viernes, abril 22, 2005

EL CONCEPTO DÍA-DE-LA-BESTIA

-EL CONCEPTO DÍA-DE-LA-BESTIA. Mañana es el Día de la Bestia. En ese día y durante la feria del libro de Madrid es cuando se concentra la venta del grueso de libros consumidos al año por aquí abajo. Nota mental. Desde 1977 la venta de libros se ha disparado. No sucede así con los índices de lectura, que son similares, toma ya, a los de los años 50’s. Lo cual me anima a proponerles el siguiente pensamiento filosófico. Pensamiento filosófico: la Cultura de la Transi supone la normalización industrial de la cultura española. Que no la normalización a secas. Y aquí, Normalización = capacidad de formulación + capacidad de pertinencia + capacidad de exportación de formulaciones. Fin de la nota mental. Bueno. El Día de la Béstia dibuja las razones por las cuales un escritor escribe y, por el mismo precio debe, como les decía el otro día, salir al centro de un campo de fútbol, con un par, a hacer el mono. Explica qué es y que no es un escritor / intelectual español, explica lo que la Cultura de la Transi espera de sus profesionales. Hummm. Hoy les ofrezco un dibujo de la Cultura de la Transi a partir de su industrialización. ¿Qué es una cultura que es industrial y que, posiblemente, sólo puede ser industrial y no es nada más que industrial? El dibujo que les acabo de prometer lo hará Juan Díaz, un crack. No se vayan, que ahora mismo se lo presento. Aparten a los niños.

-LES PRESENTO AQUÍ UN AMIGOTE. Juan Díaz es el director editorial de Dbolsillo, editorial que me recuerda a Libro Amigo de cuando era pipiolo –yo me pelé en Libro Amigo todo lo que se tiene que leer un mocoso con hambre de gol; aquellos libros eran la pera; buenos, bonitos y baratos; hoy en día ya no queda nada parecido; igual los CD piratas- y que, por cierto, vende libros por un tubo –representa el 60% de la cuota de mercado según el informe Nielsen, empresa que, a falta de otra, estudia la venta de yogures, libros y otros productos afines-. “Somos la literatura que se consume aquí”. ¿Cuál es la literatura que se consume aquí? Me lo dice. El libro más vendido es de un autor nativo. Una señora que curra en un insti, cuyo nombre no me suena y que va y escribe novelas de romanos que se venden como polos. Iniciamos una conversación sobre el caso de la cosa. El palabro que aparece más en la conversación es el palabro virtualidad.

-EL FÚTBOL VIRTUAL COMO METÁFORA DE UN MUNDO VIRTUAL. La virtualidad es una cosa que está a huevo verla en el Madrid –“tiene jugadores que no son jugadores, sino otra cosa. Su entrenador no es entrenador, e iba a decir que sus Copas de Europa no son Copas de Europa. Pero, lamentablemente, eso no es así”-. Que la virtualidad impregne el fútbol igual es un dato que apunta a la progresiva virtualización de la realidad. Hablamos de la realidad virtual, subsector cultura. “Se compran muchos libros, pero no se leen”. Prueba del algodón: “conozco el caso de una editorial que, por error, envió la edición catalana de un libro a Andalucía. Y vendió la tira. Eran libros en otro idioma, virtuales”. Lo cual le lleva a hacer una meditación sobre el lector español. “Yo creo, con Octavio Paz, que en España hay unos 3000. lectores reales”. La literatura que se vende, ¿es virtual? ¿es literatura? Joan, para contestar, igual va y dibuja el concepto de lo que es cultura para la Cultura de la Transi. “La literatura tiene buena prensa. De ahí nace el dogma de que leer es bueno”. Luego va y agrega: “el problema es que no se lee literatura. El 90% de lo publicado en España no lo es. La literatura se ha adecuado al sistema de comunicación audiovisual. Los escritores de best-sellers son constructores de guiones. En ese sentido, flipo cuando alguien dice que le ha gustado más el libro que la peli”. Entonces va y me formula la Cultura de la Transi de una forma breve y con juego de piernas, que me hubiera gustado, snif, formular a mí: “La cultura siempre ha sido minoritaria. Cuando el gran público accede a la cultura, es que el concepto de cultura se ha reinventado”. Toma, moreno.

