Memoria local. A) el Presi de Gobi olvida lo que vale un café. Y b) algunos diputados del PP, ayer en el Congreso, le recibieron, en plan cachondeo, al grito colectivo de café, café, café, etc. A) y B) pueden ser sendos casos que muestran el singular gracejo español. Si bien pueden ayudar a dibujar el concepto de memoria por aquí abajo.
Caso a): ZP se olvida de lo que vale un café. Es decir, no lo sabe. Es decir, se ha enterado por la prensa, principal acceso al conocimiento de nuestros Presis de Gobi. Unos Presis de Gobi que, en ocasiones, para enterarse mejor de lo que sale en la prensa, han llamado a los diarios para cambiar el titular. No recordar cuanto vale un café, es gracioso. Es menos graciosos si uno piensa que el principal trabajo de un Presi de Gobi mundial tal vez consista en no saber cual es el precio del café. O de un kilo de patatas. O un piso. Es menos gracioso aún si se recuerda que uno de los recursos más tradicionales de un Presi de Gobi español para explicarse es no recordarse. Felipe, recuerden, no se acordaba de la primera vez que oyó hablar de los GAL. Aznar llegó a decir que no recordaba haber asegurado que había armas de destrucción masiva donde no las había. ZP, recuerden, dijo no recordar haber dicho que aceptaría “integramente”, sic, el proyecto de Estatut que llegara del Parlament de etc. En otros ámbitos culturales, es posible que los Presis puedan jugar a olvidar. Pero es muy poco probable que nadie recuerde sus olvidos, que la cultura de una sociedad esté especializada en no recordar.
El caso b) –recuerden: chorrocientos diputados coreando café-café-café-, explica también una sociedad sin memoria. Una sociedad cuya izquierda y derecha saben que nadie les recordará mañana a primera hora. Y, de hecho, al parecer nadie ha recordado que café-café-café –es decir, ¡C.A.F.E! ¡C.A.F.E! ¡C.A.F.E!; es decir, ¡Camarada, Afíliate a Falange Española!- era el grito con el que los primeros falangistas pedían el café, golpeando con los puños y, glups, las pipas, según las descripciones del momento, al final de sus cenorrios. Posíblemente, de ahí venía la frase dar-café, que eran la alocución con la que se conocía a la acción de, tras haber cenado, irse a los domicilios particulares de los señores que estaban perdiendo la guerra a darles matarile. “Café, denle mucho café, es lo que dijo el jefe del negociado Lorca para dar carpetazo al expediente Lorca.
Se puede decir ¡café! en el Congreso por la misma manera que un Presi puede no acordarse, en un momento dado, del precio del café –que, ni idea, igual fija él-, o de cualquier otra sentencia o política que haya pronunciado o emitido. El pacto de silencio famoso no sólo se restringe a unos años en las décadas de los 70’s y 80’s. Es una escuela de pensamiento de la memoria. La particularidad de la memoria hispana es que puede durar una semana. Muchas políticas españolas sólo pueden producirse en esas condiciones.
La izquierda y la derecha local, no tienen poéticas de la memoria diferenciadas. La comparten. Se diferencian en matices de brutalidad y urbanidad. Izquierda y derecha post-Transi son, respecto a la memoria, dos hermanitos en fricción, condenados a convivir en un pequeño y estrecho espacio de memoria, y en un amplio espacio de olvido. Sus accesos a la memoria -y al olvido-, no difieren mucho.
Por otra parte, señor Rotter, su consideración del legado Birkin no solo es anticonstitucional, sino mezquina. Opiniones como la suya son la sque sólo persiguen erosionar la unidad de los demócratas ante ETA, etc. Ayer le facilité la prueba de que Vanessa Paradis recibió la alternativa de la Birkin. Puedo asegurarle que, si analizáramos a ambas dos cantantas, encontraríamos el mismo titadine y el mismo ácido bórico en su ropa interior. Pero voy a ir más lejos en el árbol genealógico de la Birkin. Su mamá no es otra que Francoise Hardy. Pruebas: compare a la Hardy con otras chicas de su ramo y momento. Verá que es la más frágil. Una fragilidad pre-Birkin. Compare su careto y su actitud dramática –que igual eso último es lo que se hereda en la chanson-. Y vea, finalmente, el momento en el que la Hardy le da la alternativa a la Birkin. Convendrá conmigo en que ambas dos son tan iguales que parecen gemelas, de manera que uno las mira y no puede evitar pensar alguna guarrada. Y sí, le doy la razón. Reconozco que, años después, la genealogía de la Birkin es un lío, que se puede proyectar hasta el infinito de la nada. Es el sign of the time. Las interpretaciones de la nada son absolutamente arbitrarias.
jueves, marzo 29, 2007
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4 comentarios:
Francoise Hardy! Una de mis narices favoritas.
Me temo que la ropa interior de Vanessa Paradise o Jane Birkin me queda fuera de cobertura.
En España, por otra parte, han aparecido en los últimos años cantantas-actrices sin voz al estilo francés: La Watling, Najra Nwirmri -ortografía aproximada- y hasta Victoria Abril. Una prueba más de que aquí incluso las sagas se tienen que importar.
Off topic: Llego aquí por primera vez y prometo leer todo esto con calma. Sólo quería decirte que por motivos largos de explicar llegó a mis manos "Franquismo pop" hace sólo unos meses. Tu introducción me pareció un texto de tal lucidez que mientras lo leía iba meneando al mismo tiempo la cabeza de arriba a abajo en señal de afirmación y entusiasmo. Enhorabuena.
Gracias. Hoy, además, era mi cumple.
Felicidades guapo
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