miércoles, octubre 05, 2005

INTERMEZZO. TABÚES

-INTERMEZZING. Hola. Me llamo Martínez y escribo en cursiva. No así Pep Campabadal que va y escribe en georgian. Y no así Echevarría, que ayer se escaqueó de su artículo –nota: la idea original es realizar 15 artículos cada uno, es decir, prolongar la polémica Echevarría un mes-, con lo que Echevarría ya debe invitarme a más cenas que el Teresa from Calcuta Endowment. Bueno. Pep prosigue con su idea de interpretar el Estatut como no-CT, es decir, en tanto que usuario de una lógica en la se colaría también el palabro no-nacionalismo, entendiendo no-nacionalismo como lo contrario al dibujo del no-nacionalismo emitido por uno de los dos sectores nacionalistas radicales que operan en Euskadi, o que se centraban en Euskadi antes de centrarse en el Estatut. No sé, ustedes, pero yo estoy disfrutando de su lógica. Mucho más en tanto, desde hace más de 150 horas, no veo más que una lógica en los medios –fundamentalmente, los audiovisuales-, que han abierto la veda al tema. Nota de color al respecto: desde hace 24 horas he empezado a apuntar las mentiras absolutas -en su sentido más filológico; es decir, negando la evidencia de un texto escrito- emitidas por los pollos que vociferan a cámara con la vena del cuello inflada. Mentiras más llamativas y no contestadas por ningún otro tipo de lógica o pollo presentes en el mismo plató: a) el Estatut dispone que el Tribunal Constitucional no será una instancia válida en Catalunya, b) el catalán será de uso obligatorio para todos los ciudadanos de Catalunya, c) Catalunya será un mercado cerrado –en un mundo en el que ni siquiera Korea del Norte es un mercado cerrado, por otra parte-, d) el término nación equivale al término Estado –lo que, por otra parte, obligaría a la nación Sioux a ser Estado, y al Vaticano a dejar de serlo-. He consultado la audiencia de los programas televisivos en los que he oído estas genialidades -no son opiniones, son abiertamente falsedades demostrables-, y la menor gira en torno a los 3.000.000 de espectadores. Socorro. Bueno. Espero que disfruten con las posibilidades de la lógica no-CT. Como, en otro orden de cosas, espero, Echevarría, que te pongas las pilas y que, independientemente de ello, te den por el XXXX con una caña rota, que diría el profesor Rico. Les dejo con Pep y con su hit “Tabúes”.

-TABÚES.

Un tabú tiene como condición necesaria la existencia de dos elementos: la presencia de un problema importante, y la dificultad de darle una solución. En España es tabú la monarquía. Es tabú, asimismo, la extrema derecha. Y, sobre todo, es tabú el nacionalismo español. Por contra, los nacionalismos periféricos son uno de los principales temas del debate político. Y, significativamente, tienen menos problemas para describir objetos gores como la eta. Las culturas nacionalistas de las que hablaba Echevarría son victimistas, son reduccionistas y tienden a identificar falazmente todo lo español con episodios felizmente pasados, pero permiten la formulación de más preguntas y, sobre todo, tienen más reflejos cuando el Gobierno abre dos vías de investigación. Lo que no es poco, ya que una cosa es que la máquina no te devuelva el cambio, y otra bien distinta que se te coma las pelas.

A esos nacionalismos se les ha querido oponer la Constitución, identificada con la democracia y, en giro poéticamente freudiano, con el así llamado no-nacionalismo. La apelación a la violencia para mantener la unidad patria o el artículo 30.1 de nuestra constitución –“Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”- son residuos de ese nacionalismo gore que tan bien se nos ha dado a los europeos. En pocas palabras: un patriota constitucional es a un nacionalista lo que un juancarlista es a un monárquico. El Estatut no impone en ningún sitio a la ciudadanía el deber de defender a Catalunya.

“La Generalitat es Estado” es el principio fundamental del Estatut. Está reivindicado expresamente en los artículos 3 y 67, y desarrollado en el 182. “La Generalitat es Estado” es un concepto que reivindicaba la parte más democrática de la derecha española hace 12 años –Fraga, Rajoy-. “La Generalitat es Estado” es un concepto que se presta al pugilismo de los tertulianos, pero significa una sola cosa: Catalunya es España. “La Generalitat es Estado” es una consecuencia del principio de subsidiariedad –ese que dice que la gestión debe acercarse a la ciudadanía-. “La Generalitat es Estado”, lejos de entender la Generalitat como un oscuro ente separatista y judeo-masónico, significa que la Generalitat forma parte del Estado.

Todas las organizaciones españolas con trayectoria democrática y anti-fascista tienen órganos directivos federales o confederales, en oposición a los órganos nacionales que caracterizan a las organizaciones sin pasado. “La Generalitat es Estado” es un principio coherente con los principios federales. Es compatible, asimismo, con el iberismo de las cartas entre Unamuno y el poeta Maragall. Es compatible, también, con la apelación a los “pueblos de España” que aparece en preámbulo constitucional.