-LA CULTURA REINVENTADA. Entre tanta virtualidad, ¿cómo se crea el canon en la literatura actual? “Yo diría que todos aquellos autores que han vendido menos de 3.000 ejemplares tienen muchos números para entrar en el canon”. “Evaluar esto, en todo caso, ya no está en manos de los intelectuales –no los hay-. Está en manos de los periodistas, que están suplantando al intelectual para llegar a una masa crítica”. ¿A quién llegamos los periodistas? “A los creadores de opinión, a la Campos, a Sardà”. Consecuencias de una cultura virtual. “Hoy en día un Ortega, por ejemplo, sería imposible. Ortega no opinaba a gusto de todo el mundo. Hoy la opinión está encaminada a la venta. Un escritor está en el mismo módulo que la tele o el cine. Tiene que gustar”.

Glups. Les deseo un feliz día de la Bestia. Mañana les hablo desde las entrañas de la bestia –concepto de Jose Martí, que no del jefe de marketing de Nintendo-.

-OTRA COSA, MARIPOSA.
Se ha aprobado la opción matrimonios gays. De los tres conceptos que acabo de citar, no soy usuario de dos -matrimonio y gay-, estoy, me temo, en contra de uno –matrimonio-, si bien soy firme partidario de otro –el concepto opción-. Meditación. Me sorprende la alegría generalizada entre la izquierda PC –Políticamente Correcta-, posiblemente, snif, la única izquierda posible. Y me alegra el cabreo generalizado de la derecha gore –lo siento; en esto soy culé; me gusta que el R. Madrid muerda el polvo non-stop-. Posiblemente, empero, los estados de ánimo deberían de estar invertidos. Posiblemente algunos conciudadanos hayan ganado una serie de derechos –ignoro cuales son esos derechos; hasta la fecha no me he interesado por los derechos que entran dentro del pack matrimonio, ni lo he entendido como un derecho-. En contrapartida a esa incorporación de derechos por parte de algunos miles de conciudadanos, el Estado acaba de ganar una nueva intromisión en miles de vidas privadas.

