viernes, enero 05, 2007

LOS REYES NO SON TU PADRE

Estoy en la cola de los Reyes Magos. Es la tercera cola que hago. Estoy media hora en cada una. Luego, mi bebé se raya. Dice “no-vull-anar”. Y nos vamos. Le dan miedo los reyes, etc. Bueno. Tercera cola del día. La última. Somos, incluso, los últimos. En eso, el Rey Mago se baja de la peana y se nos manifiesta. “Son ustedes los últimos”, dice. “Digan a los que vengan que está cerrado”. “Majestad”, le digo, “me van a tomar por el pito del sereno”. “Bueno, pues entonces me llama”. “¿Y qué le digo? ¿Socorro, Majestad? No lo he dicho nunca. Ni siquiera cuando lo del 23-F”. El Rey Mago hace un amago de reírse. Pero se impone el protocolo. “Dígales que está chapado. Y ya está”.

El Rey, vamos, me dice que haga con sus súbditos lo que el Estado le pide a los camareros. Que controlen la aplicación de la ley antitabaco. Que haga el trabajo sucio que antes hacían funcionarios sucios. Me pide, vamos, que haga de poli. Lo pide un Rey cachondo y un Estado chachi. Lo que despista. De manera que me esfuerzo y lo intento. Llega una familia blanca feliz. Y otra familia de colores feliz. Pero no les digo nada. En eso, viene el Rey Mago. Se queda con la copla. “Le he dicho que usted diga etc.”, me dice. “No, si ya”. Le digo. El Rey, un partidario de la Realpolitik, no me monta un pollo. Se lo monta a los que han llegado. “Pueden quedarse, pero que no me entre nadie más a la cola”. Se va. Vienen más personas a la cola. Las dos familias felices, hacen de poli y les expulsan.

Meditación: dos de cada tres células pueden hacer de policía con facilidad. Asombrosa. Concepto facilidad-asombrosa: uno de los policías improvisados expulsa de la cola a uno que se hace el sueco al grito de usted-no-es-un-ciudadano-cívico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

1. ¿A las 5.19 p.m. han pasado los Reyes por su barrio? ¿Vero?

2. En todo caso, es usted masa. Yo de su hijo lo denunciaba. Eso no se hace a un crío.

Anónimo dijo...

si, eso díceselo al sindicato de reyes magos.
En todo caso, la solución es ir a la cola de los reyes de verdad.
O no haber nacido.