Apartado de lenguas. Yo hablo en catalán con mi prima, y en castellano con su hermano. Mi hermano habla en castellano con mi prima, y en catalán con su hermano. Mis primos hablan entre ellos en castellano, y yo hablo en catalán con mi hermano, que es la lengua que hablamos con mi madre. Con mi padre, en castellano. Esto, que parece muy complicado, es muy sencillo. El Estatut proclama la oficialidad de los dos idiomas, y el derecho a ser atendido en todas las administraciones que pagamos –el cliente siempre tiene razón- en la lengua que uno elija. El Estatut mantiene, asimismo, la educación en catalán. La educación en catalán ha servido para dos cosas: a) consolidar una generación bilingüe, y b) consolidar una generación educada en la misma aula, a diferencia del sistema educativo vasco que tiene modelos separados –euskera, mixto y castellano-. Por último, no tiene ningún sentido detectar oscuras obsesiones tribales en el tema de la lengua cuando el Estatut es la primera ley española en la que aparece –artículo 44- la obligación de promover el conocimiento de un tercer idioma –adicionalmente a los dos idiomas españoles que ya dominamos- durante la educación obligatoria.

El Estatut consiste, en último término, en la liquidación de una situación poco encomiable, plasmada en el pacto del Majestic entre convergentes y populares. Ese modelo repartía entre las dos derechas nacionalistas dos territorios bajo la premisa del desinterés absoluto de cada una de las partes en el terruño de la otra –hecho carne en la patada para arriba que recibió Vidal-Quadras-, considerado un coto privado de la otra parte contratante. El Estatut propone poner fin a ese darse la espalda, y apuesta por la implicación de Catalunya en el resto de España de acuerdo con principios federales y contrarios al centralismo nacional de la nación de Madrid. Los alemanes tienen la capitalidad política en un sitio, la industrial en otro, la mediática en otro, la judicial en otro, y así sucesivamente. El Estatut es una manera de preguntarnos por qué el Tribunal Constitucional no puede estar en Sevilla, y esa pregunta es una manera de decir que estamos hablando de todos, y de que ha llegado el momento de jubilar el “nosotros y ellos”. O, lo que es lo mismo: el nacionalismo del Estatut son, al igual que los Reyes Magos, los padres.

Pep Campabadal

3 comentarios:

Anónimo dijo...

- Martínez, la comparación entre Cataluña, los sioux y el vaticano casi me mata. Vaya con cuidado.

- Pep, seré breve con respecto a qué me preocupa del Estatut.

a) Cataluña quiere ser Estado, pero con un régimen de financiación especial, que, obviamente le favorece. Si entiende usted algo de economía sabrá que, tal y como está montado el kiosko, la capacidad normativa con respecto a la recaudación de impuestos es igual a mucha, muchísima influencia en las cuentas del Estado.

También me preocupa que el presidente de la Generalitat se sume a la ideología Merkel y comience a distinguir entre españoles trabajadores y españoles vagos que, además, lo son dependiendo del territorio en que nacen. ¿No íbamos a acabar con el nosotros - ellos?

- La permanencia de Cataluña en el Estado me suena al modelo País Vasco, que a la hora de preparar su propuesta de modificación de Estatuto se guardó muy mucho de garantizar el enlace Bilbao - Bruselas.

- Por cierto, para ser algo no-CT la altísima burguesía catalana parece harto entusiasmada con el texto. Y eso huele mucho a chamusquina.

Anónimo dijo...

Hola, empiezo por el final.

1) No creo que sea un criterio fiable la postura de la alta burguesía. Si atendiéramos a la alta burguesía española podríamos girar la conclusión, algo especialmente tentador si cambiamos la burguesía por la Iglesia o la cúpula militar.

2) Financiación. El TC alemán falló hace algunos años que el déficit fiscal de los länders no podía superar el 4% del PIB -y ello en casos excepcionales, que significa reunificación- si se querían evitar daños serios a las posibilidades de desarrollo. La propuesta convergente proponía ese mismo 4%, y fue anulada del Estatut. El tripàrtit propuso otro límite -50% de autonomía financiera- que también fue machacado por el consultiu [Nota: la autonomía financiera de las instituciones vascas y navarras es del 87%]. La propuesta de financiación es asumible y de carácter federalista -no confederalista.

3) La propuesta, se sigue de 2), no tiene nada que ver con el sistema vasco, que sigue una lógica foral. Estilo Merkel.

Un cordial saludo,

Pep

Anónimo dijo...

Rápidamente, no tengo tiempo:

- ¿Y no desconfía usted de esas élites españolas?

- Si confunde usted déficit fiscal con autonomía financiera (o porcentaje de impuestos recaudados gestionados por el ente autónomo), no creo que deba entrarme al trapo en estos aspectos.

- Sé de sobras que el País Vasco y Navarra utilizan un privilegiado sistema de concierto económico debido a su foralidad. Un sistema, por cierto, al que aspira el modelo de financiación catalán en un plazo de 15 años.