miércoles, junio 01, 2005

EL ESTUPOR FRANCÉS Y EL ESPAÑOL. O UNA CULTURA DIFERENTE A LA CT

Esta semana me están saliendo artículos de viejo verde –de ideas cortas, efectivas, si bien, tal vez, recurrentes-, sobre lo del referéndum francés. Bueno. Idea corta, pero efectiva, si bien tal vez etc.: el estupor francés sobre el tema no tiene nada que ve con el estupor local. Estupor francés: hay la tira de estupores franceses, tantos como categorías de NO empleadas en el referéndum. El que a mi me tira es el de mi primo Jean. Hablo con mi primo francés. Socialista. Está como una moto. La razón: se ha votado que no a algo que, opina, se debía haber votado sí, si bien se tenía que haber votado no a sus organizadores. Estupor español: se ha votado no a algo sobre lo que no había ninguna otra opción. Lo cual dibuja una cosmovisión española, consistente en no poder imaginar las opciones no avaladas por el poder, cosmovisión que caracteriza y, tal vez, caricaturiza el referenduming, deporte nada de riesgo y que agrupa todas las modalidades de referéndum nativas, desde los tiempos del Fraga Experience hasta esta mañana a primera hora.
El estupor francés dibuja una realidad más amplia que el estupor español. El estupor español se sorprende de que algo haya fallado en una cadena de mando. El estupor francés tiende a analizar la realidad como algo más complejo que una cadena de mando. Sorprende, en ese sentido, el editorial del lunes de Libération. Sorprende porque jamás había citado la prensa española tanto un editorial de Libération. Y sorprende porque se utiliza –lo he visto citado en dos ocasiones fabricando esa imagen- para explicar el NO francés como una patología, como la consecuencia degenerada de un modo de practicar la política y la política informativa por parte del gobierno francés en el referéndum. Perlas: “esta obra ha sido llevada a cabo por una clase política basada en la mentira”, que moduló “una epidemia de populismo”.
Posiblemente, tales argumentos, condensados en el par de frases cortas –pero efectivas, de viejo verde- que cito, también podría explicar el resultado del SÍ en España. Pero en España los SÍ no son una patología, por lo que a nadie se le ha ocurrido analizarlos. Es una de las reglas de la CT.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas:

1) Suscribo lo que se dijo aquí hace unos días sobre la Verdad y la "nueva derecha" española.

2) El estupor español se vio también cuando no aparecieron las manidas armas de destrucción masiva. Mientras las opiniones públicas civilizadas se pellizcaban perplejas ante la falsedad de las acusaciones -una vez sobornado hasta el gato para ver si había algo presentable a la opinión pública como arma de destrucción masiva-, aquí todos estábamos preguntando cómo era posible que, en defensa de la Verdad, la Coalición Humanitaria no hubiera puesto ella misma las armas que tenía que encontrar.

3) Me sumo a la recomendación de Juan Aranzadi. Además, recomiendo "El Escudo de Arquíloco" (2 tomos 2, el muy cabrón), un repaso a lo que es la democracia hoy. El segundo tomo, centrado en Israel y los USA, es inenarrable. Lo mejor de él -y que conste que lo digo con el único objeto de que lo compren- es como cuenta, a modo de ilustración de la batalla de la Democracia y la Libertad contra el racismo nazi, la reacción -pública- de un congresista del Estado de Virginia en 1934 al enterarse de los galácticos resultados que estaban obteniendo los chicos de Hitler con la eugenesia: "Los alemanes nos están ganando en nuestro propio terreno".

Olé sus huevos, Martínez.

Popota

Anónimo dijo...

Anonimous dijo: “Su blog se ha convertido para mí en una pregunta a la que rondar con argumentos que me voy encontrando y que deciden intentar responderla”.

Una que hace los deberes dice: Pues para mí también. Y lo que te rondaré, argumento.

Martínez dijo: “….categorías del no….”

Una que hace los deberes dice: Pues salgo rauda a ver con cuantas categorías del “no” me topo en mi barrio barcelonés. A ver. Aquí hay una buena categoría, aunque no es del no, sino del si. O sea que la voy a aprovechar, porqué, ja es tard i vol ploure. Además, como todos los buenos categorizadores saben, detrás de una categoría del si suele agazaparse una categoría del no, ¿ a que si? Mi categoria del si se llama Pepe. Pepe nació en Zaragoza y llegó hace unos meses a Barcelona para trabajar como representante de prótesis dentales en una pequeña empresa familiar. Pepe dejó en Zaragoza una vida hecha, es decir, una novia de toda la vida, un chalet en una urbanización para cuando se casara con la novia de toda la vida y unos padres que no acaban de entender porqué a su hijo le había dado por dejar a la novia plantada delante del altar i aceptar una oferta de trabajo en Barcelona. Pepe encontró en Barcelona una vida por hacer, es decir, una novia dura lex ( lo que dure dura), un apartamento en un barrio donde nadie le conoce y una profesora de catalán que insiste en que se afloje el nudo de la corbata y se coloque la palma de la mano en la garganta. Pepe acaba de descubrir la ese sonora. Pepe es feliz.

Sin embargo, una cierta categoría del no sostiene que Pepe debería convencer a sus clientes y compañeros de que su lengua es más potente y que dejaran ya de hablar en patouais, a la vez que mandaba a freir espárragos a la profesora de catalán y a sus estúpidos ejercicios de fonética.