jueves, enero 18, 2007

EL CENTRO DE TODO

Estoy mirando la tele. En la tele todo el mundo opina sobre ETA. Observo que hace poco había dos escuelas de pensamiento disponibles en el mercado. Los que opinaban al respecto con la vena del cuello inflada y los que no. Parece ser que, recientemente, las escuelas se han unificado. Bueno. Meditaciones. A) Por lo que veo, todo el mundo sabe un huevo de ETA. B) ETA es el centro de todo. C) No saber sobre ETA equivale a no estar en el centro de todo.

Hola. Me presento. No tengo ni idea de ETA. Por pereza y porque me niego. Me parece curioso que el centro de todo por aquí abajo sea una pequeña organización -¿100? ¿200? pollos; NPI-, apoyada con mayor, menor o nula intensidad por cientoypicomil votantes. O exvotantes. La organización, por otra parte, mata poco. Aquí conviene meditar lo que es poco. Poco es a) demasiado, si bien es poco para desestabilizar un Estado. Un Estado cachas, quiero decir. Y este es tan cachas que, por ejemplo, puede ilegalizar un partido sin ningún tipo de debate sobre libertades. En la RAF, by the way, se ilegalizó en su día un partido absolutamente nazi y, aún así, eso generó cierto debate constitucionalista del tipo ¿es lícito comerse a los caníbales?. El Estado, aparentemente, puede permitirse las últimas estadísticas de atentados sin hacer de todo ello el centro de todo. UK no lo hizo en su día. Francia, con un prefecto asesinado por la cosa corsa, tampoco. Se tendría que empezar a pensar por qué algo tan pequeño es el centro de la política de un Estado. Por qué lo es desde hace tanto tiempo. Y por qué lo es más para unos partidos que para otros.

¿Por qué es el centro de todo? Supongo que porque cumple no una función, sino ya cientos de funciones.

Ahí va una. Vuelvo al inicio de estas líneas, a los periodistas que lo saben todo sobre ETA y sobre como acabar con ella y bla-bla-bla. Un día conocí a un prestigioso etólogo. Lo sabía todo de ETA. Para hacérmelo saber, me explicó lo que había comido ETA un mediodía, durante las penúltimas conversaciones con un Gobi. Es decir, no sabía nada. Pero gracias a esa nada, aquel pollo estaba en el centro de todo. Si ETA no existiese, o fuera lo que es –no es el centro de todo; no es objetivamente casi nada-, toda una generación de periodistas se vería obligada a visualizar que no dice nada. Varias generaciones de políticos se verían obligados a visualizar que tienen pocas ideas sobre su trabajo. Aparte de las que se ocultan detrás del centro-de-todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto plenamente su afirmación acerca de los contertulianos de todas las televisiones, radios, periódicos, revistas, páginas web y casi bandos municipales: si estaba tan claro que ETA no tenía "la más mínima voluntad" de dejar las armas, ¿por qué no nos avisaron? ¿Dónde ha ido a parar la teoría según la cual los integrantes de la banda habrían madurado por contraste instantáneo, después del 11-S, 11-M y demás?

Y, sobre todo, ¿por qué, cuando el proceso se reanude todos van a saber que, "lógicamente", iba a hacerlo?