martes, marzo 20, 2007

LA FRAGILIDAD

Porque, no te engañes, Martínez, este país jamás ha estado mejor que ahora. Jamás ha estado tan cerca de sí mismo, jamás ha estado tan abandonado a sí mismo. Toda esta crispación, estos viajes en círculo, esa espiral nacionalista, en lo que nada recibe el nombre que le pertoca, y en la que todo acaba llamándose España, a lo bruto y con esa manera de pronunciar la ñ tan rara que tienen esos bestias, todo eso, en fin, es una pequeña edad de oro, un punto álgido de una cultura que ya no existe y que berrea para parecerlo.

Todo esta pelea, todo este griterío diario es una ilusión de existencia en una cultura en la que ha desaparecido la posibilidad de ser débil, de no pertenecer a nadie ni a nada, de ser un individuo con problemas. Ya no existen los individuos con problemas. Lo único que puede tener problemas es la patria, o como se llame esta mañana a primera hora. Ya no existen hombres débiles consceintes de su debilidad. Existen los hombres fuertes, que apoyan proyectos fuertes, repletos de energía. No existe la derrota. Todo lo que existe está emparentado con una posible victoria total sobre un enemigo.

La derrota ya no vertebra nada. El éxito, todo. No siempre fue así. Siempre escuché que Django Reinhardt era un pollo raro porque tenía un dedo derrotado. Tocaba la guitarra con todas los dedos salvo uno, agarrotado, inútil, doblado, perdido en mitad de la mano. Hace poco descubrí que eso no era así. Eran dos los dedos inservibles de Django Reinhardt. Lo que indica que hasta hace poco un hombre podía formularse a pesar de su fragilidad, a pesar de no ser como todo el mundo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

O sea: que los que se manifiestan cada finde son personas que no quieren reconocer que tienen problemas. Acabáramos, hombre.

Anónimo dijo...

Hombre, según interpreto yo, son personas con 10 dedos. Se manifestaban y berreaban contra los que no los tienen. De todos modos, no he leído en el artículo nada de manifestaciones

Anónimo dijo...

Son manifestaciones de gente sin problemas, pero con grandes soluciones. Qué miedo.