martes, mayo 03, 2005

LOS CAÍDOS Y LOS ¡PRESENTES!

Hola. Martínez al aparato. Humm. Hoy les hablaré de la Presencia. Un buen concepto depurado, a tiempo real y frente a mis morros, por Màrius Serra. Para hablarles del concepto Màrius Serra, previamente les tengo que hablar del concepto literatura catalana. Ahí va. La literatura catalana entra, de cuatro patas, dentro del concepto Cultura de la Transi. Sus límites, sus costumbres, sus hábitos, la formación de su canon –la literatura de la transi no tiene canon; tiene staff; ya les contaré un día-, la idea de autoría y sus perspectivas, son iguales a la española. Tan sólo tiene algunas diferencias. No sé. Al hacerse eco de cierto enfrentamiento con el Estado, en ocasiones no es una cultura tan estatalista, tan al servicio del Estado. Sin llegar nunca a crear una cultura aparte a la de la Transi. Al emitirse desde una lengua sin Estado, en ocasiones ofrece productos en los que su eje es la lengua –una lengua pequeña, a la que no le das tute king-size, se muere-. Una tercera rareza es que no hay acceso Brunete. Y una cuarta es que, tradicionalmente siempre cuenta con 1, 2, 3, autores raros, sin paralelo en castellano. Y, en ocasiones, en otra lengua, que van a su rollo y crean una literatura en verdad rara y atractiva, no relacionable con nada, salvo con los personajes 1, 2, 3. No sé. Gimferrer, ¿Jesús Montcada?. Hum. Más parecidos. Los tirajes de una novela en castellano (40 millones de hablantes por aquí abajo) o en catalán (7 millones) son parecidos. A su vez, ambos dos son parecidos a los de Dinamarca (5 millones). Lo único que cambia son las puntas. Un best seller catalán lo es a partir de 10.000 volúmenes mercadeados. Uno en castellano es la pera limonera con 100.000. En ocasiones, un best seller en catalán ha llegado, empero, a los 100.000 –no sé, Monzó, verbigracia-. Bueno. En esta su página amiga en ocasiones utilizaré la literatura catalana como Roland Barthes utilizaba James Bond. Por qué está a huevo y es un objeto pequeño y delimitado con el que puedes explicar uno aparentemente más grande, que es la literatura española. No sé un pijo de lo que pasa en Gallego o en Euskera. Avísenme si saben algo. Bueno. Màrius Serra.

-MS. El domingo me fui al Barça con Màrius Serra (Barcelona 1963). MS es el señor que hace el crucigrama, por lo catalán, en La Vanguardia, donde también gasta un artículo semanal en el que va y dice cosas, algo que no acostumbran a emitir los esritores cuando va y escriben artículos. Es enigmista -“no pongas enigmista, que la gente cree que me van los OVNIs”-, ludolingüista –varios juegos reunidos Serra que tratan el Barça: Iniesta está viene, si se fijan del Min(INIESTA)di; cuando el escándalo en Italia, descubrió que las letras “Guardiola”, son las mismas que las de “ui, la droga”-. En definitiva, un escritor personal, con un mundo propio y sin paralelo en castellano. Su Verbalia (Empúries, BCN, 2000), un libro sobre enigmística, ludolingüística y cosas divertidas con palabras, fue un fenómeno en castellano y catalán. Sigue vivo y coleando en www.verbalia.com, un portal con más de 5.000 abonados que reúne yonkis ludópatalingüista consumidores del italiano, el catalán y el castellano. Recientemente ha publicado De com s’escriu una novel.la (Empúries, BCN, 2005). Que va y es una novela. Para promocionarla salió al centro del Camp Nou, junto con otros 11 escritores, en el ulterior Barça-Getafe. Él era uno de ellos. ELLOS, descripción: 11 caballeros y señoritas, entre los que había de todo que, como recordarán, salieron al Camp Nou antes de un partido a vender la moto de su libro. La diferencia de calidad y de ambición entre los 11 pollos invita a pensar que, esta mañana a primera hora, un autor tiene más números para salir a hacer el mono en un estadio que no para no hacerlo. Que salir a un estadio es una metáfora. Una metáfora de lo que es el oficio de escritor en la Cultura de la Transi. Aprovechando que Marius tiene una carrera sólida y una risa fácil, y la mili mediática que le supuso su paso como presentador y director literario del programa de libros Alexandria (TV3), hablamos del tema ese de salir al centro de campo. Por cierto, “en el centro del estadio sientes una gran excitación. Me hubiera gustado dar una vuelta corriendo a todo el círculo central”

