miércoles, mayo 18, 2005

“¿QUIÉN ME ROBÓ LA BANDERA REPUBLICANA?”

Hola. Ayer en el Congreso, según he escuchado decir a lo largo del día y en boca de varios sacerdotes informativos, se-ha-escenificado-la-ruptura-del-Pacto-Antiterroetc. Escenificar tiene algo que ver con el palabro escenario. Hoy miro la prensa y, de hecho, la prensa se adentra de lleno en el género del escenario-sutra. Lo cual es un filón. Pero este blog desprecia las Teorías del Escenario, y va y no habla de escenarios. Los escenarios, aplicados al caso o a otro caso de la cosa, explican dos lógicas sobre un asunto. Este blog intenta hablar sobre el asunto. El asunto es una cultura, que va y se llama CT / Cultura de la Transición, y que marca los límites de la política, de las perspectivas y de los productos culturales por aquí abajo. Los escenarios van cambiando. El asunto, snif, se queda. Y ya va para veintipico años. Este blog, en ese sentido, pretende hablar de las cicatrices del cerebro que impiden que veamos lo que hay en el escenario, aparte de los Escenarios esos. Una cultura es, ahora que lo pienso, cicatrices en un cerebro colectivo. Los cerebros colectivos son la leche. El cerebro colectivo de un esquimal siempre ve nieve, incluso cuando no nieva. El de un camionero siempre ve… Bueno, no nos pongamos chabacanos.

-CICATRICES. A) LA CICATRIZ BRUNETE. El señor Rajoy y el señor Zaplana vertebraron en el parlamento su acceso a la CT. La Cultura Brunete, cuyo eje radica en convertir la democracia española, la democracia vista a través de una lectura de la CT, en religión. La religión consiste en adorar la democracia a través de su texto sacro, la Consti, y en realizar una lectura de la Consti integrista, en la que la democracia es todo aquello surgido en el proceso de Transición. Lo no surgido, lo aplazado, lo no contemplado, lo que fue imposible e innegociable, cae de cuatro patas en lo no democrático. Lo no democrático es ETA. Cuando usted se plantea opciones democráticas no contempladas en la vulgata CT, es que es etarra. Si usted, pongamos, constituye un Tripartito y plantea opciones no contempladas en la vulgata CT, su gobierno es etarra. Con un par. La Religión Democrática (RD), curiosamente, tiende a defender valores de la extrema derecha española. Como la Unidad Nacional, ese llenapistas. El principal argumento de la RD a favor de la Unidad Nacional, a favor de contemplar cualquier posible cambio como atentado a la Unidad Nacional, es ETA. La RD necesita a ETA como el agua. De hecho, la RD abandonó el poder porque no tenía discurso que uniera la Unidad Nacional con otro fenómeno terrorista que no fuera ETA. Como, de hecho, no tiene discurso ante un discurso intelectual no RD, es decir, todo lo contrario de ETA.

