se supone, el trade-mark víctima. En los próximos meses, me temo, iremos viendo actos del PP eximidos por un tubo.

-La victimización favorece los discursos implícitos. El PP es el único partido de derechas español. Es decir, asume en sus siglas todo el kamasutra de posiciones de las derechas, desde la derecha moderada hasta la derecha gore. Lamentablemente no puede –al menos hoy- explicitar esas mixed emotions. Tunear a las víctimas, darles función política, integrar a todas las víctimas de ETA en un solo pack, en una sola carpeta Windows iniciada en los 60’s, envolverlos en una sola bandera –que une la realidad actual con la de los 60’s-, y en una sola causa –existente ya, por lo visto, en los 60’s-, supone establecer y defender valores políticos anteriores a 1978. Los únicos que defiende la CT. Pero no la CB.

-El victimismo es un programa político que nada tiene que ver con el terrorismo. El victimismo, de hecho, no modula ningún discurso efectivo contra ETA –una ONG, por otra parte, muy poco dada a los discursos-, sino contra partidos políticos democráticos. EL discurso victimista es un homenaje a PSOE, ERC, PNV y quién oxigene a ETA. Por ejemplo, la selva del Amazanas.

-El victimismo es una forma de primar las actitudes frente a las ideas. El victimismo, en ese sentido, suple ese engorro español consistente en tener que presentarse a unas elecciones con un programa.

-El víctimismo es la dinámica del enemigo. EL victimismo consiste en hacer de la lucha antiterrorista la primacía en la política interna y externa –como, glups, en los USA-, en detrimento de otras políticas. O, mejor, en detrimento de la transparencia de las otras políticas. El victimismo también supone el clásico europeo de tener un enemigo interno, frente al que es imposible el diálogo y la convivencia, y al que es necesario acotar una solución final.

-El víctimismo, esa cosa tan CB, es una dinámica CT. El victimismo consiste, a lo bruto, en otorgar a la víctima del terrorismo el liderazgo político de la lucha antiterrorista. La autoridad intelectual frente al terrorismo no es el sistema democrático, sus tres poderes, los partidetes o nosotros, los usuarios de todo ello. Es el receptor del terrorismo que, debidamente tuneado, participa de un proyecto político. Supone que no haya intermediarios entre los usuarios de una problemática con la problemática. En abstracto queda progre. Es como si los maestros decidieran la política educativa. Pero también es como si los enfermos sustituyeran a los cirujanos. O como si los escritores substituyeran a los críticos literarios. Una cosa que, de hecho, ha pasado en la CT. De lo que se deduce que el victimismo, la CB, no están tan a tomar por XXXX de la CT.

La pregunta del millón es la que aquí sigue. ¿Por qué el victimismo tunning, esa cosa que se aguanta por los pelos, posee tan buena melena? Igual es porque participa de lleno, y más de lo que uno puede creer n un primer vistazo, en la cultura CT. Humm. Mañana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y otra cosa que igual está implícita en lo que usted dice, Martínez, pero que no ha dicho: el victimismo sobredimensiona ETA y la situa en el centro de la política, cuando debería estar en la periferia.

Anónimo dijo...

Pregunta para el respetable: ¿creen ustedes que cuando ETA acabe el PP dejará de usar a las víctimas?
Respuesta para el respetable:
Ni lo sueñen. Los partidos nacionalistas catalanes son el más claro ejemplo de que el victimismo tiene más inercia que Fraga y que es más fácil de construir que un castillo Lego. Echo en falta, señor Martínez, una (ni que sea mínima) referencia al victimismo del nacionalismo catalán, ese catedrático del victimismo/substitutivo de programa electoral por antonomasia: "Que Madrit ens deixi de robar els nostres diners!"