-LA PRESENCIA. “Me llamaron para hacerme la propuesta. No pregunté quienes serían los otros 10 escritores. Dije que sí por dos razones. Una, la más fuerte: pisar la hierba. Soy culé. El Barça es un ámbito en el que te puedes permitir el fanatismo. Eso es muy profiláctico Dos: me parece positivo que los autores tengan una presencia social. Como los cocineros.” “No hubiera hecho eso en otro estadio. Supongo que a 8 de los autores se la sudaba ese u otro estadio”. OK, pero el autor es últimamente un pollo ultrapresente. Como un cocinero. “A la mayoría de autores les ha hecho daño el cambio de tratamiento que viene de la industria audiovisual. En algunos casos se han pervertido, les ha despertado la necesidad de la bestia, del ego. La escritura ha pasado a ser algo menos prioritario en un autor”. “Y eso no es de hoy. En los años 30’s ya se fijaron en revistas imágenes de los autores. Empezaron a ser esclavos de su imagen. En los 70’s tenían que ser, además, referentes morales. En los 80’s te encuentras una institucionalización de la cultura. En los 90’s, el autor ya es un nuevo personaje, aún más esclavo de la imagen. Es un autor, periodista, o no se sabe qué, que tiene que tener presencia en los medios”. “Esa presencia es su supervivencia”. MC también tiene una lectura positiva de la Presencia, ese concepto cachas que está dibujando. “La presencia son espacios desde donde emitir tus mensajes”. Ok, pero el 90% de los autores ¿presenciales? no tienen ningún mensaje qué emitir, salvo su presencia. “¿Seguro que es el 90%?”

-LA AUSENCIA. “Hay mucha gente que no tienen nada que decir y tiene presencia. Y gente con cosas que decir que no participan de la presencia. Es posible que nos los estemos perdiendo” ¿Qué ilustra la Presencia como valor supremo en nuestra cultura? “Que no tenemos crítica. Y por falta de espacio. No se ha encontrado ese espacio en democracia. Mi diagnóstico es que las empresas tienen ahogada a la crítica. Y eso es una anomalía”. El Estado modula buena parte de la cultura por aquí abajo, ¿no tiene también algo que ver? “No de manera consciente. No emite mensajes, pero sí feromonas, que distraen la atención”, si bien apunta que “las universidades, los ayuntamientos, que son Estado, son cada vez más empresas. Generan gente que trabaja cada día más como gerentes. Como en una empresa”.

-MEDITEMOS, HERMANOS. La conversación con Màrius Serra finalizó con güiskazos a gogó y con icerta complicidad. Es difícil que un autor hispano evalúe en voz alta el medio en el que nos movemos. En su caso lo hizo avalado por su obra y por su trayectoria. Otra persona que no gastara de eso, símplemente me hubiera llamado amargado. O resentido. Con lo que, snif, me gasto en lencería. Y hubiera planteado las reglas del juego como luminosas. Y a mí como a un pollo oscuro que no ha podido iniciar partida. Ahora que lo pienso, en los cenorrios con autores, desde hace muy poco tiempo, he empezado a ver esas dos actitudes -la de Serra, y la de los Pedorros, luminosos-. No se traducen en nada. Pero ilustran que la Cultura de la Transi ya empieza a verse en 3-D. Y que a unos no les gusta, mientras que otros confían a ella su obra y sus actitudes vitales. Bueno. Quédense con el concepto que Màrius Serra ha dibujado. La Presencia, es decir, la presencia mediática, el existir como rostro y como actitud ligada a un rostro -¿actitud gestual?-, y no a partir de una obra evaluable por una crítica que no existe, ¿es el trazo característico de la obra de un autor de la Cultura de la Transi, independientemente de su calidad? Para un autor que vive de su rostro, ¿es necesaria la obra?. ¿Qué compran los lectores de libros escritos desde la modulación más radical del concepto Presencia –es decir, los libros más vendidos, más presentes-? ¿Rostros? ¿Existe ya una, dos o tres generaciones de autores que saben que el secreto local de la escritura es la Presencia? Y, aquí, una observación internacional. En los USA, una prestigiosa editora ha sido despedida, zas, por comprar en plan millonetis un segundo libro –de una calidad infame-, escrito por un autor presencial. La crítica despellejó el primer libro –caso no español-, y el lector hizo caso a la crítica –caso no español-, con lo cual un autor Presencial se fue al garete –caso no español-. Y un editor –caso ya marciano-. La Cultura de la Transi, a la luz de sus autores Presenciales, quizás es donde se diferencia más de las culturas coleguis.

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