-CICATRICES. B) LA CICATRIZ CT. Estoy por decir -¿qué dicen ustedes, por cierto?- que una parte notoria del resto del hemiciclo practicó el paso previo a la RD. La democracia como ideología. Es decir, la democracia como valor absoluto, incuestionable y traído por la izquierda a esta plaza gracias a sus renuncias en la Transi. Es decir, que no hay datos para saber si las izquierdas –y, fundamentalmente, el PSOE-, perciben la RD como tal, como continuación lógica de la democracia según la CT, de la democracia como ideología. Y no hay datos para saber, incluso, si las izquierdas –y, fundamentalmente, el PSOE-, perciben que la democracia que han emitido hasta ahora es CT, y que proponer cambios constitucionales es abandonar la CT, abandonar la teoría del éxito democrático y moral de la Transi. Datos: el PSOE, hasta la fecha, ha sido creador y usuario modélico de la CT. Por otra parte, el PSOE de la oposición no se caracterizó por ser un partido socialdemócrata típico de la oposición. Partido socialdemócrata típico de la etc: es cuando se ponen intelectualmente más chachis. Como el SPD. Y aquí, batallita: durante la era Koln, aquí el menda estuvo viviendo en un piso ocupado en Berlín. Ocupado, por cierto, por el SPD. Por aquí abajo, y es una imagen poética, si algunos afiliados del PSOE hubieran apostado por el derecho creativo a la vivienda, hubieran creado una cooperativa de viviendas y, posteriormente, la hubieran desfalcado. Otros datos que apunta al bajo nivel intelectual de nuestro gran partido de izquierda: en la oposición no vertebró nada. Consumió Cultura Brunete con la misma tranquilidad con la que anteriormente consumía CT. No dibujó ante la sociedad la CB porque, tal vez, no la veía. Y le dio discurso e intentó convivir con ella mediante la pinza del PSE y del PP en Euskadi, y con la firma del Pacto Antiterrorista. Para ver la CB, para ver su paso previo, la CT, es preciso apostar por la problemática. Es decir, percibir la Transi como si no fuera un dogma. Ver lados oscuros en la Transi. Ver el fracaso de la izquierda en la Transi. Ver la democracia española como una democracia a la que le falta un tute. No participar –poco, nada o mucho- en la CT. Esta mañana a primera hora, aún a pesar de algunos trazos estilísticos de ZP, no se puede afirmar eso. Si bien, y he aquí la novedad, en el Parlamento existen partidos democráticos, de izquierda y, alguno, de derecha, que no participan de la CT. Algunos son partidos cercanos –o necesarios- al poder. Esos partidos son nacionalistas o tienen una visión plurinacional del Estado. Es decir, hacen énfasis en el único debate que, desde la DR y la CT, se permite. EL nacionalismo.

-¿EXISTEN MÁS CICATRICES? Los nacionalismos democráticos de izquierda –existen; no son iguales a los nacionalismos de derecha; no se hagan la picha un lío, se lo dice un no nacionalista-, quizás, en ese sentido, son los únicos partidos –y los únicos votantes-, que han mantenido fricciones con la CT desde su momento fundacional. El primer motivo de fricción fue un input de la Cultura Republicana –pongo ese nombre por poner alguno, por poner nombre a la cultura de izquierdas existente antes de la CT, por poner nombre a una cultura que apostaba por lo problemático-: la forma del Estado. Con el paso del tiempo han ido ganando campo semántico no CT. En la actualidad, en las zonas donde existen partidos nacionalistas periféricos –los ejemplos más a huevo son el CHA y, sobre todo, ERC-, agrupan amplias porciones de lo que no es la CT. Los símbolos de esos partidos, si se fijan, no son CT y suelen remitirse a la cultura republicana clásica. En las últimas elecciones, en ese sentido me sorprendió que en los mítines de ERC –un fenómeno; siempre llenos; cada vez más llenos-, se fue implantando a lo largo de la campaña el uso espontáneo de la tricolor. Vamos, que los usuarios de un partido independentista, acudían a actos de demostración de su partido con banderas del país del que se quieren independizar. Lo cual puede aventurar la hipótesis de que ciertos nacionalismos no quieren tanto independizarse de un Estado, sino de la CT, de la forma que ese Estado adquirió tras la Transi. Los nacionalismos, ahora que lo pienso, solucionan un conflicto de adaptación a la CT. Aportan banderas que impiden, por ejemplo, que uno tenga que sufrir una bandera no prevista y no contemplada como futurible durante el franquismo: la bandera, snif, franquista. Una bandera independentista catalana es, según esa hipótesis, algo parecido e intercambiable con una bandera republicana. Tanto monta-monta tanto en territorios sensibles de pirarse de España /la CT. En las zonas monolingües, una bandera republicana también es lo mismo que una bandera independista en las zonas sensibles de darse el piro: es un quejido ante la Transi. Con los votos en la mano de esos partidos, sobre todo el Catalunya, uno podría pensar que existe un grupo emisores y receptores de cultura no-CT, de cultura problemática, de ¿cultura republicana? Pero la gran paradoja del asunto es que si bien esos partidos y esos votantes son indicios de un malestar serio y canalizado ante la CT, no existen, ni en los territorios de fuerte implantación de esos partidos y votantes ni, ya puestos, en Lima –y aquí se puede citar la literatura como ejemplo-, productos que no sean CT.

Hum. Qué lío, ¿no? Mañana intentaré liarlo aún más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hombre, ya funciona