viernes, abril 01, 2005

LA CORRUPCIÓN COMO PAISAJE

Cenorrio con un señor votante de la derecha civilizada –esa cosa que sólo existe en los mercados vasco y catalán; corríjanme-. El señor, divertido y con juego de piernas, es empresario. Hablamos de su trabajo. Fabrica un producto que, me dice, es el mejor de su categoría en el mercado. Se debería vender como polos. Pero para venderlo debe pagar comisiones a sus clientes. Me explica que nunca jamás le han negado una comisión cuando la ha ofrecido a un jefe de compras. Me explica que, las más de las veces, hasta que no sale el tema de la comisión, no cierra una venta. Lo normal, lo estipulado por el mercado de la oferta y la demanda de la comisión, es el 10%. Toma moreno. “Por eso me sorprende que se hable del pago del 3% de comisiones en el ámbito de la construcción. Con los márgenes que deja ese negocio, las comisiones deben de ser del 20% o del 30%”. “Encuentro más raro que se hable de comisiones del 3% que no de comisiones a secas, ¿Por qué ese interés en especificar un 3%?”.

Otro cenorrio. Y, tal vez, el mismo tema. Quedo con un amigote poeta y hablamos de chorrocientas cosas. Una de ellas es Lucía Etxebarría. Sinopsis. Es una escritora mala –algo legítimo-, y uno de los estandartes de la Cultura de la Transi –algo también legítimo-. Nos dedicamos a reconstruirla –algo exótico, pero también legítimo-. Proceso de reconstrucción, grandes hits: luego de hacerse novelista fue y se hizo poeta. La revista Interviú publicó que su libro de poemas era un plagio descomunal de Antonio Colinas. La señorita argumentó que la cosa no era plagio, que era intertextualidad, homenaje, o algo así. Uno hace intertextualidad, homenaje, o algo así con billetes de dólar, y el FBI lo mete en Sing-Sing por falsificación. En todo caso, la intertextualidad, homenaje o algo así, en otra cultura, le hubiera costado a la escritora el exilio al mundo de las tinieblas. Aquí le supuso el Planeta y, hace cuatro días, un premio de poesía. Hace poco inauguró un ciclo de poesía en mi ciudad. Inciso que no viene al tema, pero que ya vendrá otro día. Quizás todo este currículo ilustra que el escritor español puede ser lo que quiera o lo que pueda, salvo no mediático. Un escritor corrupto en otra cultura está abocado a la marginalidad. Aquí, se deduce, la marginalidad consiste en no ser mediático. Definición de mediático: un escritor, en un país donde no se lee, es aquel que reconocen como escritor los no lectores. Para ser mediático no hace falta escribir libros. Los copias y a tomar por XXXX. Fin del inciso.

Hola. Esto debería ser el párrafo en el que recojo todo el lío y lo dispongo en una secuencia lógica. Deséenme suerte. Ahí va. No sabemos nada del tema comisiones. La clase política habló en su día de un 3%. Ahora está callada al 100%. Ellos fueron la fuente y ellos son el grifo cerrado. Nuestra cultura no tiene recursos, por lo visto, para humedecer el asunto. El tema del plagio de la poeta que hacía homenajes a gogó tampoco lo sacó a la luz nuestra cultura, sino un mecanismo que ilustra de qué va nuestra cultura. La denuncia y las pruebas llegaron por Internet a Interviú –igual, las mandó la mamá del poeta homenajeado-. Es decir, no hubo ningún control crítico a ese libro –que igual, hasta ese momento se vendía como polos; y que igual, luego, pues más-. Posteriormente al caso de la cosa, no ha habido ningún acuse de recibo de todo ese escándalo en la trayectoria de la escritora. Ha ganado varios premios. Uno de ellos, la Primitiva de la literatura española, otorgado por un jurado -jurado = controladores-, compuesto por algunos de mis profesores universitarios más admirados. Personas de una trayectoria intelectual bestia y honesta que, una vez al año, cuando salen de sus bibliotecas y acceden a la Capilla Sextina de la Cultura de la Transi, deciden mirar para otro lado. Nuestra cultura, snif, es incapaz de ejercer control sobre nada de lo que observa. Por eso, decorosamente, opta por no observar nada.

Vaya. Me he leído todo esto y sueno a pollo moralista. De lo que deduzco que, en efecto, lo soy. Por lo que igual sería conveniente definir lo que considero moralidad y la moralidad que les voy a verter en este blog a lo largo de 12 meses. La moralidad es aquello que, sea lo que sea, sólo se produce de cintura para arriba.

1 comentario:

Gachas dijo...

Nunca dejará de sorprenderme la cantidad de opinión que puedes segregar sobre todos los temas que asolan a Ejpaña. ¡Eres imparable! (como los poetas esos no-sé-si-amigos-tuyos).