-Y OTRA COSA. Y EL MISMO ESTADO. Micropolémica cultural –las únicas polémicas posibles por aquí abajo- en Catalunya. Maragall, a cambio de que el Estado Francés apruebe el uso del catalán en la UE por los catalanes que así lo deseen, anuncia que Catalunya optará por el francés como primera lengua extranjera en los estudios obligatorios. Este anuncio no ha escandalizado a la derecha gore –ignoro por qué; un tertuliano de la COPE podría tirar millas durante 8 horas con ese punto de partida; como podría hacerlo del titular “Maragall hoy ha comido coles”-. En todo caso, el anuncio a) ni me va ni b) me viene. Si bien, c) ilustra en cierta manera dos poderíos culturales y dos gestiones culturales distintas y distantes. Francia y España. Francia –o mejor, la Republique-, inventora de dos cacharros que le han sentado muy bien, pero que por aquí abajo han hecho mucha pupa –la enseñanza estatal y homogénea, en el siglo XIX; el Ministerio de Cultura chachi, con Jack Lang; vamos, la unión del concepto cultura oficial al concepto de Estado-, tiene, no obstante, más juego de piernas que España. Francia, al menos, se interesa, es perceptible y negocia con una pequeña aldea no gala para ganar influencia cultural. Es decir, cuota en el mercado –cultural-. España, posiblemente tras una lectura cazurra del modelo cultural francés, pasa del tema. Ha abandonado el castellano en África –los saharauis, abandonados en todo, incluso en esto, se están pasando al francés; en Guinea la enseñanza ya es en francés; en la zona marroquí de colonización española el castellano subsiste gracias a las parabólicas y la cosa OT, el fútbol y las pelis guarris que captan-. En Asia, el castellano se ha ido al garete en Filipinas y en Guam. Todo ello ilustra que España ha confundido, también en el exterior, el Estado con la Cultura. Donde España ha dejado de ser Estado, pues se abandona cualquier presencia cultural. Donde España nunca ha sido Estado y, de pronto, hay pujanza del idioma –como en los USA-, España se tira a la piscina de las cruzadas idiomáticas, intentando buscar y leer identidades extrañas y místicas en los copartícipes de un idioma. Socorro. Un idioma es –Francia lo sabe- un negocio. La última vez que el castellano se planteó a sí mismo como negocio fue en los años 30, cuando los españoles que trabajaban en Hollywood se dieron cuenta de que el castellano internacional no estaba normalizado. Y que normalizarlo sobre el estándar del castellano peninsular sería un chollo. No pudo ser. Hubo una guerra y el idioma pasó de ser un negocio a ser la pera. De manera que uno, cuando escucha la versión castellana de Blanca Nieves, en ocasiones le puede doler la tripa. Disney, por cierto, es el creador del estándar del castellano internacional; decidieron hacerlo ellos, ya que nadie lo hacía. Bueno. Recogiendo. Si no hay negocio, los idiomas se van al garete. Francia y Catalunya están haciendo un buen negocio, en el caso de que al final lo hagan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gente como Miquel Izard o Carlos Martínez Show te enseñan en la universidad que el fracaso de España como metrópolis tiene mucho que ver con su incapacidad histórica para vender productos como la elaboración del gazpacho o la técnica para fabricar alpargatas. Te hartas de escribir en los exámenes que la colonización española—es decir, la castellana— jamás contó con otra estrategia que no fuera el expolio y el saqueo, y que pasó olímpicamente de invertir en nada que no produjera un beneficio inmediato.

Luego, de mayor, vas por el mundo y das la razón a tus profes. Te hartas de no ver productos de la colonización castellana y de ver productos ingleses, franceses y, si te fijas un poco, incluso catalanes. Vas, pongamos que a Madeira, y no puedes dejar de agradecer a los ingleses que dejaran ahí tres productos con los que luego Madeira podría apañarse en la vida: la elaboración del vino, los bordados y unos jardines con nombre de dama inglesa. Incluso en Menorca, donde los ingleses estuvieron sólo de paso—estaría bien concretar aquí cuanto tiempo estuvieron los ingleses en Menorca exactamente, pero es que ahora no tengo el dato a mano y esto sólo es un mensaje y no un examen—dejaron los ingleses unas persianas de lo más prácticas, para que los nativos se las apañen con el calor. Algo parecido sucede con algunos productos catalanes — me salto a los franceses, lo sé, pero es que ahora no tengo el dato, etc.— con los que te puedes también topar por ahí si escarbas un poco, como la elaboración del ron cubano o el pambtumaca en algunas cafeterías de Madrid. Y supongo que la cosa daría para mucho más, pero es que etc.

Gracias por este espacio tranquilo.

Anónimo dijo...

Quiero aportar otro de los grandes peros de esta tierra que nos acoge:Se comporta como un país de nuevos ricos, dando voces, sacando pecho y soltando exabruptos cada vez que recibe una crítica -o una muestra de indiferencia, mucho más habituales- del exterior.

Un país al que le encanta presumir de dar lecciones de transicionitis al mundo mundial pero que ha sido incapaz de mirar hacia el interior y limpiar en casa propia.

Todo eso -y más, pero para eso estas las chorrocientasmillíneas del blog- hace que cualquier acción y avance se haga sin sentido definido y a ciegas. Francia, por poner mi ejemplo favorito es todo lo contrario: Un país que viene de una tradición bien articulada y en el que cualquier paso procede de una reflexión meditada y serena (incluso taparse las vergüenzas se les da mejor que a nosotros, como en su papel en la segunda guerra mundial o en la de Argelia). O sea que bien por Maragall y llevarnos a la francofonía. Ou la la!